«En ‘Girasoles silvestres’ no pudimos nutrirnos de la realidad, teníamos que construirla desde cero»

Bárbara Díez (Fresdeval Films) y Fernando Riera (A Contracorriente Films), productores de ‘Girasoles silvestres’, lo nuevo de Jaime Rosales

Jaime Rosales (Barcelona, 1970) también regresa a la competición oficial de San Sebastián después de que ‘Tiro en la cabeza’ (2008) fuera galardonada con el Premio Fipresci y de presentar varias de sus películas en las secciones Made in Spain y en Perlak.

El séptimo largometraje de Rosales es una producción de Fresdeval Films, A Contracorriente Films, Oberon Media y Luxbox (Francia), con la participación de RTVE, TV3 y Movistar + y con la financiación del ICAA, ICEC y Media Creative. La distribución corre a cargo de A Contracorriente Films  y Film Factory se encargará de las ventas internacionales.

Con un presupuesto de más de 2,2 millones de euros, el filme recibió 900.000 euros en la convocatoria de ayudas generales del ICAA del año 2020. Rosales, que firma el guion junto a Bárbara Díez, ha rodado en soporte fotoquímico de 35mm y ha vuelto a contar con Hélène Louvart como directora de fotografía tras su colaboración en ‘Petra’. El rodaje se extendió durante ocho semanas en localizaciones de Barcelona, Melilla, Mataró y Banyole.

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El filme está protagonizado por Anna Castillo, que interpreta a Julia, una joven madre impulsiva y vital que busca el amor y lucha para proteger a sus hijos, y Oriol Pla, que da vida a Óscar, un chico apasionado que inicia una relación intensa con Julia. Completan el reparto Quim Àvila, Lluís Marquès, Manolo Solo y Carolina Yuste.

Los productores Bárbara Díez y Fernando Riera hablan sobre séptima película del director catalán, responsable de obras como ‘Las horas de día’, Premio de la Crítica del Festival de Cannes, ‘La Soledad’, Goya a la Mejor Película y al Mejor Director, ‘Tiro en la Cabeza’, Premio de la Crítica del Festival de San Sebastián, ‘Sueño y Silencio’ y ‘Hermosa Juventud’, ambas presentadas en el Festival de Cannes o ‘Petra’, último trabajo que se presentó en la Quincena de Realizadores del Festival de Cannes y en la sección Perlas de San Sebastián.

El equipo de ‘Girasoles silvestres’.

Audiovisual451: ¿Cuánto tiempo os ha llevado sacar adelante el nuevo proyecto de Jaime Rosales?

Bárbara Díez: «Desde que comenzamos a buscar financiación, hemos trabajado en este proyecto durante un año, aproximadamente. Rodar y montar la película no nos ha llevado tanto tiempo, pero en lo que sí que hemos tardado más es en estrenarla. Prácticamente, nos ha llevado otro año más adicional».

Fernando Riera: «La verdad es que hemos tenido un margen de tiempo amplio para trabajar en la película. Hemos cuidado mucho la postproducción y el montaje, así que hemos podido mimar este proyecto tal y como queríamos. Pensamos que hay que darle tiempo a las películas, sobre todo ahora que todo tiende a ir tan rápido. Jaime Rosales es un profesional muy detallista, da gusto trabajar con él. Aunque él es el encargado de tomar las decisiones, tiene una gran consideración y siempre escucha a todo el mundo».

A451: Además de la pandemia ¿hubo otras causas en el retraso?

B.D.: «Nosotros siempre quisimos estrenar en otoño pasado, sobre el mes de octubre, de la mano de la distribuidora A Contracorriente Films, porque pensábamos que esa era una fecha adecuada. La demora tuvo mucho que ver con la pandemia, ya que, en un contexto tan volátil como el que teníamos hasta hace no tanto, nunca terminábamos de ver el momento idóneo para estrenar. Esta película se ha rodado en 35 mm y, para nosotros, estrenar en salas es algo fundamental, independientemente la gente que vaya a ver la película. Por eso, estrenar en medio de una época de pandemia y restricciones, cuando no con cierres totales de las salas, no nos daba mucha confianza. Ya habíamos sufrido rodando con el COVID y lo que queríamos era estrenar en unas circunstancias mejores».

A451: Ahora el trampolín que supone San Sebastián es perfecto para que ‘Girasoles silvestres’ llegue a las salas en octubre en mejores condiciones ¿no es así?

B.D.: «Así es. San Sebastián nos parecía el festival perfecto para una película española como la nuestra, más accesible que los anteriores proyectos que ha hecho Jaime Rosales, teniendo en cuenta, además, de la cercanía de la fecha del estreno ahora en octubre. Otras veces, hemos ido en mayo al Festival de Cannes y el estrenar después de tantos meses, nos daba la sensación de que nuestra película había envejecido y que todo el reconocimiento ganado entonces se diluía con el tiempo, pero en esta ocasión, en septiembre estaremos en San Sebastián y el 14 de octubre estrenaremos en salas».

F.R.: «Es una alegría enorme, y solo podemos darle las gracias al Festival de San Sebastián. Sin duda, va a ser algo muy relevante para lo que viene después. La oportunidad que nos ofrece San Sebastián va a ser una puesta de largo ideal para este proyecto. También esperamos conseguir una visibilidad especialmente notoria de cara a la próxima temporada de premios».

A451: Además, este año ha dado una cosecha de cine español impresionante…

F.R.: «Desde luego. Los próximos Goya van a estar muy disputados porque este año viene cargado de películas estupendas. Por ejemplo, nunca antes ha habido tanto cine español en un certamen con una vocación tan internacional como el de San Sebastián. Pero, más allá de la cantidad, la calidad es enorme y vamos a disfrutar mucho».

A451: ¿Tenéis previsto asistir a algún otro festival después de San Sebastián?

F.R.: «Sé que el equipo encargado de las ventas internacionales, que es quien gestiona también la presencia en festivales internacionales, está trabajando en ello ahora mismo».

A451: Seguramente, a raíz de San Sebastián, se activarán las ventas internacionales…

F.R.: «Efectivamente. Esperamos que sea así».

A451: Y, además de en España, ¿La película va a estrenarse en las salas de Francia o en otros países?

F.R.: «En Francia se estrenará seguro, pero aún no hemos fijado una fecha».

A451: ¿Cómo valoráis la situación actual de las salas de cine?

F.R.: «A las salas, salvo en el caso de películas-evento o el cine familiar, que están arrojando unas cifras incluso mejores que las de antes de la pandemia, todavía les está costando un poco arrancar, pero, aun así, empieza a observarse una evolución positiva. Yo pienso que es una cuestión de recuperar hábitos que, de algún modo, han quedado relegados durante esta pandemia, y cada semana que pasa, es una semana en la que unos pocos espectadores más reconectan con la experiencia de ver el cine en salas, lo cual, al final, es algo insustituible que nos hace felices. Nuestras películas, entre ellas esta última, siempre apuestan por la ventana de la sala cinematográfica, así que, a partir de ahí, solo nos queda tener paciencia y trabajar a fondo por recuperar la confianza del público».

A451: Comentáis que esta es una de las películas de Jaime Rosales más accesibles y más ambiciosas también a nivel de producción…

B.D.: «Es verdad que ‘Girasoles silvestres’ tiene unas dimensiones algo mayores que otros proyectos anteriores de Jaime, pero si la comparamos con ‘Petra’, que es el más reciente, es un caso parecido. Nosotros siempre solemos coproducir con Francia, y en esta película ha vuelto a ser así, con unos porcentajes del 90 por ciento por parte de España y un 10 por ciento en lo que respecta a Francia. En el caso de España, somos tres productoras catalanas las que estamos implicadas en el proyecto: Fresdeval Films, A Contracorriente Films, que también ejerce como distribuidora, y Oberon Media, que es la productora de Antonio Chavarrías, con la que hemos vuelto a repetir después de trabajar juntos en ‘Petra’. Probablemente, podríamos haber sacado adelante este proyecto entre dos socios, pero preferimos recabar más apoyos a cambio de sacrificar parte de nuestros porcentajes».

F.R: «Sí, este es uno de los proyectos más ambiciosos que ha hecho Jaime hasta ahora. También en las fases de preproducción y desarrollo pudimos trabajar con la calma necesaria para tratar de recabar todos los apoyos necesarios, entre los que figuran RTVE, Movistar Plus+, el ICAA, el ICEC, TV3, etc. Hemos garantizado una buena financiación de la mano de unos buenos socios y con unas buenas preventas, incluyendo las ventanas de exhibición tradicionales, que, como te digo, tan importantes son para nosotros. Es decir, hemos intentado darle a este proyecto todo lo que tiene que tener una película de autor como las que hace Jaime Rosales. ‘Girasoles silvestres’ busca conectar con el público como nunca, puesto que es una historia muy universal y femenina que mira al espectador a los ojos».

A451: ¿Y de qué manera encaja Francia dentro de este esquema de producción?

B.D.: «Como rodamos en 35 mm y luego tenemos que convertir el material a digital para la exhibición en cines, no es posible realizar todo ese proceso de laboratorio en España. Aquí podemos rodar sin problema en fotoquímico, pero luego no hay posibilidad de revelar, escanear, etc. Ya en ‘Petra’, Jaime incorporó a su equipo a una directora de fotografía francesa que se llama Hélène Louvart, cuyo trabajo nos enamoró desde el primer momento. Además Hélène cubre el porcentaje de producción francesa, junto con los procesos de laboratorio. Tras pasar por laboratorio, la película vuelve a España y aquí se hacen los procesos finales y se saca la copia final, pero todos los trabajos anteriores tienen lugar en Francia».

F.R.: «Jaime es una persona que goza de una gran visibilidad en Francia, gracias a sus numerosas asistencias al Festival de Cannes, entre otras cosas. Se lo rifan, literalmente. La verdad es que Francia no está tan presente en la historia de esta película, pero a Jaime siempre le ha gustado coproducir con ellos. En ‘Morlais’, su siguiente proyecto, Francia tendrá aún más peso, ya que va a rodarse allí y en lengua francesa. El cine de Jaime es muy francés y es natural que tome este camino».

A451: Sí, da la sensación de que el cine de Jaime Rosales está más cerca de ese universo…

F.R.: «Los franceses hacen un cine extraordinario y son tantos los autores que es muy difícil destacar, más todavía con una película que no sea en habla francesa, pero Jaime lo consigue, y gracias a ello, se ha convertido en un nombre habitual allí».

A451: Todos esos procesos que lleváis a cabo en el país vecino deben complicar bastante la producción…

B.D.: «Desde luego. Es algo muy complicado, pero la verdad es que ya estamos acostumbrados. Yo nunca he rodado en digital con Jaime Rosales, por lo que, si ahora tuviera que hacerlo, estaría un poco perdida, al contrario que la mayoría de la gente que se dedica a esto. A mí me llaman muchos productores que quieren rodar en 35 mm para plantearme sus dudas, así que supongo que yo tendría que hacer lo mismo si necesito pasarme algún día al digital. El caso es que nos encanta rodar en 35 mm porque, además de que nos parece que conseguimos una calidad mucho mayor, nos gusta mucho estéticamente, pero es verdad que complica mucho el proceso».

A451: ¿Cuál es la mecánica que seguís?

B.D.: «El fruto del rodaje es un negativo físico almacenado en latas que tenemos que mandar a Francia para que ellos, cuando les llega un día o dos después, lo revelen y lo suban a una plataforma especial en la que nosotros lo podamos ver y esto lleva también su tiempo. Entonces, al final, hasta que existe la posibilidad de ver lo que hemos rodado, pasan unos tres o cuatro días, pero hay que tener en cuenta que tampoco podemos enviar material todos los días porque es muy caro, por lo cual, lo que hacemos unas dos veces por semana. Yo entiendo que esto puede ser inconcebible para la mayoría de la gente que se dedica ahora al cine, pero nosotros ya hemos aprendido a vivir con ello y, por cierto, nunca nos ha supuesto un contratiempo».

F.R.: «Cada día, teníamos que empaquetar convenientemente los negativos y traerlos a la oficina para que, al día siguiente, un mensajero los recogiese y los enviase a París. Nos vimos obligados a hacerlo así porque en España ya no hay laboratorios que se dediquen a esto, por lo menos, de una manera competitiva. Entonces, los rollos iban a París y allí ya sí que se digitalizaban. Fue una decisión de producción muy valiente en la cual pesaron mucho las necesidades de Jaime. Si uno se pone a trabajar con Jaime, pues es por algo».

A451: Y en el rodaje, ¿conlleva una presión y un estrés mayor para los equipos técnico y artístico?

B.D.: «Hay profesionales que sufren más que otros, como es el caso de la directora de fotografía, pero yo creo que esto ocurre más bien al principio, hasta que nos acostumbramos a la rutina. Por ejemplo, Jaime tampoco dispone de un combo en el rodaje, y el hecho de no poder ver las cosas que rodamos ‘in situ’ resulta un poco extraño al principio. Si al día siguiente de rodar un plano alguien lo quiere ver, no se lo podemos enseñar. Al final, es otra manera distinta de trabajar, y la única forma de que funcione es contar con un equipo que lo entienda y esté dispuesto. Al fin y al cabo, nosotros no hemos inventado nada, pero a alguien que nunca ha trabajado así, pues es normal que le choque».

A451: Y a la hora de conformar los equipos, ¿implica alguna dificultad?

B.D.: «Por ejemplo, hay figuras, como el auxiliar de cámara, que son muy difíciles de conseguir, incluso a veces tienen unos sueldos superiores a los de otros técnicos que están por encima de ellos y esto es porque se suele valorar mucho el hecho de contar con una persona que sepa manejar el negativo y cambiar un chasis, entre otras tareas. Los profesionales que salen ahora mismo de las escuelas no estudian estas cosas, de ahí la dificultad de encontrar profesionales que sepan de ello. No es nada del otro mundo, pero si nadie te lo enseña, pues es muy difícil que aprendas a hacerlo».

A451: Y eso que se ha hecho así más de 100 años…

B.D.: «Efectivamente, pero se da el caso de que los auxiliares corrientes suelen ser personas jóvenes, mientras que los pocos que saben específicamente de esto ya tienen una edad y cuentan una experiencia que debe valorarse y pagarse como merece. También, en algunas ocasiones, sucede que un ayudante acepta ejercer como auxiliar por el mero hecho de que le apasiona trabajar a la antigua usanza y siente una cierta nostalgia. Los procesos relacionados con el sonido y el montaje sí que siguen siendo los mismos».

A451: ¿Resulta más difícil conseguir el material necesario para rodar en 35 mm?

B.D.: «Para nada. Por ejemplo, Kodak ofrece un negativo estupendo, y hemos trabajado ya varias veces con ellos por ese motivo. La empresa tiene un contacto que se encarga de gestionarlo todo solo con que hagas una llamada y solicites un presupuesto, aunque, eso sí, trabajan por encargo, porque todo esto necesita de una planificación, simplemente. Además, siempre nos facilitan mucho las cosas, ya que si, por ejemplo, durante la última semana de rodaje vamos un poco justos y no sabemos cuántos metros más de película vamos a necesitar, ellos nos suelen proveer de algunas cajas extra que, si no son utilizadas, pueden devolverse. La flexibilidad es máxima en ese sentido y la cuestión de las cámaras tampoco nos supone ningún problema porque solemos trabajar con grandes empresas que cuentan con muy buenos equipos que son más baratos porque nadie los usa».

F.R.: «Funcionábamos como se hacía antes, lo cual requirió de una planificación más rigurosa porque no todo vale y el material no se podía malgastar».

A451: Entonces, esta manera de trabajar ¿no incrementa los costes producción?

B.D.: «Todo depende mucho de cuánto ruedes. Si ruedas un metraje más o menos normal, como creo que es el caso de Jaime, que ha consumido unos 40.000 metros de película para filmar ‘Girasoles silvestres’, puedes conseguir muy buenos precios. En Francia, aún es muy normal rodar en 35 mm, pero puede ser que, con el tiempo, vayan quedando menos laboratorios y se convierta en algo más caro y exclusivo, parecido a lo que ocurre hoy en día si quieres revelar un Super-8, quién sabe. Aunque en España no dispongamos de laboratorios, en el resto de Europa sí que los hay y trabajan con total normalidad, por lo que no percibo que rodar de esta manera nos haya supuesto ningún coste adicional».

A451: Así que os habríais ahorrado menos de lo que pueda parecer en caso de optar por el digital ahora instaurado…

B.D.: «Exacto, porque, aunque pueda parecer más barato, el digital necesita de un equipo mayor, de más iluminación, de cámaras más caras, etc. Pero, claro, si pretendes rodar 100.000 metros de película, el 35 mm acaba siendo mucho más caro. Asimismo, también existe una diferencia muy grande entre rodar en 35 mm y hacerlo en 16 mm. Por ejemplo, cuando estábamos trabajando en ‘Hermosa juventud’, barajamos todos los pros y los contras y descubrimos que era preferible pasar de 35 mm a 16 mm antes que rodar en digital, es decir, preferimos rodar en cine antes que en vídeo, a pesar de que disminuyese un poco la calidad y es que a esa película le venía muy bien un acabado de ese tipo».

A451: ¿Crees que vivirá una segunda juventud el soporte fotoquímico?

B.D.: «El tiempo lo dirá. Puede que, de aquí a unos años, termine siendo imposible trabajar así, pero de momento nosotros vamos a seguir haciéndolo de esta manera. Me da esperanzas el hecho de que, cuando reviso las producciones internacionales que se presentan en Cannes, observo que no son pocas las que se han rodado en 35 mm. Como te digo, puede que en España sea una forma de trabajar más minoritaria, pero en muchos otros lugares del mundo se sigue utilizando mucho más de lo que la gente se pueda imaginar».

A451: Los actores también habrán tenido que hacer un esfuerzo por adaptarse a esta manera de hacer cine…

F.R.: «La verdad es que Anna Castillo y los tres actores masculinos que le han acompañado en la película han desprendido una frescura y una química tan grandes que en ningún momento he percibido que sintiesen una mayor presión derivada del hecho de que no pudiéramos repetir tanto las tomas. Desde el principio, se metieron de lleno en sus personajes y, al tratarse de una película tan realista, daba la sensación de que la historia de amor estaba ahí, que se conocían de toda la vida. Era impresionante verlo en directo, en el set, y creo que en salas esa frescura va a traspasar la pantalla».

A451: Cambiando de tema, ¿cómo recordáis el rodaje?

B.D.: «Fue un rodaje muy difícil, porque tuvo lugar en un momento especialmente álgido de la pandemia. Nosotros siempre nos preocupamos mucho de cuidar el valor de producción ya que los presupuestos de nuestros proyectos no son enormes, pero siempre tratamos de optimizar al máximo lo que gastamos, que la película parezca más cara de lo que es. Al final, la partida destinada a los gastos COVID consumió una parte importante del presupuesto porque, aunque no se utilizase, ese dinero tenía que reservarse por si hacía falta más adelante».

F.R.: «Sin embargo, fue un rodaje en el que se nos apareció la virgen, puesto que no hubo incidentes de relevancia en relación al COVID, a pesar, incluso, de viajes como el que hicimos a Melilla. Viajar con un equipo tan grande era sinónimo de jugársela, y mucho, en aquel momento».

A451: El maldito COVID lo condiciona todo, una vez más…

B.D.: «Es cierto que tuvimos mucha suerte porque en ningún momento fue necesario paralizar el rodaje, pero, con todo y con eso, la planificación relacionada con el COVID supuso un reto enorme para nosotros. Tuvimos que contratar enfermeros para que asistieran al rodaje todas las semanas, comprar PCRs, mascarillas, mamparas, gestionar el catering, que se encareció mucho… Todo rodaje suele conllevar siempre un componente de hermanamiento, pero este fue diferente porque teníamos mucho miedo, tanto a la enfermedad en sí, puesto que en ese momento las vacunas no estaban extendidas, como a la posibilidad de tener que suspender el rodaje en cumplimiento del estricto protocolo COVID vigente por aquel entonces».

A451: Y, por si esto fuera poco, viajasteis hasta Melilla, una ciudad donde hacer cine no es tan habitual…

B.D.: «Cuando fuimos a Melilla, la ciudad se encontraba, por cierto, en una situación de alerta, pero al final tuvimos bastante suerte durante aquella estancia. Sí que es verdad que, ya en los últimos días de rodaje, un miembro del equipo se contagió y tuvimos que sustituirle. Luego nos ocurrió lo mismo con otro más, pero como ya estábamos a punto de terminar, no nos afectó demasiado. Ayudó mucho también, en este sentido, que la propia planificación del rodaje se ajustase a las necesidades derivadas del COVID, ya que, por ejemplo, decidimos dejar para el final algunas secuencias, como una que tenía lugar en una discoteca con muchos figurantes, con el objetivo de minimizar riesgos».

F.R.: «Tuvimos que ir hasta Melilla con un equipo importante y ese fue uno de los mayores riesgos, no cabe duda. Yo, personalmente, no viajé hasta Melilla, pero sí que recuerdo la enorme ansiedad que nos provocaba a todos en aquellos días la posibilidad de que algún miembro del equipo se contagiase de COVID, sobre todo, antes de embarcar. Por aquel entonces, los protocolos COVID eran especialmente estrictos. El equipo de prevención de riesgos hizo un trabajo excepcional, tomamos todas las precauciones habidas y por haber».

A451: Entonces ¿qué fue lo peor de todo?

B.D.: «Para mí, lo peor de la pandemia, más allá de la dimensión económica, fue que cambió mucho nuestra forma de rodar. Jaime siempre ha rodado de una manera muy natural, es decir, cuando vamos a rodar a un sitio concurrido, buena parte de la figuración de fondo es siempre real, cosa que en este caso no pudo ser así porque, entre otras cosas, la gente llevaba puesta la mascarilla, incluso por la calle. No podíamos nutrirnos de la realidad, sino que teníamos que construirla desde cero y eso nos costó mucho. El COVID también nos impidió materializar algunas cosas porque, simplemente, en aquel momento resultaban imposibles de plantear como fue el caso de rodar dentro de un aeropuerto».

A451: ¿En qué porcentaje se incrementó el presupuesto?

F.R.: «No tengo el dato concreto, pero, desde luego, todo esto ha supuesto un incremento de costes muy relevante. A día de hoy, en las nuevas películas en las que estamos trabajando, se da el caso de que es una partida que se puede ir limitando un poco más, pero, entonces, suponía todo un dineral. Además de eso, los tiempos se dilataron mucho y lo peor de todo fue convivir con el miedo permanente a una interrupción del rodaje, tal y como llegó a ocurrir en otros casos. Todo ha sido muy complicado y muy caro».

A451: ¿Tuvisteis que hacer cambios en el guion?

B.D.: «Todas estas limitaciones nos obligaron a hacer cambios, aunque no muy grandes, en el guion, porque, por mucho dinero que tuviésemos, había cosas que no se podían hacer y punto. En ciertos momentos, valoramos también modificar la planificación del rodaje, pero sabíamos que, si hacíamos muchos cambios, acabaríamos perdiendo a miembros del equipo por el camino, lo cual, finalmente, nos disuadió de tocar cualquier cosa».

A451: ¿Cómo se tomaba el equipo técnico toda la incertidumbre?

B.D.: «Fue una época muy dura para los técnicos porque, cuando rechazaban un trabajo para hacer otro, era frecuente que la película a la que habían aceptado incorporarse se viniese abajo y ya no pudieran optar por la otra debido a que se ya había contratado a otra persona. Estaban especialmente nerviosos y necesitaban que les asegurásemos que íbamos a hacer esta película, lo que implicaba una cierta presión sobre nuestros hombros también. Por todo ello, a pesar de que en ese momento no se sabía lo que iba a pasar, para mí siempre fue muy importante respetar las fechas de rodaje fijadas».

A451: ¿Cómo se gestó la configuración del reparto?

B.D.: «El primer actor elegido para interpretar a un personaje concreto en el caso de esta película fue Oriol Pla. Jaime lo tuvo muy claro desde el primer momento, porque ya había trabajado con él en ‘Petra’ y se ajustaba muy bien al perfil y a la edad del personaje de ‘Girasoles silvestres’. Lo que todavía no sabíamos era quién iba a interpretar a la protagonista femenina, aunque yo ya tenía en mente a Anna Castillo. Llevo siguiendo su carrera desde hace años y se lo comenté a Jaime. Aun así, él tenía claro que quería hacer un casting en el que Anna Castillo estuviese incluida junto a otras actrices menos conocidas, porque a Jaime tampoco le importaba que fuese alguien más o menos famoso».

F.R.: «La película cuenta la historia de una mujer joven, y el proceso de selección nos condujo hasta Anna Castillo, que es una actriz con una frescura y un talento innegables. Por su parte, los tres hombres que acompañan a esta chica durante tres segmentos de su vida son, además de Oriol Pla, Quim Ávila y Lluís Marqués, que tienen también unos papeles preciosos. Nombres como estos evidencian el gran trabajo que ha habido detrás del casting».

A451: Entonces el casting acabó reafirmando vuestra idea inicial con Anna Castillo…

B.D.: «Así es. El casting tuvo lugar en Barcelona de la mano de Irene Roqué, que fue quien dirigió todo el proceso, vimos a un montón de chicas, y, al final, Anna acabó siendo la elegida. En ese mismo casting, por cierto, también seleccionamos a Quim Ávila y a Lluís Marqués, dos actores que ni Jaime ni yo conocíamos, para que interpretasen a otros dos personajes. Y también participó Manolo Solo, que, como Anna, era otro actor que nos gustaba mucho, pero que tuvo que pasar por casting para que, de igual manera, nos acabásemos convenciendo de que teníamos que contar con él, sí o sí».

A451: Manolo Solo y también Carolina Yuste, nada menos…

F.R.: «Ambos son complementarios porque interpretan, precisamente, a familiares del personaje de Anna Castillo y lo hacen estupendamente. Manolo Solo, en particular, está acumulando una serie de papeles maravillosos durante estos últimos años y de Carolina, pues qué puedo decir. Es una de las actrices a las que sigo con más interés a día de hoy».

A451: Después de ‘Girasoles silvestres’, ¿Qué será lo próximo?

F.R.: «Ahora mismo, estamos terminando la preproducción de la película ‘Els encantats’, que está dirigida por Elena Trapé, va a contar con Laia Costa se rueda entre agosto y septiembre en un pueblo del Pirineo. Es un proyecto precioso a cuya financiación también hemos dedicado bastante tiempo, y como resultado de ello, en este caso contamos con el apoyo de RTVE, y también, de Netflix. Va a ser un rodaje complicado porque va a tener lugar en una zona un poco remota, pero, por lo menos, estamos bastante seguros de que no vamos a pasar calor. Creemos que ‘Els encantats’, que es el nombre de un macizo del Pirineo leridano, va a ser una película con una cinematografía muy poderosa, a la par que personal. Ya trabajamos con Elena Trapé en ‘Las distancias’ y como en el caso de aquel proyecto, vamos a coproducir con Coming Soon Films, la productora de Marta Ramírez».

B.D.: «Ahora mismo, Jaime Rosales está trabajando en una producción titulada ‘Morlais’, que es el nombre de una ciudad ubicada en la Bretaña francesa. El proyecto se encuentra todavía en fase de desarrollo, pero ya está listo el guion y se sabe que va a contar con financiación tanto española como francesa. Nosotros solemos hacer películas españolas en coproducción con Francia, pero en este caso, estamos hablando, más bien, de una película francesa coproducida minoritariamente por España, puesto que se va a rodar en Francia, con actores y técnicos franceses y en lengua francesa».

A451: ¿Tendrán lugar en España algunos de los procesos relacionados con esta película?

B.D.: «Habíamos pensado en hacer parte de la postproducción en España, pero todavía no está claro del todo. Vamos a esperar a rodar y a que termine la fase de montaje para valorar cuál es la mejor combinación. Tenemos previsto rodar el año que viene, aunque tampoco hemos decidido todavía fechas concretas porque la película va a desarrollarse mucho en exteriores y en la Bretaña suele llover mucho, lo cual no lo pone nada fácil, pero también es verdad que el clima está cambiando mucho. Y bueno, a su vez, puedo adelantar que estamos trabajando en otro guion que se va a rodar aquí, en España».

A451: ¿Y también va a rodarse ‘Morlais’ en 35 mm?

B.D.: «Por supuesto y la siguiente película, también. Eso no va a cambiar hasta que nos digan que no podemos hacerlo o en el caso de que ya no queden negativos. Por nosotros, no va a ser, pero si surgen más impedimentos de los que ya hay, pues tendríamos que planteárnoslo, claro. Más allá de con una cuestión estética, esto tiene que ver con el rigor, con pensar muy bien las películas antes de hacerlas, porque trabajar con negativos genera una tensión adicional y, por eso, todo tiene que estar preparado de antemano. Es una manera de trabajar diferente al digital, que sí que es verdad que te permite repetir las tomas todas las veces que quieras, pero que luego plantea otra serie de inconvenientes, como la cantidad enorme de material que acaba llegando a postproducción».

A451: Al final, es una elección con sus pros y sus contras, como cualquier otra…

B.D.: «Claro. Lo que la diferencia es que, al igual que cuando se montaba con una moviola, hay que hablar mucho las cosas, pensárselo muy bien e imaginarse cuál va a ser el resultado antes de hacer nada. Todo depende de cómo estés acostumbrado a trabajar, y nuestra predilección por el 35 mm, además de por cuestiones de calidad, tiene mucho que ver con ese rigor. Ahora mismo, no me imagino trabajando en digital, pero todo se andará».

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