A la hora de sacar temas para nuestro especial anual de series de ficción, en Audiovisual451 nos hemos preguntado qué considera la industria por riesgo. Cuando una ola de conservadurismo recorre el mundo en general desde hace años y la sensación de muchos productores es que los ejecutivos de plataformas y televisiones están más preocupados por conservar sus puestos de trabajo que por dar luz verde a los mejores proyectos, nos ha parecido relevante reflexionar sobre qué es arriesgado hoy en día en el mundo de la ficción.
A pesar de que no todos los profesionales invitados han querido participar alegando diferentes motivos, hemos conseguido recoger los pensamientos de figuras muy activas y autorizadas, como Sonia Martínez (Buendía Estudios), Amaya Muruzábal (M Content), Diego del Pozo (Atresmedia), Juliana Barrera (Zebra Producciones), Virginia Yagüe (guionista de títulos como ‘Invisible’ o la próxima ‘Pura Sangre’), Candela Izquierdo (11 Varas) y Alberto Rull (Vértice 360).

Desde que se iniciara la temporada 2024/2025 a finales de agosto, se han estrenado más de 50 series españolas de ficción. Entre ellas hay de todo un poco: series para el público infanto-juvenil (‘Ayla y los Mirror’, ‘Go!azen’), muchas basadas en hechos reales (‘Las abogadas’, ‘Asalto al Banco Central’, ‘Yo, adicto’), más de una coproducción internacional (‘Cicatriz’, ‘Favàritx’, ‘Lume’), adaptaciones más o menos fieles de IPs ya existentes (‘¿A qué estás esperando?’, ‘La última noche en Tremor’, ‘Invisible’, ‘Santuario’, ‘Memento Mori’), comedias románticas o melodramas (‘Citas Barcelona’, ‘A muerte’, ‘Manual para señoritas’, ‘La favorita 1922’, ‘Valeria’), por supuesto no faltan los thrillers con todas sus variantes (‘La sombra de la tierra’, ‘The Head’, ‘El jardinero’, ‘Punto Nemo’, ‘Cuando nadie nos ve’, ‘Ladrones’), y hay hasta alguna comedia ambientada en la monarquía (‘La vida breve’, ‘Su majestad’).
Sin embargo, algo sucede que muchos espectadores y profesionales tienen la sensación de estar viendo siempre más de lo mismo. ¿Qué está pasando?
Lo que se entiende por riesgo
A muchas personas se les llena la boca diciendo que con tal proyecto han asumido muchos riesgos o que su propuesta es arriesgada. En términos económicos eso se puede traducir fácilmente en que se ha invertido un presupuesto elevado, pero a nivel creativo, ¿qué supone hoy en día asumir riesgos?
Para Amaya Muruzabal, showrunner de ‘Reina Roja’, ahora al frente de M Content, «riesgo es el corazón mismo de nuestra profesión, la capacidad para anticipar lo que va a ser pertinente en un futuro, y tomar la firme decisión de dirigirse hacia ahí, aunque aún no exista un camino trazado. No existe avance sin asunción de riesgo.» De la misma manera se siente Sonia Martínez, hoy en día en el lado de la producción desde Buendía Estudios, pero con una larga trayectoria como responsable de ficción de cadenas privadas (Telecinco y Antena 3): «Mi carrera está fundamentada y consolidada en el riesgo. Me interesa estar ahí, me siento libre y ágil en el riesgo, considero que te hace avanzar, es algo inherente a esta profesión.»

En palabras de Juliana Barrera, profesional de origen colombiano que ha pasado por compañías como Netflix y es actualmente productora ejecutiva de ficción de iZen, «el riesgo es salirse de la tendencia, volver a crear desde la conexión profunda con un tema o una historia, más que pensando en lo que buscan cadenas y plataformas.» Una visión que va en línea con la de Alberto Rull, quien ha sido seleccionado en múltiples sesiones de pitch europeas en los últimos años: «El riesgo creativo proviene de enfrentarse a las historias con una visión autoral o de una manera comercial abordando temas que incomoden y que pongan al espectador frente a un espejo y se haga plantearse su visión del mundo.»
Para Diego del Pozo, gerente de ficción de Atresmedia, el riesgo es «no conformarnos, no repetir fórmulas pasadas.» En este sentido, el ejecutivo asegura que «el riesgo va asociado a la innovación, algo inherente al ADN de la ficción de Atresmedia desde siempre», y presume de que Antena 3 fue «la primera cadena privada en estrenar una serie, la primera en abierto en volver a las series de 50 minutos (algo que no se veía desde casi la llegada de las privadas) o en apostar por contenidos para internet (‘Paquita Salas’ nació en Flooxer).» A pesar de que Atresmedia ha dado luz verde a varios reboots y que pronto habrá más ‘FoQ’ y más ‘Protegidos’, Del Pozo recuerda que Atresmedia fue «la primera en aventurarse con una serie totalmente en inglés (‘Refugiados’) o en emitir un capítulo final en directo (‘Velvet’), o en tener claro que las series deben mostrar la idiosincrasia particular de las diferentes zonas de España (‘Fariña’, ‘Allí Abajo’, ‘La Ruta…’).»
Candela Izquierdo, cuyo último proyecto, ‘Desmadre’, ha sido seleccionado en CIMA Impulsa y se podrá conocer durante Pitch Talent de Conecta 9, cree que «asumir un riesgo creativo significa apostar por proyectos que se salen de lo que el mercado ya ha validado como fórmulas seguras, sabiendo que esto puede comprometer el retorno de la inversión. Muchas veces implica defender formatos o temáticas que las plataformas o cadenas inicialmente rechazan por considerarlos demasiado nicho o experimentales. Si pudiese eliminar la palabra nicho del diccionario, lo haría. Porque es la palabra lapidaria en todo mail o feedback negativo cuando tienes una apuesta arriesgada.»
¿Existe la autocensura por evitar el riesgo?
Hemos enfrentado a los participantes en este artículo a la pregunta de si el miedo a presentar un proyecto demasiado arriesgado y recibir un no rotundo por respuesta provoca autocensura. Y la reacción ha sido variada. Para Candela Izquierdo, «la autocensura existe, está claro, sería hipócrita decir lo contrario, pero no podemos dejar que nos domine.» La valenciana asegura que vive «una guerra constante entre el amor a lo creativo y la viabilidad comercial» y que «tristemente, he descartado proyectos brillantes porque sabía que iban a tener un “NO” con la segunda línea de la sinopsis.» Por su parte, Alberto Rull comenta que trata de no autocensurarse, pero también reconoce que puede haber algo «inconsciente que no perciba», y es que, como dice Izquierdo, «también importa el timing y la forma de presentar ciertas historias.» Como la propia Sonia Martínez reconoce, «‘Cardo’ [2021] es arriesgada, pero no tanto como si la hubiéramos hecho diez años antes. Cuando nos llega este proyecto y lo llevamos a atresplayer era un diamante en bruto todavía, pero sabíamos bien a qué puerta estábamos llamando», lo que hace hincapié en la idea de estudiar bien a los commissioners antes de presentarles un proyecto.

En este sentido, la productora ejecutiva de Buendía Estudios añade que «quizá no hablaría de autocensura, pero sí somos plenamente conscientes de hasta dónde llegan los presupuestos y de lo que necesitamos para producir la idea que tenemos en el papel.» Y defiende que un proyecto admite cambios con el objetivo de ser viable «si no traiciona su propio espíritu«, tal y como señala Virginia Yagüe: «Para mí lo fundamental es preservar la esencia del proyecto y aportar toda la fuerza creativa desde el respeto a esa apuesta. Ahí es donde hay que centrar el tiro, en ser muy coherente y defender desde la entraña el proyecto. Te pueden decir que no, evidentemente. Pero tú sabes que tienes un sí íntimo.» Para Juliana Barrera, la etapa de desarrollo es la que más admite que la imaginación vuele, «es el primer espacio de libertad y siempre es mejor excederse que quedarse corto o repetirse.» La ejecutiva de iZen invita a buscar el momento adecuado para cada proyecto: «Esta es una industria cíclica y lo que hoy es un no rotundo mañana es un comeback espectacular. Hay historias que es mejor guardar en un cajón mientras llega su momento o su socio correcto… Hay otras que, con creatividad y olfato, puedes reformar para minimizar las dudas del cliente y el riesgo comercial.»
Mientras que Diego del Pozo asegura que en Atresmedia no tienen líneas rojas en cuanto a géneros, formatos, temáticas, y que «tenemos claro que hay que apostar por la variedad y la diversidad para ir un paso por delante», Amaya Muruzábal es tajante cuando se trata de autocensura: «Jamás. Pero sí le pongo nombres muy claros y sin ninguna intención de autoengaño al cálculo de riesgo y a las motivaciones que me llevan a tomar decisiones más o menos arriesgadas. En mi opinión, hay que tener una cosa muy clara: éste es un trabajo colectivo. Lo decimos mucho y lo asumimos poco.»
En este sentido, la apuesta por nuevos talentos no se considera un factor demasiado determinante para tildar de arriesgada una serie. Según Diego del Pozo, se trata más bien «de valorar el diferencial y el potencial de cada proyecto. ¿Qué tiene de especial? ¿Qué podría aportarnos en el catálogo? ¿Hemos apostado por alguna propuesta similar? ¿Hay otras series parecidas en el panorama actual? Estas son algunas de las cuestiones que nos planteamos con la intención de seguir innovando, sorprender al espectador y diferenciarnos de los demás.»

El riesgo, en contexto
Hace unos años el riesgo era elegir a un personaje femenino como protagonista. Después introducir temáticas propias del colectivo LGTBIQ+. También mezclar idiomas en una misma serie. Encajar un drama o un thriller en capítulos de media hora. Hay decenas de factores externos que influyen en la creatividad y en la toma de decisiones, que, como recuerda Muruzábal, «en ocasiones atraviesa varios países», en este momento en que plataformas globales operan en mercados locales pero tienen a los ejecutivos con mayor poder de decisión en Londres o Los Ángeles. La máxima responsable de M Content comenta: «Como dice mi querido Sergio Díaz-Bermejo, “esto es arte e industria”. Lo cual ratifica que hay que observar las derivadas de estas dos vertientes a la hora de calcular riesgo, poniéndolas, además, en el contexto empresarial y… ojo, en el contexto personal de los decision makers.» Sin perder de vista que los procesos se han alargado mucho en el tiempo y que vivimos tiempos vertiginosos en los que todos los días hay noticias, cuanto menos, sorprendentes. Vamos, que hay que ser resiliente porque puede darse la situación de que el ejecutivo que ha dado luz verde a tu proyecto esté a la semana siguiente en la competencia.
«Ahora el riesgo es más industrial, antes se trataba de innovar a nivel creativo, en la temática, en el tono, pero el contexto actual es otro, por los presupuestos, la oferta, los hábitos de consumo. Ahora mismo el riesgo es producir, invertir en contenidos. Simplemente. Es una lotería, a no ser que tengas un acuerdo marco y, como creador, tengas un acuerdo con una televisión o una plataforma o estés en una productora que forma parte de un grupo», asegura Sonia Martínez, quien recuerda algunas veces que se ha tirado a la piscina como con ‘Vis a vis’ o con ‘Física o Química’ allá por 2008, «yo llevaba un año en Antena 3 y estaba segura de que me iban a despedir, más que nada por el lenguaje y el tono que decidimos utilizar.» Lejos de que sucediera, Martínez extendió su cargo como directora de ficción de Atresmedia hasta febrero de 2020. Hoy en día, cuando se trata de series «adolescentes» el listón ha subido con fantasías como ‘Élite’ u otras como ‘SKAM’ o ‘Ni una más’, ‘Euphoria’ en el panorama internacional. El camino fue allanado.
Después de haber abordado a lo largo de su carrera «las primeras adaptaciones de formatos de ficción en España», como ‘Yo soy Bea’ [2006] o ‘Doctor Mateo [2009], Martínez analiza el panorama actual y siente que «ver un reflejo serio de la sociedad española o de la historia española en la ficción no va con el espectador nacional. Adoramos ‘The Crown’ pero nunca seríamos capaces de hacerla, no sólo por cuestiones presupuestarias, sino también porque no nos creeríamos a nosotros mismos, somos capaces de verlo en otros pero no somos capaces de entusiasmarnos con nuestro pasado, presente y futuro. Fíjate que son pocos los biopics que han funcionado y creo que es porque nos cuesta ver nuestra realidad social, política y cultural, preferimos evadirnos y nos cuesta mucho ponernos de acuerdo.»
Un buen ejemplo de esta problemática es ’14 de abril, la república’, cocreada y coescrita por Virginia Yagüe. «Ahí la apuesta fue frontal y las tensiones externas terminaron con la serie», comenta. La ficción estrenó su primera temporada en Televisión Española en 2011 y tardaría siete años en emitir la segunda. Lo hizo, casualmente, cuando el partido en el gobierno era más favorable a esa parte de la historia de España. Para Candela Izquierdo, a pesar de que «ficción española ha madurado bastante en la última década y se ha atrevido con temas antes impensables«, sí hay algunos tabúes, como cualquier tema relacionado con la política actual, algo que no sucede en otros países, como Estados Unidos, Reino Unido o Dinamarca «donde producen series políticas brillantes.» Según Diego del Pozo, «no creo que haya tabúes en la ficción española, como tampoco considero que no haya series sobre política o monarquía. Hay bastantes ejemplos recientes de este tipo de series, incluyendo en nuestro propio catálogo», seguramente haciendo referencia a ‘Cristo y Rey’, en la que la relación extramatrimonial del rey emérito con Bárbara Rey queda reflejada.

Para Muruzábal, «ETA fue durante mucho tiempo un tabú, homosexualidad y deporte ha sido otro de los grandes tabúes, monarquía, guerra civil, Franco… Actualmente inmigración, que ninguneamos. También la intelligentsia suele tener tabúes para leer las intenciones creativas de lo pop (popular), algo que no pasa en Inglaterra, por ejemplo. Mi batalla particular es que haya más comunión entre la intelligentsia y lo popular.» La showrunner se metió en el charco de cómo los españoles conquistaron México con ‘Hernán’ antes de ‘Reina Roja’, pero recuerda especialmente una escena de la ficción basada en la novela de Juan Gómez-Jurado: «Dos minutos y medio de preparación de una tortilla de patata que termina en Velázquez.» Rizando el rizo. Para ella, estas dos series, «que han funcionado en términos de audiencia, tuvieron un hilo común: mucha intención de verdad, mucho respeto hacia el público. Pensar más en el receptor que en el emisor.»
En esta era de algoritmos e inteligencia artificial, Virginia Yagüe asegura que «el riesgo creativo más alto está en caer en la uniformidad de los contenidos. Para mí el verdadero riesgo como creadora es que mis proyectos no transmitan emoción. La neutralidad es el verdadero riesgo.»
Nos quedamos, para concluir, con una reflexión de Amaya Muruzábal, quien se ha sentido especialmente motivada para hablar de la temática de este artículo: «Es increíble lo poco que empatizamos con la gestión de riesgo que hace el eslabón siguiente a nosotros: el personal artístico pone en juego sus derechos morales vinculados a la obra, el crédito, su tiempo, a veces su dinero o lo que hubiera percibido; el productor arriesga su dinero o el de sus inversores, levanta una estructura -clave de para estabilidad de cualquier proyecto-, el tiempo -que es oro-, su pipeline; y el cliente pelea muchas veces por un proyecto en un mar de opiniones, en complejas empresas globales, con ecosistemas muy difíciles para la toma de decisión… Se necesitan muchas ganas de entender al otro, y mucha honestidad al expresar qué miedos tenemos para sacar adelante los proyectos. Y, muchas veces, optamos por lo que sí es arriesgadísimo para ello: el conflicto entre las partes; en vez de escuchar y tender puentes, o terminar un vínculo laboral a tiempo… Alargamos. Eso sí me parece arriesgado. Nos tenemos que mirar al espejo mucho, muchísimo, y preguntarnos cómo es nuestra gestión emocional del riesgo. Porque, al final, esa pregunta siempre nos va a atrapar.»
Series arriesgadas
Preguntados por las series españolas y extranjeras que consideran arriesgadas, la mayoría de los que participan en este artículo señalan ‘La Mesías’ (Movistar Plus+, Suma Content) y muchos títulos made in UK.

Para Candela Izquierdo, la que posiblemente sea la obra cumbre de Javier Calvo y Javier Ambrossi (al menos de momento), «aborda el fanatismo religioso y el trauma familiar, fragmentando la narrativa entre diferentes épocas y perspectivas. Lo que hace también arriesgada a ‘La Mesías’ es su ambición de no simplificar un tema tan complejo, no hay villanos unidimensionales ni respuestas fáciles. La decisión de utilizar videoclips musicales como elemento narrativo central podría haber resultado excéntrica, pero consiguieron integrarla orgánicamente en la historia, creando un contraste brutal entre la luminosidad artificial de estos vídeos y la oscuridad emocional que esconden los personajes.»
Juliana Barrera menciona también ‘Las noches de Tefía‘ y ‘Paquita Salas’, ambas de la factoría Atresmedia. Para Muruzábal, tras alabar la serie de Los Javis, enumera dos títulos originales de Disney+ ‘Balenciaga’ -«me pareció una joya», ‘Yo, adicto’ -«consigue lo imposible», así como «‘Ministerio’ [por ‘El Ministerio del Tiempo’] e ‘Isabel’, en mi corazón. Pero en mi cruzada popular-radical, destacaría en nuestra historia de la televisión la traición matrimonial en ‘Cuéntame cómo pasó’ y la maravilla que fue tanto términos industriales como de contenido ‘Amar en tiempos revueltos’«, ambas de RTVE. Diego del Pozo hace un guiño corporativo y habla de ‘La Ruta’ (Caballo Films), aprovechando que atresplayer estrenará pronto su segunda temporada: «Se trata de la única serie española con una estructura narrativa inversa, comenzando por el final y retrocediendo hacia el principio, lo que implica que sea más exigente para el espectador ya que debe ir completando los huecos de la historia.» Sonia Martínez eleva la apuesta por España: «‘La vida breve’ me parece una de las series españolas más arriesgadas de los últimos tiempos, sobre todo por el tono, es muy complicado, bajo mi punto de vista no es una comedia. La serie va a fuego lento y sobre un terreno poco seguro, eso es el riesgo, y me parece bien escrita, dirigida, interpretada.»
Tanto Barrera como Muruzábal apuestan por series en español cuando se les pregunta por el panorama internacional: ‘Pedro Páramo’, ‘Cien años de soledad’ y ‘El eternauta’. Para la creadora navarra, «esta enorme trilogía literaria latinoamericana es una genialidad; hay que ponderar y aplaudir su peso simbólico y comercial en el mundo.» Muruzábal señala «mi querido ‘El amor después del amor’, desde luego, que es una bella marcianada de biopic [del cantante argentino Fito Páez]», y por último, «la amabilidad de ‘Ted Lasso’ (Apple TV+), la evolución temporada a temporada de ‘El joven Sheldon’ (CBS).»

Para Alberto Rull, a nivel nacional, junto a ‘La Mesías’, destaca ‘Nos vemos en otra vida’ (de los hermanos Sánchez-Cabezudo para Disney+). «Creo que son dos líneas de trabajo que deberían verse más, me consta que hay proyectos en esos espacios que no han conseguido salir adelante.» El productor de Vértice 360 reivindica en el terreno internacional el primer episodio de ‘Black Mirror’, «creo que no se ha superado, ni en la propia serie, ni en otras.» Compartiendo la opinión de Sonia Martínez del brillo especial de las ficciones británicas, Rull trae a colación ‘Years and Years’ (una coproducción de BBC y HBO, firmada por Russell T Davies). «Creo que Reino Unido es, probablemente, el país que más riesgos toma a la hora de producir ficción» y añade a la lista ‘Mi reno de peluche’ (original de Netflix). Por su parte, Diego del Pozo menciona ‘Adolescencia’ (original de Netflix), «por la temática que trata y cómo la aborda. Ninguna serie se había atrevido a rodar todas sus capítulos en un único plano secuencia, demostrando que desde lo formal también se puede innovar para enganchar a la audiencia.»
Quedándonos en la industria británica, Candela Izquierdo suma ‘Such Brave Girls’ (disponible en España en Filmin), «no puedo ser más fan, es una de las apuestas más radicales que he visto en la comedia actual. Esta serie de BBC desafía absolutamente todos los parámetros de lo que se considera «aceptable» en una comedia protagonizada por mujeres. Su planteamiento es riesgo absoluto: una madre y dos hijas sumidas en la precariedad económica y emocional, mostradas sin un ápice de romanticismo o redención. Lo verdaderamente transgresor de la serie es el objetivo de presentar protagonistas femeninas egoístas y autodestructivas sin sentir la necesidad de hacerlas simpáticas o ejemplares en ningún momento. Mientras que la mayoría de ficciones contemporáneas intentan equilibrar los defectos de sus personajes con cualidades redentoras, esta serie se regodea contantemente en lo disfuncional sin pedir perdón por ello. Es una mezcla de humor extremadamente negro con momentos de vulnerabilidad devastadora que nunca caen en la autocompasión. Trata temas como la salud mental, las relaciones tóxicas o la pobreza sistémica desde un ángulo hilarante e incómodo, sin ofrecer jamás soluciones simplistas. Que la BBC apostara por una voz como la de Kat Sadler, permitiéndole desarrollar una visión tan personal y sin concesiones, evidencia un compromiso y riesgo con la innovación que muchas cadenas y plataformas se adjudican pero pocas practican realmente.»
Para Virginia Yagüe, ‘En fin’ (Prime Video, Versus, Diffferent Entertainment) sería el ejemplo de serie española reciente arriesgada. Lo argumenta: «Una comedia de bajo presupuesto sobre el apocalipsis que consigue encontrar el tono perfecto. Me pareció un soplo de aire fresco completamente original. Un riesgo muy aconsejable.» Se trata de una creación de David Sainz (‘Malviviendo’) y Enrique Lojo (‘El último show’).
Para la actual presidenta de DAMA, en el terreno extranjero destaca ‘The White Lotus’, la ficción original de HBO que ha estrenado este año su tercera temporada. «Es una apuesta muy definida en lo narrativo que busca continuamente poner en primer plano los límites de la moralidad de los personajes enfrentándolos a situaciones inesperadas y con resoluciones extremas. Traspasar esas líneas con cero complejos y sin hacer concesiones me encanta.»



