Históricamente, México siempre ha sido un referente en el cine mundial y sobre todo dentro del entorno latinoamericano. Sin embargo, en los últimos años, el cine mexicano está viviendo una verdadera edad dorada, tanto a nivel interno como fuera de sus fronteras, y no solamente porque en las dos últimas ediciones de los premios Oscar, dos directores de aquel país, como son Alfonso Cuarón (‘Gravity’) y Alejandro González Iñarritu (‘Birdman’), hayan triunfado.
El verdadero éxito del cine méxicano actual viene marcado a nivel industrial, sobre todo a raíz de la implantación de la conocida Ley 189, una normativa introducida en 2006 que ha hecho posible que la producción del cine mexicano ronde ahora los 130 títulos anuales, cuando una década antes deambulaba sin rumbo por las 17 producciones. Ya no solo Colombia, Brasil, Perú o Chile marcan la pauta de la normativa audiovisual latinoamericana, también México y no es nuevo.
Para contextualizar mejor la situación, en el año 2013 México contaba con una población de 118,3 millones de habitantes y una renta per cápita de 11.224 dólares. El precio medio de las entradas en los cines mexicanos fue de 3,49 dólares en 2013 y acudieron a las salas mexicanas un total de 248 millones espectadores, 20 más que el año previo. La taquilla total de los cines mexicanos creció un 17 por ciento en 2013, hasta llegar a los 911 millones de dólares, gracias, entre otras razones, al incremento del precio de las entradas.
Por primera vez en muchos años, una producción mexicana ocupó en 2013 el primer lugar en el ranking de películas más taquilleras: ‘No se aceptan devoluciones’, de Eugenio Derbez, que superó los 15,1 millones de espectadores. Junto a ‘No se aceptan devoluciones’, otra comedia mexicana, ‘Nosotros los nobles’, de Gary Alazraki, se situó en séptima posición del ‘Top 10’ en 2013, con más de 7,1 millones de espectadores. Estos dos títulos impulsaron la cuota de mercado del cine mexicano en 2013 hasta el 12 por ciento (la más alta de los últimos cinco años), frente al 5 por ciento de 2012.
El parque de salas mexicano creció un 3,5 por ciento en 2013 hasta alcanzar las 5.547 (5.360 en 2012). Aunque México tiene la ratio de salas más alta por millón de habitantes de toda la región, con casi 47 pantallas por cada millón, el 6 por ciento de las ciudades mexicanas carece de cine. En el apartado de producción también 2013 fue un año de bonanza con 126 largometrajes, frente a los 83 del año anterior y la cifra más importante desde el año 1959. El presupuesto medio de las producciones mexicanas quedó fijado en 2013 en 1,7 millones de dólares.
Aquí está la verdadera clave para entender la edad dorada del cine mexicano. Madrid ha acogido el 21 de mayo la Jornada Laboratorio Cultural: México-España: ‘189 maneras de hace cine’, en la que han participado numerosos productores de ambas orillas y representantes de los organismos cinematográficos de los dos países, incluyendo a Lorena González, directora general del Instituto de la Cinematografía y de las Artes Audiovisuales (ICAA) y a Jorge Sánchez Sosa, director general del Instituto Mexicano de Cinematografía (IMCINE).
En la jornada se han dado a conocer las diferentes normativas e incentivos fiscales en vigor actualmente en el país con mayor número de castellano-parlantes del planeta, donde destaca la denominada Ley 189. Eficine 189 es un incentivo fiscal para los contribuyentes que desde 2006 otorga el Artículo 189 de la Ley del Impuesto sobre la Renta y que apoya la producción o postproducción de largometrajes de ficción, animación y/o documental; así como la distribución de películas.
A través de Eficine, los contribuyentes que inviertan en proyectos cinematográficos en México pueden obtener un crédito fiscal, equivalente al monto de su inversión, contra el impuesto sobre la renta en el ejercicio en el que se determine el crédito. El estímulo alcanza como máximo el 80 por ciento del presupuesto de producción y su límite son 1,3 millones de dólares para largometrajes que incluso pueden ser dirigidos por autores extranjeros. La normativa exige que el 70 por ciento del incentivo debe ser gastado en México, principalmente en la contratación de personal técnico y equipo artístico.
A través de Eficine 189 se pueden distribuir en total 650 millones de pesos mexicanos (unos 43 millones de dólares) para la producción en dos periodos por cada ejercicio fiscal, además de 50 millones de pesos (3,3 millones de dólares) en dos periodos para distribución por cada ejercicio fiscal. Cada proyecto de producción puede solicitar hasta 20 millones de pesos (1,3 millones de dólares) siempre y cuando no exceda el 10 por ciento del ISR (Impuesto Sobre la Renta) generado por el contribuyente aportante del año anterior, en cuanto a distribución no se puede exceder de 2 millones de pesos (130.000 dólares).
«Los productores mexicanos exigimos hace años la implantación de un estímulo fiscal a la inversión en cine. Demostramos que si no se hacía nada era imposible recuperar las inversiones, por eso en 2006 se creó este incentivo fiscal que nos ha permitido rodar 130 películas anuales», ha comentado la productora Mónica Lozano, directora general de Alebrije Cine y Video.
Por su parte, el guionista, director y productor mexicano, Enrique Rivero, ha contado su experiencia de producción a través de la Ley 189, en comparación con la realidad del cine español. «He conseguido financiar mis dos primeras películas con la Ley 189, la tercera, que está prácticamente lista pero que todavía no ha visto la luz, intenté producirla en España pero me fue imposible. Me encontré con que la arquitectura financiera que hay que construir para producir una película en España era muy complicada, por eso admiro mucho lo que hacen los productores españoles. Si mi película hubiera dependido solo de la financiación española no se hubiera hecho», confesó.
Rivero animó a los productores españoles a levantar sus proyectos utilizando la ley mexicana 189: «es mucho más sencillo financiar una película». En la mesa también estaba el productor español Enrique López Lavigne, de Apaches Entertainment, responsable de títulos como ‘Lo imposible’ o ‘Intruders’, entre otros muchos, que aseguró que, en su caso, los incentivos fiscales nunca son una motivación para producir: «Soy contrario de ir a rodar a un lugar determinado por que existan ciertos incentivos fiscales. Nosotros somos productores que hemos cruzado el charco pero es cierto que quizá nos hayamos olvidado un poco de Latinoamérica. Para producir en México lo primero que me preguntaría es si la historia tendría sentido allí», apuntó.
López Lavigne también ha alabado el papel de las autoridades mexicanas que han sido capaces de entender la necesidad de apoyar la producción de cine autóctono. De hecho, el productor de ‘Lo imposible’ ha recordado la importancia del factor local, contando una experiencia propia en torno a la película ‘3 bodas de más’, de Javier Ruiz Caldera, que en España funcionó muy bien, con más de 6,3 millones de euros de recaudación y casi un millón de espectadores, y que sin embargo fue todo un fracaso en México a pesar de estrenarse por todo lo alto. «Estrenamos la película de Ruiz Caldera en México y no funcionó en absoluto, nos preguntamos por qué, cuando en España había ido tan bien. Esta situación no ha hecho reflexionar y ahora estamos desarrollando una versión de la comedia para el mercado latino», ha comentado el productor de Apaches Entertainment.
Pero la Ley 189 no lo es todo, en México existen otros fondos y subvenciones públicas para impulsar la producción cinematográfica. Foprocine, el Fondo para la Producción Cinematográfica de Calidad, es un fideicomiso con convocatorias de apoyo para producción o postproducción de largometrajes (de 75 minutos o más) de ficción, documental y/o animación.
Los sujetos de apoyo deben ser casas productoras o personas físicas mexicanas; la participación de directores extranjeros está sujeta a su vinculación con una productora mexicana, así como contar con al menos dos años de residencia legal en el país y una trayectoria reconocida en la cinematografía mexicana. También pueden vivir en el extranjero y solo ser contratados para dirigir la película. El jurado del Foprocine está conformado por creadores cinematográficos, nacionales y extranjeros, de reconocida trayectoria, no tratándose de las mismas persona que cambian año con año. La administración del Foprocine recae en el IMCINE y se coordina a través de la Dirección de Apoyo a la Producción.
El Foprocine otorga recursos en contratos de coproducción vía capital de riesgo o contratos de crédito. No se trata de recursos a fondo perdido. El apoyo del Foprocine puede combinarse con el de Eficine 189, no así con el de Fidecine. También tiene como límite 660.000 dólares y el 80 por ciento del coste de producción.
Fidecine, es otro fondo del IMCINE destinado a producciones de ficción y animación, que cubre solo hasta el 49 por ciento del presupuesto de producción o hasta 530.000 dólares, aunque en este caso solo es posible para producciones dirigidas por cineastas mexicanos.
También existe el fondo de PROAV, impulsado por la Film Commission de México, para producción y postproducción, que tiene como objetivo general promover la inversión en la Industria Cinematográfica y Audiovisual a través del otorgamiento de apoyos a proyectos nacionales y extranjeros de producción Cinematográfica y Audiovisual que impulsen su internacionalización y que fomenten la exportación de los servicios de la industria y el desarrollo económico nacional. Disponible para películas y obras audiovisuales que realicen un gasto mínimo de producción en México de 2,66 millones de dólares o al menos 660.000 dólares en postproducción. La ayuda consiste en el reembolso de hasta el 7,5 por ciento del gasto de producción o postproducción realizado en suelo mexicano. Además, existe una tasa de desgravación fiscal del 16 por ciento exclusivamente para producciones extranjeras que se rueden en México.
