El documental ‘Antonio. El bailarín de España’, que recupera la figura del genio de la danza española, en el año en el que se cumple el centenario de su nacimiento, se ha proyectado en la 51ª edición del Festival Iberoamericano de Cine de Huelva en la sección “Talento andaluz”.
Producido por Sarao Films, el filme cuenta con la participación de Canal Sur TV, Televisión Española, así como con el apoyo de la Junta de Andalucía y está escrito y dirigido por el cineasta onubense Paco Ortiz y producido por José Carlos de Isla, que reinciden en la radiografía de personajes andaluces: ‘Aníbal. El arquitecto de Sevilla’ (2023), ‘Algo Salvaje. La historia de Bambino’ (2021), ’13. Miguel Poveda’ (2015), ‘Acariciando el aire. Matilde Coral’ (2016) y ‘Se prohíbe el cante’ (2019).

El documental viene a reconocer y rescatar para las nuevas generaciones la figura de quien, junto a Carmen Amaya, marcara un tiempo de esplendor en la danza española del siglo XX. Maltratado por una época en la que ser diferente era castigado con cárcel, podría decirse que Antonio el bailarín, bailaor, coreógrafo, empresario, artista, creador, figura universal y abanderado del reconocimiento del flamenco y la danza española de manera internacional, fue el mejor embajador de España durante una época convulsa y, según muchos, uno de los genios del siglo XX y el mejor bailarín español de todos los tiempos, y uno de los mejores a nivel internacional.
El cineasta Paco Ortiz ha hablado sobre las motivaciones para hacer este documental y más bien se ha cuestionado por qué no se había hecho antes, y “cómo hemos dejado pasar la memoria del bailarín más importante de la historia de nuestro país”. Para el director, que ha dedicado buena parte de su carrera a explorar figuras clave del flamenco, Antonio era un nombre que aparecía recurrentemente en conversaciones, libros y testimonios, como un eco lejano de una aristocracia artística casi perdida y esa presencia constante fue despertando su interés hasta llevarle a un profundo proceso de investigación.
En ese recorrido documental, Ortiz descubrió un personaje extraordinariamente rico: un genio de la danza, con un magnetismo propio y un carácter apasionado que lo volvía irresistible para cualquier narrador audiovisual. “Era poliédrico, con un ego desmedido y una ambigüedad sexual y política muy interesantes y esas capas, sumadas a su trayectoria internacional, conformaban un material biográfico único”, ha apuntado.
El director también ha destacado que nadie antes había abordado la vida de Antonio desde una mirada contemporánea o con herramientas narrativas actuales. “Había ingredientes suficientes para embarcarnos en un nuevo biográfico, Antonio es un titán artístico y, al mismo tiempo, un personaje fascinante, por lo que este documental llega para ocupar un espacio vacío en la memoria audiovisual española.
Ortiz ha revelado que el pilar central del documental surgió al descubrir que el famoso libro autobiográfico sobre Antonio estaba basado en unas largas entrevistas grabadas en audio para una revista del corazón. Aquel material, polémico en su día, terminó secuestrado judicialmente. El director asumió que lo más probable era que hubiese desaparecido para siempre, sin embargo, las cintas existían.
Tras localizar a su autor, Santiago Arriazu, el equipo consiguió acceso a las grabaciones: más de quince horas en las que Antonio narra su vida en primera persona. “Ese hallazgo lo cambia todo”, ha resaltado el cineasta Ortiz, pues “permite que sea él mismo quien articule el documental, treinta años después de su muerte” y por la naturaleza del material, la película adquiere una dimensión testimonial muy poco habitual en biográficos de figuras fallecidas.
El mayor reto de la producción: el desafío de ordenar un archivo inabarcable
A pregunta de Audiovisual451, el productor José Carlos de Isla destacó que conseguir esas cintas fue uno de los grandes retos de la producción. “Arriazu es una figura con archivos muy delicados, incluidas otras grabaciones muy conocidas mediáticamente como las del Emérito con Bárbara Rey y la negociación fue especialmente compleja, pero una vez supimos que las teníamos, entendimos que la película debía construirse alrededor de esa voz única”, ha dicho.
A diferencia de otros documentales biográficos, en los que el archivo es escaso o disperso, aquí el desafío fue justamente el contrario: la sobreabundancia y el productor explicó que Antonio “era enormemente ególatra y lo guardaba absolutamente todo”, desde fotografías hasta programas, recortes de prensa o filmaciones caseras. Solo del archivo personal del bailarín, el equipo trabajó con más de 8.500 fotografías.
A esto se sumaron las cuatro películas rodadas por Antonio en Hollywood, las 28 realizadas en Europa y un voluminoso conjunto de imágenes procedentes de colecciones particulares y fondos internacionales. La familia del artista también entregó cajas enteras de material desconocido, que comenzó a ser digitalizado en paralelo con el montaje de la película gracias a un acuerdo con la Filmoteca de Andalucía.
Este volumen de archivo supuso una dificultad añadida: un montaje mucho más largo y complejo de lo habitual. “Si normalmente tardamos dos meses, aquí nos hemos ido a cinco”, señaló el productor. La necesidad de seleccionar, ordenar y narrar un material tan ingente fue, para el equipo, un trabajo minucioso que marcó el carácter final del documental.
Al respecto, el director ha lamentado que no pudieran incluir en la película las imágenes de las producciones hollywoodienses de Antonio, debido a su elevado coste: “nuestra financiación es pública y era imposible asumir las tarifas de ese material”. Sin embargo, el cineasta sí pudo visionarlo como parte del proceso de documentación y lo describió como “auténticas joyas”.
Para suplir los vacíos de archivo, especialmente en los pasajes más tempranos de la vida del artista, el equipo recurrió a secuencias animadas. Estas recreaciones cubren la infancia, la adolescencia y el periodo latinoamericano del bailarín, permitiendo mantener el ritmo narrativo cuidando no perder rigor ni coherencia estética.
Una figura desconocida para las nuevas generaciones
José Carlos de Isla insistió en que Antonio es hoy una figura muy poco conocida, especialmente para el público joven. La deriva mediática de sus últimos años, vinculada a la prensa del corazón, empañó la percepción que muchos tenían de él y redujo su presencia en la memoria cultural contemporánea. “Queremos descubrir a la persona que jamás fracasó, al artista reclamado por Kennedy y por Moscú”, ha recalcado el productor.
El documental se encarga de reconstruir esa imagen desde sus giras internacionales, su impacto cultural y sus numerosos éxitos. Según De Isla, la película permitirá que el espectador descubra a un artista que “triunfó en todos los países por los que pasó y que dejó una huella imborrable tanto en hombres como en mujeres”.
Recuperar esta figura no es solo un ejercicio de memoria artística, sino también de restauración de justicia cultural. El equipo considera que Antonio merece un lugar destacado en el relato del baile español y mundial, y que el documental puede contribuir a este reconocimiento.
Tras su paso por festivales, ‘Antonio. El bailarín de España’, llegará a salas con un primer estreno en Sevilla, ciudad natal del artista, el 27 de noviembre. La estrategia responde al fuerte arraigo del personaje en Andalucía y al reciente paso del equipo por el Festival de Sevilla, donde el boca a boca ha sido especialmente favorable, según han dicho ambos.

A partir de enero, la película iniciará una distribución nacional diseñada “plaza a plaza”, un modelo habitual en el documental español. La distribuidora “39 Escalones” coordinará la salida comercial, evitando competir directamente con grandes producciones. La intención es mantener un recorrido prolongado durante 2026, con proyecciones acompañadas de coloquios y encuentros con el público.
Además, el proyecto cuenta con distribución internacional a través de “Con Un Pack”, y en España se emitirá en Televisión Española, lo que garantizará un alcance mayor y una ventana que permitirá consolidar su presencia en el circuito documental.
Sobre sus próximos proyectos, Paco Ortíz y José Carlos de Isla, dieron a conocer que actualmente trabajan en dos proyectos: ‘La Última Gota’, sobre los desafíos medioambientales relacionados con el agua y ‘Taranta’, centrada en la situación de la población de Linares una ciudad donde no hay futuro, “donde nos centramos en la juventud, es un pueblo que ha estado encabezando las listas de paro juvenil en toda Europa durante más de diez años, es el Detroit europeo” y donde la llegada de una mega fábrica china podría cambiar el destino de la ciudad. Este último está dirigido por el fotoperiodista Samuel Nacar, ganador del World Press Photo en la categoría de reportaje.
Además, preparan futuras producciones biográficas: una sobre Miguel Benítez, frontman del grupo Los Delincuentes, y otro sobre el productor musical Ricardo Pachón, figura determinante en la carrera de Camarón y en algunos de los discos clave de la música española moderna.



