La yincana de producir series en 2021

Termina un año, el 2021, que, como poco, podría definirse como una montaña rusa. También para la industria audiovisual. Semana tras semana se han sucedido las noticias sobre fusiones y adquisiciones, sobre nuevas estrategias de estreno y programación, sobre rodajes afectados por la Covid-19, sobre cambios legislativos, sobre alianzas insospechadas para poder elevar los presupuestos y crear producciones premium…

yincanaContent London ha sido el último foro en el que productores y ejecutivos se han sentado a compartir sus dolores de cabeza y a intentar arrojar algo de luz en medio de un panorama muy revolucionado en el que todo es posible. Si bien el foro organizado por C21Media no ha arreglado el mundo, como tampoco pudo hacerlo Series Mania Forum o MIPCOM, sí han quedado claras algunas posturas y algunas realidades con las que el sector debe convivir.

Una de esas realidades es que todo Occidente sufre la falta de profesionales de todos los perfiles para abastecer la demanda de producción original que procede, sobre todo, de las plataformas. Desde Canadá hasta Rusia, los productores denuncian que no hay suficientes guionistas, ni line producers, ni directores de fotografía, ni siquiera actores. “Por primera vez en mis treinta años de carrera, me ha llamado un guionista para decirme que abandonaba el compromiso que ya había adquirido conmigo para irse a otra producción en la que le pagaban más”, contaba con cierto escándalo Christina Jennings, CEO de la productora canadiense Shaftesbury (‘Frankie Drake Mysteries’, ‘Hudson & Rex’), durante un panel en Londres.

Ante esta situación límite, no habrá más remedio que pensar en producciones unscripted, tipo reality shows, dating shows, factuals, que requieren otro tipo de profesionales y conllevan otros tiempos de producción, según reflexionaba Moritz Polter de Windlight Pictures (‘Das Boot’) en Cannes. Y, por otro lado, Occidente, especialmente Latinoamérica y Europa tendrán que ponerse las pilas formando nuevos profesionales y rebuscando debajo de las piedras, porque la demanda de series de ficción (y documentales) no tiene la más mínima pinta de descender a medio plazo.

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Es imposible saber qué quieren los commissioners. Esta es otra de las conclusiones a las que cualquier ser humano puede llegar después de haber escuchado múltiples paneles a lo largo de 2021. Los responsables de producción original de Netflix, Amazon, Starzplay, HBO Max, BBC, etc. apenas sueltan prenda sobre los géneros, formatos, público objetivo que están buscando y se limitan a decir que quieren historias con arraigo en el país de origen pero con potencial para tocar la patata de la audiencia internacional; producciones de calidad (obvio); con un enfoque distinto a lo que se ha visto hasta ahora (resumido en “vino viejo en botella nueva”); y, por supuesto, que reflejen la diversidad de la sociedad, porque lo de la protagonista femenina parece estar superado. Lo que también está claro es que nadie quiere ver en pantalla historias relacionadas con la pandemia y el confinamiento y que, por muy mal que viaje a nivel internacional, la comedia es una necesidad real en canales y plataformas de todo mundo.

De vez en cuando los commissioners dejan caer una pista, como es el caso del equipo de Disney+ EMEA: “No nos interesan precompras ni coproducciones”, sentenciaron en Content London. La plataforma ha terminado el año anunciando que invertirá 33.000 millones de dólares en producción de contenidos y en derechos deportivos en el año fiscal que empezó el pasado mes de octubre, con el objetivo de estrenar 50 películas y series en salas de cine y en sus plataformas de streaming. Así que, ¡algo es algo!: lo que le interesa a Disney es la producción de originals, un camino que está empezando lentamente en España, dado que, hasta el momento, la única serie anunciada es ‘Balenciaga’, con los directores vascos José Mari Goenaga, Jon Garaño y Aitor Arregi.

BALENCIAGA Disney+
de izquierda a derecha: Jose Mari Goenaga, Aitor Arregi (creadores y directores); Lourdes Iglesias (creadora y guionista); Jon Garaño (creador y director); Sofía Fábregas (productora y vicepresidenta de producción original, Disney+, España); Xabier Berzosa (productor). Créditos de la foto: David Herranz.

Otro punto que afecta a los productores sean de la nacionalidad que sean es el acceso a los ejecutivos. Realizar un pitch o conseguir una reunión, sobre todo con una plataforma, parece un coto reservado a unos pocos privilegiados. Y a la vez, todos los operadores presumen de que están dispuestos a escuchar nuevas voces. Por todo esto, no es de extrañar que muchas preguntas de la audiencia en los paneles giren en torno a cómo hacerles llegar propuestas de contenido y en torno a quién es quién en cada territorio. La siguiente queja de muchos productores es que jamás reciben respuesta o que tardan mucho en recibirla, lo que eterniza los desarrollos y las green lights de los proyectos.

Y cómo no, el acceso a los datos de consumo es otra de las patatas calientes. Los productores viven en la más plena oscuridad cuando se trata de averiguar quién está viendo qué y cunde la sensación de que los éxitos, especialmente los de Netflix, están fabricados a base de marketing. Partiendo de que no existe base científica para prever qué serie o película va a triunfar, se acepta que ‘La casa de papel’ y ‘El juego del calamar’ hayan sorprendido a nivel mundial, pero, ¿cuánto hay de cierto y cuánto hay de fabricado? Nunca lo sabremos. Mientras tanto, en su siguiente alarde de control, Netflix ha puesto en marcha su propia página web destinada al público masivo con noticias, entrevistas y reportajes sobre sus producciones. Así que la cosa ya no sólo trata de comprar la lona más grande del centro de la ciudad para promocionar su estreno del mes. No. La cosa ya pasa también por entrar a saco en el terreno editorial.

Por otro lado, nadie tiene muy claro hasta cuándo van a aguantar el tipo ciertas plataformas de streaming, sobre todo aquellas de nicho y aquellas que nacieron con carácter nacional y han ido creciendo en su ambición global. Según una encuesta que la consultora O&O realizó entre los acreditados de Content London 2021 y los suscriptores de C21, la mitad está segura de que solo BritBox, servicio de BBC y ITV que opera en Reino Unido, Norteamérica, Australia y Sudáfrica, y Viaplay, plataforma de Nordic Entertainment Group que está ampliando su huella internacional, seguirán existiendo de aquí a cinco años. Si muchas personas se preguntan cómo Netflix puede mantener ese nivel de inversión en producción, en tecnología, en marketing y en personal basándose tan solo en la cuota de los suscriptores, no es raro que más del 80 por ciento de los encuestados piense que Peacock, plataforma de NBCUniversal, habrá desaparecido en cinco años. Quizá, el siguiente terremoto de la industria audiovisual sea que las plataformas empiecen a fusionarse entre ellas…

Según las previsiones de Deloitte Global, la maduración del mercado de las SVoD continuará en 2022 y eso supone que las piezas seguirán moviéndose: habrá más nuevos abonados que bajas, aumentará la media de plataformas por abonado, muchos volverán a suscribirse a esa plataforma que habían abandonado… Es decir, idas y venidas del usuario que afectarán directamente a las arcas de las plataformas y a los registros de consumo, y, como consecuencia, a su estrategia local.

Por supuesto, las negociaciones en torno a los derechos ha sido el tópico de 2021. Los productores, sean más o menos independientes, se rebelan contra la posibilidad de ser reducidos a una mera prestación de servicios y a que se elimine cualquier aportación creativa que pueda proceder de ellos, de la misma forma que no están dispuestos a renunciar a la explotación long tail que podría suponer la retención de, al menos, un porcentaje de la IP. Pero la realidad es que las plataformas de streaming, esas que han revolucionado el negocio y por las que muchos productores beben los vientos, quieren el 100 por 100, worldwide y de por vida. Ante esta situación, hasta la BBC se está cansando de coproducir con los grandes streamers y está yendo hacia plataformas más pequeñas, de alcance nacional, para coproducir sus series de ficción, según comentó Piers Wagner, director de BBC Drama , en Content London.

La industria española de las series tiene que reaccionar con más rapidez al final de ‘La casa de papel’. Según O&O, un tercio de los encuestados cree que Corea del Sur es el territorio más candente hoy en día para nuevas ideas y formatos. De la misma forma que la serie de Álex Pina colocó a España en el mapa mundial de las series, éxitos como ‘Parásitos’, ‘Masked Singer’ y ‘El juego del calamar’ han provocado que toda la atención esté ahora puesta en el país asiático. Si bien el fenómeno de ‘La casa de papel’ es prácticamente irrepetible, sí se echa de menos más presencia de series españolas en mercados y festivales internacionales. Productores y consultores repiten que hay grandísimos proyectos españoles forjándose y que vienen años de cosecha estupenda, pero quizá la espera se esté haciendo demasiado larga y España necesite llevar su ambición más allá para jugar en la liga de los high-end dramas.

La casa de papel
‘La casa de papel’. Fotografía de TAMARA ARRANZ/NETFLIX © 2021

Y elevar la ambición pasa por elevar los presupuestos, otra realidad occidental promovida, sobre todo, desde las plataformas. Recordemos que Amazon está invirtiendo 465 millones de dólares solo en la primera temporada de ‘El señor de los anillos’ y que Netflix estaría poniendo encima de la mesa 10 millones de dólares para cada episodio de ‘The Crown’. Aunque no hay que perder de vista lo que muchas televisiones europeas están haciendo: RTL ha tirado la casa por la ventana para la nueva versión de ‘Sisi’; France Télévisions hace lo propio con ‘Germinal’ y ‘La vuelta al mundo en 80 días’, de nuevo, superproducciones de época; ZDF y las demás públicas de La Alianza están produciendo la serie de ciencia ficción ‘The Swarm’ con todo el detalle que requiere el género; entre otros proyectos. Sería importante señalar que el presupuesto no sólo debe elevarse en la producción física, si no también en las fases previas, sobre todo en el desarrollo de los proyectos.

Veremos cómo la industria española de las series sigue trabajando para estar a la altura del resto de mercados, en un panorama muy difícil: Televisión Española sigue en plena reestructuración y acaba de incorporar al nuevo responsable de Ficción y Cine, José Pastor; las series turcas han tomado el lugar que las españolas ocupaban en el prime time de Antena 3, cuya matriz, Atresmedia, está apostando por ficciones más arriesgadas para estrenar en ATRESplayer Premium, y produciendo muy de la mano de Buendía Estudios, su propia productora en joint venture con Telefónica; y Mediaset España no disimula que la ficción nacional no es el corazón de su programación, mientras produce para terceros, principalmente para Amazon.

Por su parte, Movistar+ estrenará un menor número de series propias en 2022 y en 2023, según reveló en Content London María Valenzuela, responsable de Internacional en la plataforma de Telefónica. Según la ejecutiva, las apretadas agendas del talento y la necesidad de elevar presupuestos les ha llevado a tomar esta decisión “difícil pero acertada”. Entre los planes del nuevo departamento de Valenzuela se encuentra la búsqueda de socios para coproducir a nivel internacional.

Y ahora después de todas estas reflexiones, ¡a desarrollar proyectos!

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