Ricardo Viñas es Consultor de Sonido Sénior en Dolby Europe y ofrece soporte a productores, estudios de sonido, distribuidores, ingenieros independientes y músicos. También trabaja en la masterización de películas en Dolby Atmos para cine, proyectos Dolby Atmos HE y Dolby Atmos Music.
Con casi tres décadas de experiencia en Dolby, su función también abarca la aprobación y puesta en marcha del diseño de cine Dolby Atmos, la puesta en marcha de Dolby Cinema, el diseño de estudios y la alineación para salas de cine.

Además, ofrece soporte técnico a los principales festivales de cine clase A de Europa, como San Sebastián, Venecia y Cannes, así como en eventos y ferias internacionales del sector audiovisual, como es el caso de CineEurope, donde Ricardo “construye” cada año desde cero una sala Dolby Atmos en el auditorio del CCIB – Centro de Convenciones Internacional de Barcelona.
Viñas también ha trabajado en más de 600 mezclas de películas originales y más de dos mil mezclas de versiones extranjeras, y ha sido un impulsor clave en España, siendo pionero en la adopción de Dolby Atmos para producciones cinematográficas. Ha trabajado en numerosos proyectos Dolby Atmos HE y actualmente trabaja intensivamente en la industria musical, apoyando y facilitando la adopción de Dolby Atmos Music.
Dolby Atmos libera el potencial del sonido en el arte de narrar historias permitiendo a los directores ubicar o mover fácilmente sonidos específicos por cualquier parte de la sala, incluso desde el techo, de forma precisa, lo que realza el realismo y el impacto de cada escena. Desde que se lanzara en 2012, más de 7.500 cines en todo el mundo están equipados con sonido Dolby Atmos y más de 2.950 películas han sido o serán proyectadas en este formato. En España hay ya 200 pantallas repartidas por todo el territorio nacional equipadas con Dolby Atmos. El Consultor de Sonido Sénior en Dolby Europe ha contado a Audiovisual451 los secretos de su labor en los festivales cinematográficos.
Audiovisual451: Acabas de volver del Festival de Venecia, ¿Qué balance haces de vuestro trabajo en el festival?
Ricardo Viñas: «Nuestro trabajo ha consistido, como en el resto de festivales, en ofrecer soporte técnico, por un lado, y asesoría, por otro. En el Festival de Venecia, y concretamente en la isla del Lido, que es donde se celebra el festival, se utilizan muy pocas salas comerciales; la mayoría son salas que se transforman en cines solo durante esos días, por lo que es necesario hacer un ajuste a fondo de todas ellas. Nosotros nos encargamos de revisar los equipos para asegurarnos de que funcionan perfectamente, al tiempo que asesoramos sobre las posibilidades de mejora. Nuestra principal sugerencia es que vayan actualizando todas sus salas, en la medida de lo posible, al formato Dolby Atmos, que tiene ya 13 años, porque cada vez llegan más películas que se han mezclado en ese formato».

A451: ¿Con cuántas salas Dolby Atmos cuenta el Festival de Venecia?
R.V.: «En Venecia, la sala principal, conocida como sala grande, arquitectónicamente es una sala muy antigua, pero desde el punto de vista técnico, se ha ido actualizando y hoy cuenta con los últimos procesadores, altavoces modernos y formato de sonido 7.1. Otra sala muy parecida es la Sala Dársena, que sufrió una importante remodelación años atrás. Ahí se realizó una inversión muy grande y se hicieron muchas modificaciones para instalar Dolby Atmos».
A451: Y en un festival como el de San Sebastián, ¿Cuándo comienza exactamente vuestra labor de asesoría y asistencia técnica?
R.V.: «Depende del festival y del número de salas disponibles, pero todo esto se hace con bastante antelación, al inicio del propio festival. En el caso de San Sebastián, viajamos con varios días de antelación para ir preparando los ajustes, en colaboración con la compañía instaladora Kelonik, que instala nuestros equipos y nos van informando de las comprobaciones que van haciendo sobre el terreno. El Kursaal, que es un recinto sinfónico y no funciona como cine durante el resto del año, requiere de una instalación temporal, de un acondicionamiento acústico por el que se añaden altavoces, que luego se desmantelan. Lo mismo sucede con el Velódromo, un espacio pensado para acoger competiciones de ciclismo que se convierte por unos días en una inmensa sala de cine, lo cual supone todo un reto para nosotros, porque hablamos de un lugar enorme».
A451: Cada sala, es un mundo completamente diferente…
R.V.: «Desde luego. Cuando yo llego, la instalación ya está más o menos terminada, y lo que hacemos es el ajuste para que la sala suene lo mejor posible. Además, solemos llamar a los distribuidores, productores y directores de las películas para que estén al tanto de cuál es la situación y conozcan las limitaciones y virtudes de cada sala, con el objetivo de que no haya sorpresas. Probamos las películas antes de que se celebren las proyecciones para el público, así nos aseguramos de que todo el mundo está tranquilo porque la película va a tener el mejor sonido, dentro de las posibilidades que ofrece cada instalación, claro»
A451: ¿En San Sebastián, intervenís en alguna sala Dolby Atmos?
R.V.: «La sala más grande de los Cines Príncipe, que es uno de los cines comerciales de la ciudad donde tienen lugar proyecciones del festival, cuenta con Dolby Atmos desde hace años. Este tipo de salas comerciales siempre son más fáciles de ajustar, sobre todo las que son más modernas, porque el sistema Dolby Atmos suele tener menos variaciones cuando todo lo demás está en perfectas condiciones. Esto no implica que una sala, por muy moderna que sea, no necesite una revisión previa, porque los problemas técnicos siempre son susceptibles de surgir en una instalación Dolby Atmos, que puede contar con hasta 64 altavoces.»

A451: ¿Cuántas salas revisáis, aproximadamente, en un gran festival de clase A?
R.V.: «Varía mucho de un festival a otro. En Venecia, por ejemplo, hay menos salas, debido al propio lugar donde se celebra, pero estaríamos hablando de en torno a diez. Sin embargo, el Festival de San Sebastián utiliza bastantes más, calculo que en torno a 30 salas, aunque son más pequeñas en cuanto a aforo, ya que muchas son multicines comerciales, como los Trueba, que tienen dos salas o los Príncipe y los Cines Antiguo Berri, que cuentan con cerca de una decena cada uno. Además de todas estas salas comerciales, a las que hay que sumar el Kursaal y el Velódromo, también nos encargamos de revisar el Teatro Victoria Eugenia, el Teatro Principal, que acoge muchos pases de prensa, y la salas de Tabakalera, que tiene también un par, una grande y otra más pequeña, destinada sobre todo a pases privados.»
A451: ¿Qué sistemas de sonido son los más habituales en estas salas?
R.V.: «En este momento, el estándar mínimo sería Dolby 5.1, pero las salas se han ido actualizando, afortunadamente, y creo que la práctica totalidad de los cines que no cuentan aún con Dolby Atmos tienen, por lo menos, Dolby 7.1. En el caso de San Sebastián, por ejemplo, se han renovado los procesadores tanto del Teatro Victoria Eugenia como del Teatro Principal y la mayoría de sus salas, entre ellas Kursaal y Velódromo, funcionan con Dolby 7.1, a excepción de algunas más pequeñas que continúan con Dolby 5.1.»
A451: También trabajáis en eventos como la feria anual CineEurope, donde convertís el auditorio en una gran sala Dolby Atmos
R.V.: «Transformar el auditorio donde se celebra cada año CineEurope en una sala Dolby Atmos supone un trabajo muy importante, puesto que hablamos de una sala diseñada para un uso general que no es un cine. Requiere que instalemos la absoluta totalidad de los altavoces, y es que no puede quedar ninguno de un año para otro, como ocurre en el Kursaal. La instalación que hacemos en CineEurope es extremadamente compleja, una de las más difíciles a nivel técnico en las que he trabajado, porque, entre otras cosas, hay que colocar determinados elementos en el techo para que cuelguen de ellos los altavoces, pero, además, se necesita un elevado número de proyectores y procesadores para poder hacer cambios instantáneos ya que se proyectan muchos tráilers y otras piezas cortas, cada una con un formato de imagen y sonido distintos y hay que tener en cuenta que algunos equipos exigen un tiempo de adaptación. La única forma rápida de abordar esto es contar con recursos muy diferentes, y por supuesto, por duplicado»
A451: No cabe duda de que es un reto debido a la temporalidad…
R.V.: «Pero, al mismo tiempo, resulta un trabajo muy satisfactorio, porque a este evento asisten las grandes productoras de Hollywood para presentar los nuevos contenidos que se van a estrenar durante el año siguiente ante un público especializado, lo cual obliga a que la sala ofrezca proyecciones con una calidad superior. Hablamos de una feria profesional en la que los principales responsables del contenido cinematográfico muestran su trabajo a los exhibidores».

A451: Entiendo, además, que igual que se monta hay que desmantelarlo todo rápidamente…
R.V.: «En el caso de CineEurope, en el auditorio del CCIB – Centro de Convenciones Internacional de Barcelona, el tiempo es limitadísimo, dado que se trata de una sala que siempre está reservada, antes y después de la feria, para otro tipo de eventos que nada tienen que ver con el cine. Lo mismo sucede con el Kursaal de San Sebastián, por lo que hay que hacerlo todo muy rápido, y en coordinación con las necesidades de otros agentes implicados, como puede ser Televisión Española, que emite las galas y cada año monta un decorado diferente en San Sebastián. Hay que hacer los ensayos pertinentes con todos los equipos. En definitiva, debemos repartirnos la sala entre todos.»
A451: Entonces, ¿a qué festivales sueles desplazarte durante el año?
R.V.: «Personalmente, asisto habitualmente a los festivales de Cannes, Venecia y San Sebastián, junto con la feria CineEurope, que no es un festival, pero funciona de una manera similar. Esos son los cuatro eventos en los que suelo trabajar cada año.»
A451: ¿Y qué particularidades presenta el Festival de Cannes?
R.V.: «De nuevo, en Cannes se da una mezcla de salas que solo se utilizan durante el festival y otras que funcionan comercialmente, de cara al público de la ciudad, como los multicines Les Arcades y Olympia. Eso sí, este año, en la sala Lumière se ha instalado Dolby Atmos, lo que la convierte en una de las salas más grandes de Europa con este sistema. Los retos han sido muchos, pero estamos contentos, porque la aceptación por parte de los responsables de las películas que se proyectaron ha sido total. Otras salas cuentan con Dolby 7.1, y como Cannes cuenta además con un mercado de cine tan importante, hay también muchas salas pequeñas que no están destinadas al público general, sino que son reservadas por productoras y distribuidoras para mostrar en el mercado sus productos a posibles clientes, pero que también necesitan del mismo proceso de ajuste»
«Todas estas salas ‘ocultas’ del Marché du Film, ubicadas muchas de ellas en el edificio principal, ni siquiera tienen un nombre y durante el resto del año no funcionan como cines, por lo que tenemos que instalarlo todo en un tiempo récord: butacas, procesadores, proyectores, etc. Somos muchos los compañeros de Dolby, de diferentes países, los que nos trasladamos hasta allí, porque el trabajo es enorme»
A451: Cambiando de tema ¿Qué porcentaje de películas mezcladas en Dolby Atmos se ve en los festivales?
R.V.: «Cada vez, más películas se mezclan don Dolby Atmos, pero hay que tener en cuenta que, en un festival de cine, se proyectan películas de países y áreas geográficas muy distintas. Si hablamos del cine comercial que se produce en Hollywood, la mayoría de películas están mezcladas en Atmos, mientras que, en el caso de las producciones de países más pequeños, con industrias menos desarrolladas, la situación varía y es más complicado que envíen las copias en Dolby Atmos. Hay países muy diferentes que producen muchísimas películas en Dolby Atmos, tales como Estados Unidos, India o China. El panorama es dispar, pero sí que hay una tendencia al alza».

A451: ¿Cuál es el nivel de implantación de este sistema en España?
R.V.: «En este momento, en España, tenemos del orden de 200 salas Dolby Atmos instaladas y ese número sigue creciendo, afortunadamente, lo que significa que estamos en una muy buena posición con respecto de otros países. Además, si bien los líderes a nivel mundial continúan siendo Estados Unidos, China y la India, la implantación está yendo a más también en Europa en su conjunto, no solo en España. En nuestro país, como en muchos otros, lo que más consume el público en cines son, con diferencia, las grandes producciones procedentes de Estados Unidos, que cuentan, casi en un cien por cien de los casos, con copias en Dolby Atmos y necesitan salas acordes para su reproducción.»
A451: ¿Y en cuanto a la producción del cine español?
R.V.: «Hace unos años, los productores españoles se pensaban mucho si mezclar el sonido de su película en Dolby Atmos, porque no tenían claro si se iba a poder reproducir en dicho sistema, dado que las salas habilitadas para ello estaban siempre ocupadas por los grandes títulos de Hollywood. Por suerte, esto ya no es así porque muchos cines cuentan con más de una sala Dolby Atmos, de manera que puede convivir un blockbuster con una película española. Se está avanzando mucho, en ese sentido».
A451: ¿Qué te espera además en San Sebastián?
R.V.: «Como todos los años, va a haber mucho trabajo y es que otra parte muy importante de nuestra labor durante los festivales, una vez que se ha ajustado todo, es estar presentes en los pases de prueba, que son fundamentales, porque reúnen al director, al productor, e incluso a técnicos, tanto de imagen como de sonido, y todos ellos quieren asegurarse que su película se va a proyectar en las mejores condiciones posibles. Lo que hacemos nosotros es darles la información sobre la sala, para que sepan que las condiciones van a ser las mejores posibles».
A451: ¿Cuántos pases de prueba podéis supervisar en un festival?
R.V.: «Muchísimos, no sé decirte una cifra concreta. Es verdad que algunos, sobre todo en lo que se refiere a retrospectivas y secciones paralelas, es más limitado pero en el caso de la sección oficial y otras también relevantes, se tiene que probar prácticamente todo, tanto por parte del festival como por nuestro lado, a petición de los generadores de contenido. Hay veces que se tiene que limitar el número de asistentes a estas pruebas porque se reúnen más de quince personas para probar una película y, además, el tiempo es muy limitado».

A451: ¿En qué momento del día se realizan estas pruebas?
R.V.: «En el caso de Venecia, es habitual hacerlos antes de los pases generales, que comienzan a las ocho y media de la mañana; entonces, yo tengo que estar a las seis allí para hacer las pruebas con los productores y los directores de cada película que se va a proyectar ese día. En Cannes, sin embargo, se suelen hacer por la noche, y hay gente que se queja, pero el tiempo es el que es. Nunca se proyecta la película completa, solo los puntos importantes y aún así, se tarda, mucho más que en San Sebastián, donde también trabajamos durante la noche. Hay que tener en cuenta que, en un festival, se proyectan entre 100 y 200 películas, entre sección oficial, secciones paralelas, homenajes, etc».
A451: ¿Suele haber muchos sustos?
R.V.: «Siempre puede darse el caso de que un equipo se estropee en medio de una proyección, como un coche puede pararse en medio de una carretera. Cuando se trata de tecnología, esto es algo que puede ocurrir, claro, pero intentamos minimizar los problemas contando con equipos de reserva. Lo normal es tener dos proyectores funcionando al mismo tiempo, por si alguno falla, solo que uno de ellos lo dejamos tapado, y en muchas salas, contamos también con un altavoz central de reserva para asegurar lo principal, que es el diálogo. Esto pasa en todos los sistemas de ingeniería que son críticos, porque lo importante, cuando hablamos de cine, es que el espectáculo debe continuar, siempre».



