Las productoras Nakamura Films y Cuéntaselo a Verónica AIE ruedan en Valencia ‘María Martínez Ruiz no puede volver’, largometraje dirigido por Óscar Bernàcer y escrito por Gracia Solera.
Se trata de una comedia dramática en torno a la industria de la televisión protagonizada por Carmen Arrufat y Àlex Monner (‘La furia’), en compañía de nombres como Sergio Caballero, Marta Belenguer, Dani Bayona y Carlos Blanco, entre otros.

‘María Martínez Ruiz no puede volver’ cuenta con la producción ejecutiva de Araceli Isaac Delso, con la financiación de ICAA, IVC e ICO; y con la participación de RTVE, Movistar Plus+, À Punt Mèdia y Crea SGR. Las ventas corren a cargo de FeelSales. Con un presupuesto de casi 2,8 millones de euros, el filme recibió 760.000 euros en las ayudas selectivas del ICAA del año 2024.
Además, en sus etapas de guion y desarrollo, el proyecto ha recibido el apoyo de CDPAI Ibermedia, Comunidad de Madrid, Residencia de Cine de Extremadura, Fikticia Mad, SGAE, Festival de Cine de Alicante, Ventana Sur y Promercat.
«‘María Martínez Ruiz no puede volver’ parece una distopía, pero no lo es. El reto está en cómo plasmar con ojos de 2025 un universo de finales de los 90 y principios de los 2000, machista, clasista y lleno de trepas. Y es que a las nuevas generaciones les cuesta creer que aquellos entornos tan tóxicos existieran», asegura el propio director.
«La realidad supera la ficción, y la telerrealidad más si cabe. Hace años entré en mi primera redacción de televisión y me encontré con un cartel que decía ‘María Martínez Ruiz no puede volver’. Me pasé una semana preguntándome qué habría hecho esa mujer para que se le vetara la entrada en un programa donde todos andábamos como locos por engatusar a alguien para que viniera», apunta, por su parte, la guionista Gracia Solera.

Sinopsis
Valencia, 2001. Fani entra como becaria en un programa de testimonios. Para no perder su trabajo, lleva a la única mujer que tiene prohibido volver: María Martínez Ruiz.
‘María Martínez Ruiz no puede volver’ descubre ese otro lado de la industria de la televisión, donde la verdadera historia se encuentra en el backstage y cuando los focos se apagan. La otra cara que nunca ha visto el espectador: lo que ocurre, y lo que ocurría en la trastienda de los programas de testimonios. Esa realidad alterada y manipulada que arrasaba en audiencia, pero que nada se atrevía a reconocer que consumía.



