Lo último en efectos especiales: la resurrección digital

Por Carlos Iribarren Pérez, abogado de Auren de Propiedad Intelectual & Nuevas Tecnologías.

La última entrega de la saga ‘Star Wars: Rogue One’ no pasará a la historia sólo por ser una de las películas más taquilleras de 2016, sino porque la productora Lucasfilm ha hecho historia una vez más al utilizar lo último en efectos especiales para que Peter Cushing “encarne” una vez más al personaje del Grand Moff Tarkin, al que dio vida en 1977 en la primera entrega ‘Star Wars: Episodio IV-Una nueva esperanza’.

Teniendo en cuenta que Peter Cushing falleció en el año 1994, esto ha sido posible gracias a la tecnología CGI (Computer Generated Imagery) de la empresa Industrial Light & Magic, quienes utilizando, por un lado, imágenes de Cushing grabadas hace cuarenta años y, por otro lado, la figura y los movimientos de otro actor, han conseguido que el Grand Moff Tarkin vuelva a aparecer en la gran pantalla.

Aunque para algunos pueda suponer una hazaña más de la productora creadora de batallas espaciales y de la famosa espada de luz en los años 70 (marcando así un antes y un después en lo que a efectos especiales se refiere), para otros no ha hecho otra cosa que abrir el debate, desde el punto de vista jurídico, sobre las implicaciones legales que el uso de la imagen de las personas fallecidas podría tener a partir de ahora al poder “resucitarlas” en el cine.

Con respecto a esto, es necesario dejar claro que los derechos de la personalidad (como son el derecho al honor, a la intimidad y a la propia imagen) pertenecen a la esfera jurídica de las personas y técnicamente se extinguirían con el fallecimiento. Sin embargo, eso no quiere decir que la persona quede sin protección tras su muerte en este ámbito; pues al igual que pasa con la energía, estos derechos no desaparecen sino que se transforman.

- Publicidad -

De esta forma, la jurisprudencia y la Ley Orgánica 1/1982, de 5 de mayo, de protección civil del derecho al honor, a la intimidad personal y familiar y a la propia imagen otorgan tutela a la memoria de la persona fallecida. Esta protección se extendería al recuerdo y a la memoria de los familiares y allegados de una persona cuando esta muere; es decir, se otorga la legitimidad para el ejercicio de las acciones de protección civil del honor, la intimidad o la imagen de una persona fallecida a quien ésta haya designado en su testamento; a su cónyuge, sus descendientes, ascendientes y hermanos, o, a falta de todos ellos, el ejercicio de las acciones de protección corresponderá al Ministerio Fiscal. Por consiguiente, para poder utilizar la imagen de una persona ya fallecida deberá obtenerse la autorización previa de quien tenga esa capacidad, especialmente para fines comerciales y publicitarios como en el caso de la resurrección digital.

«¿Veremos algún día cómo Grace Kelly o Audrey Hepburn ganan un Oscar póstumo? ¿Habrá que regular y poner límites al uso de este tipo de tecnología?»

No obstante, las implicaciones o dudas han surgido también desde el punto de vista de la Propiedad Intelectual y sobre la naturaleza jurídica de la interpretación creada a partir de la resurrección digital. Principalmente porque la interpretación que un artista hace de una obra (como puede ser un guion) incluiría elementos y rasgos de su personalidad, pues un artista plasma parte de sus cualidades y características personales en esa interpretación o actuación. Precisamente ésa es la razón por la que la Ley de Propiedad Intelectual concede protección a los derechos de los artistas intérpretes o ejecutantes, equiparándolos en algunos aspectos a los derechos que tienen reconocidos los propios autores, como pueden los derechos morales sobre sus actuaciones al entender que efectúan una actividad creativa y personal.

Carlos Iribarren Pérez, abogado de Auren.

Por lo tanto, habría que plantearse hasta qué punto la utilización de escenas e imágenes en las que estén fijadas las interpretaciones de un actor ya fallecido, modificadas digitalmente para crear una nueva interpretación y utilizando los movimientos de un tercer actor, implicarían que estamos ante una actuación realizada por dicho actor, en sentido estricto. No debe olvidarse que las nuevas escenas no serían otra cosa que una mezcla entre partes de una interpretación original y otras nuevas que habrían sido creadas artificialmente por medio de la tecnología CGI, teniendo quizás esa actividad otra pero no la consideración de personal, más allá de que la imagen utilizada efectivamente es la de una persona.

Aunque ha habido otros casos parecidos, como el de Paul Walker en ‘Fast & Furious’ 7 o Marlon Brando en ‘Superman Returns’, donde se utilizaron dobles y se modificaron escenas ya grabadas por los actores para su inclusión en las películas, pero la utilización de la tecnología CGI en el caso de Peter Cushing supone algo innovador al crear digitalmente toda la interpretación del actor en el film. Entonces, si la tecnología CGI continúa avanzando y cualquier actor puede llegar a ser resucitado para volver al cine ¿Veremos algún día cómo Grace Kelly o Audrey Hepburn ganan un Oscar póstumo? ¿Habrá que regular y poner límites al uso de este tipo de tecnología?

Lo que sí se puede asegurar es que la tecnología avanza más deprisa que la ley, por lo que sólo podemos esperar para ver la evolución de la resurrección digital y otros avances en la tecnología CGI. Aunque ya se sabe… más vale prevenir que lamentar.

-Publicidad-

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.