‘Lionel’, un largometraje nacido desde la confianza y el riesgo creativo que desafía los procesos tradicionales de producción

Por Adela Mac Swiney.

La 70ª edición de Seminci ha acogido el estreno mundial de ‘Lionel’, ópera prima del joven realizador murciano Carlos Saiz, conocido por su trabajo en la dirección de videoclips para bandas como Los Planetas, Carolina Durante o Él Mató a un Policía Motorizado. A medio camino entre la ficción y la no ficción, la película cuenta la historia de Lionel Corral y Lionel Corral Bernal en la que padre e hijo se interpretan a sí mismos en una road movie intimista, plasmando en pantalla las complejidades de su relación durante un viaje de Murcia a Marsella, donde vive la hermana Alicia, quien también participa en el filme.

‘Lionel’, que compite por la Espiga de Oro del certamen, se presenta como una propuesta poco habitual dentro del panorama español, impulsada por un modelo de producción que se aleja de la lógica industrial convencional y que ha colocado la realidad emocional de sus protagonistas en el centro del dispositivo cinematográfico.

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El equipo de ‘Lionel’ en SEMINCI 2025: Carlos Saiz Espin (director), Lionel Corral Bernal, Lionel Corral y Alicia Corral (intépretes), Mario Fornies, Nabil Ejey, José Nolla (productores) y Ana Valls (productora ejecutiva). PHOTOGENIC.

Antes de cualquier decisión de financiación o escritura definitiva, la coproducción de España y Francia (Promenade Films) se sostuvo sobre una elección productiva: preservar la verdad de lo que se iba a filmar. El proyecto comienza cuando el productor Mario Forniés descubre el cortometraje previo, ‘La hoguera’, y se interesa por la posibilidad de continuar esa historia familiar desde el lugar en el que ya existía: la vida real. Audiovisual451 ha hablado con los productores Mario Forniés (Blur Films); Nabil Ejey y José Nolla (Icónica Producciones) para conocer los detalles del proyecto.

“Me interesó porque a mí me gusta el cine que habla desde lo real y con personas reales”, ha explicado Mario Forniés, quien agrega que no se trataba de “adaptar” esa experiencia a un formato de ficción, sino de construir una película que se plegase a ella y antes de levantar el largometraje se decidió comprobar si el dispositivo era posible por lo que se efectuó un primer viaje-test con un equipo mínimo para confirmar que la cámara podía convivir con la intimidad sin quebrarla y que la familia, que no son actores profesionales, podía habitar su propia historia sin sentirse observada desde fuera.

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Cuando esa prueba demostró que el método era viable, Forniés incorporó al productor Nabil Ejey, murciano como la familia protagonista, figura clave en el acompañamiento cotidiano. Más adelante se sumó José Nolla, aportando experiencia estructural y legitimidad industrial en un proyecto que ya había demostrado su identidad metodológica.

Es necesario apostar por un cine que discute las maneras de producir y de contar una historia

José Nolla ha resaltado que “esta película parte de unas premisas de riesgo creativo muy poco frecuentes y lo que la hace distinta no es solo el tema, sino la manera de producirla y sostenerla; no se plantea desde la comodidad industrial, sino desde la decisión de proteger lo real” y ha agregado que el filme es el resultado de una convicción y una determinación básicamente de Carlos Saiz y de los dos productores. “Yo les he acompañado en una fase en la cual estaba todo ya montado, todo el concepto, aunque en algún momento yo tuve dudas sobre si se podría llegar realmente a hacer y aquí tenemos el resultado; creo que el cine que contempla, que discute las maneras de producir y las maneras de contar es lo que siempre me ha interesado como productor y yo creo que esta es una película que es un ejemplo de un cine que hay que apostar por él, que tiene riesgo”.

Los tres productores han admitido que no se ha entendido bien el proyecto a la hora de buscar la financiación, a lo que Nolla ha dicho que “se ha logrado con unas dificultades tremendas, pero el cine convencional a mi prácticamente ya me interesa menos, yo creo que estas películas en donde se asume un riesgo narrativo y un riesgo de diseño y producción son las que hay que hacer”.

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Al respecto, Forniés ha reconocido que se ha tenido que pedir un préstamo bancario para hacerla, aunque se ha tenido apoyo del ICAA, del Instituto de las Industrias Culturales y las Artes de Murcia (ICA) y ha estado en laboratorios de desarrollo como TorinoFilmLab, Ventana Madrid, L’Alternativa, el Atlántida Mallorca Talents Lab y en San Sebastián, lo que comprueba que hay una serie de rúbricas, una recepción y una mentoría que animaban a seguir. Pero aún hay que completar la financiación. “Ya cuando la ven, se sorprenden y a eso estamos apostamos porque es una película en la que no puede no estar las televisiones públicas y plataformas pero aún estamos en ello”, recalca Nolla.

Una realización que ha puesto la realidad por delante del guion

El director Carlos Saiz y el coguionista Raúl Liarte escribieron un guion completo, pero este no fue entregado a los protagonistas. Su función no era determinar lo que debían decir, sino sostener una estructura para que la película pudiera existir como ficción sin romper su raíz emocional. Nabil Ejey describe el trabajo interno como un equilibrio permanente: había que respetar la esencia del guion, pero también lo que la vida imponía en cada momento, más que producir, muchas veces acompañábamos emocionalmente”.

El proyecto ha llevado un tiempo de cuatro años y el rodaje se desarrolló entre junio y noviembre y se filmó de manera cronológica, manteniendo el viaje real que articula la película. Al tratarse de un proceso donde la energía emocional era inseparable de la puesta en escena, la producción adoptó una lógica distinta: jornadas más cortas, presencia mínima del equipo y flexibilidad estructural para no desplazar la intimidad. “Esto no es un proyecto de realidad y ficción improvisado”, subraya Nolla, “hay claqueta, hay repetición de tomas, hay puesta en escena planificada; la diferencia es que el guion no coloniza la realidad; la sostiene”.

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Para los productores, en ese marco de trabajo, ‘Lionel’ no se limita a registrar un viaje: es un rodaje que es a la vez proceso vital y ha sido necesaria la cercanía entre director, protagonistas y equipo. La familia, que no había visto la película hasta su pase en la Seminci, confió todo su proceso personal en manos del dispositivo que Saiz había preparado para acompañarles, no para dirigirles desde fuera lo que da como resultado una obra que se sitúa en la línea difusa entre vida y puesta en escena, sin renunciar en ningún momento a la condición de ficción.

Los actores han manifestado que se sintieron con mucha libertad en el proceso de rodaje. “La libertad se sentía en el simple hecho de estar frente a la cámara, sin guion, y poder expresarnos como quisiéramos”, ha asegurado Alicia Corral, mientras que Lionel padre reafirmó esta sensación: “Yo en la película he hecho lo que me ha dado la gana”, ha dicho entre risas a lo que Lionel hijo ha agregado que “al final, Carlos es un miembro más de la familia. Hemos tenido mucha confianza en su trabajo”.

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