‘La Hojarasca’, de Macu Machín, un viaje por los conflictos familiares que convierte lo más íntimo en universal

Macu Machí, directora y guionista de ‘La Hojarasca’

El pasado 21 de abril finalizaba la 63ª edición del Festival de Cine de Cartagena de Indias. En la sección oficial iberoamericana de este certamen colombiano había películas españolas como la ganadora de la última Concha de Oro de San Sebastián, ‘O Corno’, de Jaione Camborda y ‘La Hojarasca’, primer largometraje escrito y dirigido por Macu Machín.

Este es una de las últimas paradas de ‘La Hojarasca’, que participó en febrero de este año en la sección Forum de la Berlinale o en certámenes nacionales como MiradasDoc 2024 y el 27º Festival de Málaga (ZonZine), donde fue además una de las grandes triunfadoras. Recientemente ha ganado también el premio Richard Leacock al Mejor Largometraje de la sección Canaria Cinema del 23º Festival de Las Palmas de Gran Canaria.

Macu Machín

La ópera prima de Macu Machín es una producción de El Viaje Films, que cuenta con el apoyo del ICAA, el Gobierno de Canarias, los cabildos de Tenerife y de Gran Canaria, así como de la Televisión Canaria. Las ventas internacionales están a cargo de la agencia Split Screen. La película recibió sendos importes de 89.613,12 y 22.403,28 euros en las ayudas selectivas del ICAA del año 2019 para proyectos documentales.

En el equipo creativo destaca la dirección de fotografía del también productor José Alayón (‘La ciudad oculta’) y de la búlgara Zhana Yordanova. El montaje ha ido incorporado sucesivamente la visión de tres montadores: el editor habitual de los trabajos de El Viaje Films, Manuel Muñoz Rivas, desde Barcelona. Después tomó el relevo Ariadna Ribas, montadora de las últimas películas de Albert Serra (‘Pacifiction’) y de otros filmes como ‘Creatura’; y finalmente se incorporó a la edición Emma Tusell, montadora habitual de las películas de Carlos Vermut (‘Magical Girl’).

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Tras una amplia trayectoria en el cortometraje (‘Geometría de invierno, ‘Quemar las naves’), la cineasta canaria Macu Machín presenta una película híbrida entre el documental y la ficción con elementos de suspense y misterio, protagonizada por la familia real de la directora: sus dos tías y su madre. Una historia de tres hermanas: Carmen Machín, Elsa Machín y Maura Pérez.

Rodada mayoritariamente en la isla de La Palma, ‘La Hojarasca’ propone una nueva mirada femenina al mundo rural, esa España vaciada tan llena de historias y conflictos familiares, pero también rebosante de misterios, de tradiciones y de ritos que se repiten en el tiempo, una realidad en el borde de lo mágico y lo misterioso. También una necesaria revisión al rol de lo femenino en el mundo rural, que pone el dedo en la llaga en el tema de los cuidados a las personas enfermas, y del desequilibrio que suele acarrear este tipo de realidades entre el resto de las personas de la familia.

La película es también un documental de suspense, sustentado en la tensión por saber cómo se resolverá el conflicto de las herencias con dos bandos claramente diferenciados, el de dos hermanas que representan a su vez dos arquetipos universales.

A todo ello se suma el interés antropológico y geológico de ver un volcán en acción y una naturaleza macaronésica poco conocida. Tras la saturación informativa producida en otoño de 2021 por la erupción del volcán de Cumbre Vieja en La Palma, ‘La Hojarasca’ ofrece la integración de este acontecimiento natural e histórico en una narración cinematográfica, que hace adquirir nuevas perspectivas sobre un hecho muy conocido por la población. Su directora y guionista, Macu Machín atendió a Audiovisual451 desde Colombia.

Audiovisual451: ‘La Hojarasca’ te está llevando por todo el mundo y te ha permitido ganar varios premios. Nada mal para un primer largometraje

Macu Machín: “Sí, no me quejo en absoluto. Me siento súper agradecida por poder vivir esta aventura y este momento tan bonito de compartir la película con los espectadores. Al final es el mayor deseo que una tiene, poder abrir eso en lo que ha estado inmersa tanto tiempo».

A451: Y ¿Cuánto tiempo ha sido realmente?

M.M: “Si me remonto al origen del proyecto, 20 años. El germen comienza cuando vivía en Buenos Aires, donde estaba haciendo una maestría de cine documental y eso fue hace ahora 20 años. Allí, tan lejos de mi casa,  de las Islas Canarias, me surgían preguntas tales como ¿Cuáles son tus raíces? Y otras Ideas como el sentimiento de pertenencia, las herencias… El proyecto ha pasado por todas las opciones posibles desde un corto, un largo, una videoinstalación multicanal, un ensayo…, hasta que se ha convertido en lo que es hoy”.

A451: ¿Pero cuando ves que ese germen puede ser una película?

M.M: “Realmente, cuando regresé de Argentina hace 10 años a Canarias, ahí fue cuando me vi como con la energía y la madurez suficiente como para retomar el proyecto. Me parecía que tenía la distancia justa y la energía como para afrontar este proyecto sobre la familia y sobre muchas cosas que a mí me atraviesan. Hace 10 años ya me puse a escribir”

A451: Una década ha pasado y también muchos laboratorios de desarrollo…

M.M: “Ha sido un proceso largo de maduración, entiendo que justo el que necesitaba la película. Mientras una está metida en el proceso, se genera mucha ansiedad porque quieres terminar y que se concreten las cosas, claro. Pero el proceso ha sido el que tenía que ser. De hecho, pasó por varios laboratorios como dices y eso me vino muy bien para entender que la película y que lo que yo quería contar podía tener interés también para el resto de los espectadores del mundo. Yo quería contar una historia universal, aunque tratase de mi propia familia. ¿Quién no ha vivido una mala experiencia con el tema de las herencias en la familia? Creo que eso todo el mundo lo puede comprender. La película va sobre las relaciones humanas, las relaciones más íntimas, sobre el amor en la familia, entre hermanos…”

A451: Imagino que la pandemia también habrá tenido mucho que ver en que se alargue tanto el proceso…

M.M: “Sí, el rodaje fue accidentado. Durante ese momento lo vivía con mucha angustia, porque quieres hacer una película pero el tiempo no se detiene, la vida continúa, tu familia envejece, tienen enfermedades… Yo tenía claro que esta película la tenía que hacer con mi familia, no tenía ningún sentido poner actrices como me aconsejaron en algún laboratorio, me decían que iba a tener muchos problemas con mi familia, porque se iban a interpretar a sí mismas y estaban poniendo en juego sus propios conflictos. Me decían que era muy arriesgado. Creo que ellas han sido muy valientes y muy generosas confiando en mí en todo este proceso… sin saber muy bien a dónde iba, pero sabiendo que lo estábamos haciendo juntas y con el equipo más cercano, un equipo chiquito, con los directores de fotografía, con el sonidista, con todas las personas que me acompañaron para poder abrirlo y compartirlo entre todos».

A451: ¿Cuál es tu idea de la película? ¿Para ti está más cerca del documental que de la ficción?

M.M: “Mira, es tan loco… Como estoy tan metida en el proyecto, tengo mucha dificultad para describirlo y me lo preguntan mucho. No sé ya qué es ficción y qué documental, porque al final lo que está debajo es todo verdad, más allá de que en algunas secuencias les proponía unas claves que eran de ficción, pero en realidad ni siquiera lo eran, porque les estaba haciendo poner en juego algo que ellas habían vivido ya, como por ejemplo repartir la herencia. La intención es que ese pequeño armazón de  estructura narrativa que yo les proponía, como de fábula, les diera la libertad para expresarse, para sentir, para reírse, para llorar, para lo que quisieran sentir. Algunas escenas están trabajadas desde ese lugar. A partir de los ensayos y de trabajar juntas iba surgiendo lo verdadero. Se trataba de repetir y repetir hasta lograr encontrar el tono, sin un guión cerrado, más allá de que yo tenía mi escaleta y yo todas las semanas tenía un nuevo guión. El encuentro de tres hermanas que tienen que ponerse de acuerdo sobre la herencia familiar es la historia de mi familia. Es cierto que son tres hermanas que han estado en conflicto durante 40 años, pero a la vez está muy acotadito en la película, porque la relación es sólo entre ellas tres, como si no existieran más seres humanos en el mundo, ni tuviesen maridos ni tuviesen más familia. Al despojar la historia de esos elementos, para mí está la ficción, me recordaba el punto de partida de los westerns clásicos. Está en sus tierras y de repente llegan las forasteras, que son sus propias hermanas. Me gustaba jugar con elementos del cine clásico para describir situaciones familiares, como el punto de arranque de una historia muy personal”.

A451: Has hablado del equipo, entre los que está José Alayón como director de fotografía, pero también es productor ¿Cómo se lleva eso no genera problemas en rodaje?

M.M: “No. Él ha trabajado antes como director de fotografía en otras películas de El Viaje Films. Es una persona muy creativa y cuando está inmerso en su labor de director de fotografía, no está pensando como productor. Es un creador más en la película y le agradezco que se involucre con tanta pasión y entrega”.

A451: ¿Por qué has contado la película con tres montadores? ¿Tiene que ver solo por todo lo que se alargó la producción?

M.M: “Sí, claro, cuando planificas y organizas un equipo no estás pensando en que vas a rodar durante tres años. Habrá quien quiera rodar durante mucho tiempo para fijarse en las diferentes estaciones del año o para ver envejecer a sus personajes… pero este no era nuestro caso, porque los protagonistas son personas mayores y además mi tía Maura, la más pequeña, tiene una enfermedad degenerativa. No queríamos que el proceso se alargase porque quizás en tres meses ella ya no podía moverse o no podía hablar, era muy arriesgado alargar el rodaje. Nos propusimos hacer un rodaje muy condensado, pero nos pilló la pandemia. Todo fue muy accidentado, tuvimos que volver a rodar en 2021 y explotó el volcán y nos impidió seguir rodando, tuvimos que esperar a que todo pasase para terminar. De la misma manera que se incorporó Zhana Yordanova en la dirección de fotografía, porque José Alayón tuvo que  implicarse en otro proyecto, tuvimos que contar con varios montadores. Empecé con Manuel Muñoz Rivas durante la primera fase de montaje y me ayudó mucho a pensar en términos del guión, de cómo abordar el resto de la película, cómo seguir indagando y profundizando en los personajes, en sus tensiones, sus conflictos internos… en lo no dicho, que era lo que más me apetecía explorar en la película. El proceso se alargó, él no pudo continuar y tuve que buscar a alguien y ahí estaba Ariadna Ribas. Fue fantástico poder contar con ella, porque tenía muchas ganas de participar en el proyecto. Yo pensaba que iba a terminar la película con ella, fueron dos meses de trabajar en la estructura, en el relato, pero también se terminó nuestro tiempo y ella tuvo que irse a trabajar en otra película. ‘La Hojarasca’ volvió pararse hasta que encontrara a alguien que me acompañara hasta el final y ahí apareció Emma Tussell. Te aseguro que fue precioso terminar con ella. Yo no la conocía personalmente, pero ella se había puesto en contacto conmigo antes de rodar para tratar de trabajar en la película, no pudo ser en ese momento, porque ya teníamos cerrado a Manuel Muñoz. Finalmente terminamos de una manera natural con ella. Las cosas suceden por algo, porque Emma Tussell vive en el pueblo de mi familia en La Palma, en Puntagorda, es algo inconcebible si uno se lo imagina. Fue muy profundo terminar ahí la película con ella, en su casa, salir de su casa cuando terminamos de montar y seguir en ese mismo paisaje que habíamos visto en la pantalla. Nada estaba planeado, se fue dando y creo que fueron las personas adecuadas en el momento que tenían que venir”.

A451: ¿Crees que ha sido positivo para la obra, cada uno ha aportado su personalidad?

M.M: “Desde luego, porque cada uno tiene su sensibilidad, su talento, su manera de trabajar y de pensar. Uno es más reflexivo, otro más racional, otro más intuitivo, de buscar la emoción. Con Emma trabajamos en esa parte y cuando me propuso su nueva versión dije ¡vaya cambio! Y no era tanto, estaban todas las escenas que había montado Manuel y Ariadna, pero había tensado las cuerdas. Ha sido muy bonito, cada uno aportando lo que necesitaba el proceso en cada momento”.

A451: Y has hablado del volcán que al final se ha convertido en un personaje más  e incluso en un impulsor necesario de la historia…

M.M: “Como te podrás imaginar, siendo una isleña de una isla volcánica, uno de los sueños de mi vida siempre fue ver un volcán en explosión. Mi familia me hablaba de la anterior erupción muchos años antes de yo nacer y yo quería ver un volcán en explosión en mi vida. ¿Cómo te vas a imaginar que durante el rodaje de tu propia película, en la isla de tu familia donde está sucediendo la historia va a explotar ese volcán? La realidad es que yo tenía muchas secuencias descriptivas del sonido en cada uno de los árboles secos, de la hierba seca y en las que eran protagonista otros elementos naturales como la niebla… Estaba obsesionada con transmitir con mucho detalle una imagen aislada expuesta a los elementos de la naturaleza. Para mí la naturaleza iba a ser un protagonista esencial en la película, estaba esperando que llegara una tormenta, que nunca llegó, que sirviera como catarsis, como clímax. Todo eso estaba en el guión. Nunca llegó esa tormenta, pero explotó un volcán, que era algo mucho más radical. Es como si toda esa energía que estábamos moviendo de mi familia que estaba bloqueada durante décadas se hubiese destrabado como la tierra misma.  Entonces fue fácil integrar el volcán porque yo ya estaba invocando a los dioses de la tierra de otras maneras, desde luego, no tan espectaculares. Lo vi muy claro”.

A451: Al principio has hablado de lo importante que es para ti de compartir la película con el público. No sé si tenéis previsto ir después de Cartagena de India y Las Palmas de Gran Canaria a otros festivales antes del estreno comercial en cines…

M.M: “Tengo que hablarlo con mis compañeros de El Viaje Films, pero en un principio hemos hablado de estrenarla en cines en otoño, lo cual me parece precioso, porque la película es otoñal, está rodada en otoño, va sobre el final de un ciclo. Pero antes de ese momento, ahora vienen unos cuantos festivales más, quiero disfrutar y aprovechar este momento de compartirlo y mantener conversaciones con el público al final de la proyección. Para mí eso es riquísimo, porque estoy descubriendo la película que he hecho a través de la mirada de los otros. Una trabaja de una manera muy intuitiva y cuando recibes el feedback te vas dando cuenta un poco de la dimensión de lo que has hecho. Lo importante es que la película pueda hablar por sí misma. Estar aquí en Cartagena de Indias, compartir con público latino la película, me ha permitido descubrir que el tema es universal. Ya me ha pasado con el público español y el alemán. Luego vendrá el camino comercial, pero es tan, tan complejo en estos tiempos en los que vivimos. Apenas se va al cine, es muy complicado poder abrir esa puerta”.

A451: Bueno, siempre queda la posibilidad de televisiones y plataformas…

M.M: “Sí, desde luego. Por ejemplo la Televisión Canaria fue la primera que me apoyó cuando yo estaba como productora en solitario, antes de que entrase El Viaje Films. Será la primera que estrene la película cuando llegue el momento de la televisión. Luego llegará lo que tenga que llegar o a la misma vez porque no tiene la exclusividad. Los apoyos de las televisiones son súper importantes para sacar los proyectos adelante. En el caso de la Televisión Canaria se arriesgó con el primer largometraje de una directora, debieron ver algo que merecía ser apoyado. Y gracias a la televisión autonómica empezaron a surgir nuevos apoyos que te van dando la seguridad que necesitas para llegar hasta aquí”.

A451: ¿Todos estos viajes con la película te permiten dedicarte a tu próximo proyecto?

M.M: “Realmente me cuesta pensar. Desde febrero no he hecho otra cosa que preparar maletas y centrarme en ‘La Hojarasca’, pero la vida continúa. Estoy escribiendo un nuevo proyecto, cada vez que llego a casa dos semanitas me siento y escribo un ratito. Tengo que ir buscando esos huecos porque escribir en el avión no lo veo posible y eso que, por ejemplo, he estado 24 horas para llegar hasta Cartagena de Indias. En el avión estás como un zombie, es muy incómodo. Sin embargo aprovecho para leer, para ver películas y todo eso va me va estimulando, va enriqueciendo el nuevo proyecto. Solamente con mirar por la ventana del avión e ir pensando en la nueva película me ayuda. Espero no tardar tanto en llevarla a cabo, lo que tengo claro es que quiero seguir mirando alrededor de familia, aunque desde un lugar más de ficción. Me veo ahí atrapada un poco como le pasa a Rulfo o García Márquez. Yo me siento así con la zona de donde es mi familia, que está muy aislada. Para mí es un lugar mítico, un lugar muy rico, pero muy pobre. Mi familia era muy pobre y los relatos que yo conozco tienen mucho que ver con el hambre, con la miseria pero también con la fabulación, con las ánimas, con animales que hablan… con muchas de estas cosas. Y bueno… y con la historia, porque la historia también pasa por ahí, aunque sean cosas más anónimas. Quiero explorar un poco ese territorio”.

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