En el marco de South Series International Festival, el guionista y director Borja Cobeaga protagonizó un encuentro moderado por la periodista Marina Such bajo el título ‘Comedia, sátira y conflicto: escribir desde la incorrección’. Una charla que dejó claro que, en el caso de Cobeaga, el humor nace menos de la provocación que de la observación cotidiana.
El creador de series y películas como ‘Pagafantas’, ‘No me gusta conducir’ o ‘Su Majestad’ recordó sus inicios en televisión con ‘Vaya Semanita’, el programa de sketches que, a principios de los 2000, rompió moldes al abordar con humor el conflicto vasco. “Para nosotros no era incorrección, era la realidad que vivíamos en los 80 y 90 en Euskadi. Al final crecimos con los atentados, pero también con lo cotidiano. La comedia salía de ahí, de poner en pantalla cosas que veías todos los días y que nadie había contado antes”, explicó.
Esa mirada a lo cercano, trasladada tanto a la televisión como al cine, ha marcado buena parte de su trayectoria. Desde el “terror” de enfrentarse al examen de conducir en plena glorieta de Cuatro Caminos —convertido en material para ‘No me gusta conducir’ (HBO Max)— hasta el retrato de la monarquía española en clave de sátira en ‘Su Majestad’ (Prime Video). En esta última, protagonizada por Anna Castillo, la sátira política se mezcla con el drama íntimo: “Más que hablar de la institución, era la historia de una hija buscando la aprobación de su padre. La sátira y lo emocional iban de la mano.”
Durante la conversación, Marina Such recordó cómo series internacionales como ‘Derry Girls’ también han sabido transformar un contexto histórico marcado por el conflicto en un terreno fértil para la comedia. Cobeaga coincidió en que “la incorrección no es un fin en sí mismo, sino un reflejo de lo que pasa alrededor”.
El creador donostiarra también repasó su paso por la televisión más convencional, desde ‘Gran Hermano’ hasta ‘Confianza ciega’. Experiencias que, lejos de restar, aportaron un aprendizaje fundamental: “En ‘Gran Hermano’ descubrí la importancia de construir narrativas. No se manipulaba, pero sí se organizaban las tramas como si fueran un culebrón. Y eso, para un guionista, es oro”.
Preguntado por su evolución como director, Cobeaga reconoció haber pasado de una rigidez inicial a una mayor flexibilidad con los actores. “Antes todo tenía que sonar como estaba escrito. Ahora me permito abrirme más al juego en rodaje. Quizás porque tengo más claro que mi fuerte es el guion, pero dirigir me divierte y me recuerda que lo importante es disfrutar el proceso, no solo el resultado final”.
En definitiva, el encuentro con Borja Cobeaga reafirmó que su comedia no surge de la voluntad de ser “irreverente”, sino de mirar de frente a lo cotidiano. Porque, como él mismo resume, “no buscamos la incorrección, buscamos contar la vida tal y como la vemos, aunque a veces eso sea lo más provocador de todo”.
