‘Alma viva’: La pequeña casa portuguesa de los espíritus

La ópera prima de Cristèle Alves Meira está nominada al Goya a la Mejor Película Iberoamericana

Después de ser la candidata portuguesa a los Oscars y de ganar seis Premios Sophia de la Academia Portuguesa de Cinema, ‘Alma viva’, de Cristèle Alves Meira, es ahora una de las más claras favoritas a obtener el Goya a la Mejor Película Iberoamericana el próximo 10 de febrero, en la ceremonia que la Academia Española ha organizado en Valladolid. Una ciudad que, por cierto, ya le dio suerte a un filme que obtuvo el Premio a la Mejor Nueva Dirección en su prestigiosa SEMINCI.

Pero, ¿cuáles son los ingredientes que han provocado tanto interés hacia este largometraje que nos habla, entre otros muchos y variados temas, de la infancia, la familia, la inmigración, la muerte y el duelo, el rutinario día a día en los pueblos o la nada remota posibilidad de un Más Allá?

Directora y protagonista

“Tienes que tener cuidado, ¿sabes? Tu don puede causarte muchos problemas. Porque tienes un cuerpo abierto, y los espíritus pueden entrar en ti. Eso es muy peligroso”. Esta sentencia/consejo que la abuela da a su pequeña nieta Salomé (interpretada por Lua Michel, hija de la realizadora) resume el toque y el tono de una historia que bascula entre las certezas y la incertidumbre; entre la descripción realista de una sociedad aislada de la modernidad y el relato fantástico; entre las luces y las sombras; entre la descripción de todo lo que sucede entre los adultos a partir del inesperado fallecimiento de la abuela y la curiosidad de una niña que, durante sus vacaciones de verano, está descubriendo la vida y, a su vez, está conociendo, y de una manera muy particular, la muerte.

“¿Dónde vamos al morir?”, pregunta, sin temor a la respuesta, Salomé. Se trata de una muy equilibrada y absolutamente personal mezcla de realismo y magia, en la línea de los grandes literatos iberoamericanos: Gabriel García Márquez, Arturo Uslar Pietri, Isabel Allende, Alejo Carpentier, Laura Esquivel…

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Inspirándose en las historias que le transmitía su propia familia portuguesa, la realizadora luso-francesa Cristèle Alves Meira ha regresado física y espiritualmente a sus raíces, a Trás-os-Montes, para ofrecernos una película que las críticas han comparado con ‘El espíritu de la colmena’ (Víctor Erice, 1973), ‘Cría cuervos’ (Carlos Saura, 1976) o la más reciente ‘Alcarràs’ (Carla Simón, 2022), entre otros memorables títulos. Y no están nada desencaminadas: aquí encontramos el duro y a menudo conflictivo mundo de los adultos visto a través de los ojos de una niña inocente e inquieta que, quién sabe, podría tener esos poderes que le ha descubierto e incluso traspasado su abuela.

‘Alma viva’, además, ha llegado en un momento clave en el que las cineastas, y no solamente las iberoamericanas, por fin, están en la misma liga que sus colegas masculinos, abriendo y enriqueciendo el abanico de miradas, temáticas y puntos de vista.

En ‘Alma viva’, donde se mezclan los actores profesionales y los amateurs, se nota la formación como documentalista de su directora, aplicada a una ficción que no se desengancha de la tierra, la geografía y la sociedad que describe y los valores de esta: positivos y alegres (la pasión por la fiesta, el baile y la música) o negativos (esas peleas por la lápida, la herencia o el patrimonio).

Estrenada en las cines españoles el pasado 9 de junio, acompañada de una presentación en los madrileños Cines Embajadores y de entrevistas a Cristèle Alves Meira, ‘Alma viva’ continúa siendo solicitada por las salas comerciales, cine-clubs y proyecciones especiales, dando fe de su estupenda recepción por parte del público, y, desde hace unos días, también se puede ver en la plataforma Movistar.

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