‘Golpes’, la ópera prima de Rafael Cobos, ganador de dos premios Goya a mejor guion por ‘La isla mínima’ y ‘El hombre de las mil caras’, compite por la Espiga de Oro de la 70ª edición de la Semana Internacional de Cine de Valladolid (Seminci). El filme es un “thriller delicado”, construido a fuego lento desde la producción y la escritura con el que el realizador admite que “probablemente ahora sea un guionista más honesto ya que siempre hacemos trampa, no sabemos resolver cosas y la literatura nos permite pasarle la responsabilidad al director”.
Borja Pena y Emma Lustres, fundadores de Vaca Films, presentan este filme en coproducción con Grupo Tranquilo y Playtime (Francia), con la participación de Movistar Plus+, RTVE y Canal Sur, con la financiación de ICAA-Ministerio de Cultura y la Administración de la Junta de Andalucía – Consejería de Cultura y Deporte y el apoyo de Programa Europa Creativa de la Unión Europea. A Contracorriente Films se ocupará de la distribución de la película en salas españolas.

‘Golpes’ está protagonizada por Luis Tosar, Jesús Carroza y Teresa Garzón, y se rodó a lo largo de siete semanas en diferentes localizaciones de Sevilla y Madrid; completan el reparto Cristina Alcázar, Carlos Bernardino y Cristalino. La película cuenta con un presupuesto de 4,4 millones de euros y recibió 1,2 del ICAA en el segundo procedimiento de las ayudas generales sobre proyecto de 2023.
La productora Emma Lustres ha explicado que la película no partió de un decorado histórico sino de una voluntad de lograr una perspectiva aún no revisitada. “Yo creo que los años 80 están muy mirados, hay mucho cine reciente sobre todo de la primera etapa de esa década, y me parece interesante mirar eso desde la historia que cuenta ‘Golpes’, intentando hacer una película entretenida, de nervio, con una trama de unos atracadores, pero con un trasfondo mucho más grande, donde claramente ves a unos personajes que están mirando hacia el futuro, hacia la España que viene, y otros que les cuesta mirar hacia ese futuro.”
Ha considerado que, en el cine español quedan muchas películas aún por contar de esa época “que fue muy oscura y de mucha luz; la transición es quizás el momento más importante de la historia de España de los últimos 50 o 60 años, y aún quedan muchos temas por desarrollar.”
Uno de los retos de la producción fue lo largo del proceso. “Llevó mucho tiempo encontrar qué película hacer y qué historia contar de esa época, con esos temas que se cruzan; fue laborioso porque no queríamos hacer una película más y yo creo que hay una etiqueta que la define muy bien: para mí, ‘Golpes’ es un thriller delicado, una película de personajes delicada.”
Para el guionista Fernando Navarro (‘Verónica’. ‘Segundo premio’), la película no podía haberse escrito de otra manera: “La historia habla de presente, pasado y futuro. Esa lentitud nos permitió ir adelante y atrás hasta encontrar el punto exacto” y matiza que el resultado no procede de una planificación rígida, sino de un proceso destilado: una película que se revela con el tiempo, no que se impone desde el principio.
Con esta película, Rafael Cobos regresa a la Sevilla de los años 80, un lugar que ya ha trabajado en su labor de guionista para la obra del cineasta Alberto Rodríguez, en películas como ‘Grupo 7’ (2012) o ‘La isla mínima’ (2014). Sobre su primera experiencia dirigiendo en solitario tras el éxito de la serie ‘El hijo zurdo’ (2023), el realizador ha explicado que la semilla fue puramente narrativa. ”Al principio estuvo la peripecia, el interés por contar una historia de atracadores en barrios muy concretos, y después entendimos que esa aventura podía estar al servicio de una metáfora mayor”, ha señalado, y fue entonces cuando comenzaron a aparecer las conexiones con la memoria histórica y la herida política de fondo.

“Esta aproximación forma parte de la manera que entendemos el cine Fernando y yo; de ver cómo podíamos forjar una metáfora para acercarnos a esa historia no contada; la Transición se ha representado muchas veces en el cine, pero no tanto sus consecuencias, esas preguntas abiertas que no se terminaron de contestar y en esta película encontramos un interesante binomio entre las peripecias del cine quinqui y una película cargada de compromiso político.”
Ha apuntado que esa evolución temática no se diseñó en mesa, sino que fue consecuencia natural de la escritura. “Se ha contado mucho la transición, pero no tanto sus consecuencias y ahí había preguntas que nunca se terminaron de contestar”, anotó. La elección del año 82 funciona como un momento bisagra, donde el país creía cerrar ciclo mientras abría otro sin un verdadero tejido emocional para sostenerlo.
La puesta en escena responde a esa misma mirada: sobria, contenida y centrada en acompañar al personaje y no en subrayar el subtexto. “No queríamos una historia de muchísimos planos, sino una que permitiera vivir esos conflictos desde dentro”, ha compartido y añade que la contención formal actúa como metáfora silenciosa, de manera que no hay épica, sino fricción íntima.

Una de las decisiones clave fue el uso del archivo documental, que Cobos entiende como prolongación del relato. “Era importante que la memoria tuviera correlación visual, que la ciudad real reforzara la herida que arrastran los personajes; la imagen histórica entra así como testimonio, no como recurso de ambientación”, ha comentado.
También ha resaltado la música del artista Bronquio, que ha jugado un papel fundamental en ese intento de desafiar las expectativas del género, como ha explicado el guionista. “La música juega en contra de las imágenes, es muy disruptiva e inesperada, pero también emocional, jugando con ese componente lúdico propio del cine policiaco”, agrega.
Luis Tosar (ganador de tres premios Goya a mejor actor) encarna a uno de los hermanos, el policía Sabino, personaje sobre el que ha reconocido “me resulta muy familiar, lo reconozco en mi padre y en mis tíos, es extrañamente muy cercano, forma parte de estas generaciones que han vivido la Transición y ahora le toca la parte de asumir una realidad cambiante con muy pocas herramientas para ello.” Además, sostiene que “no hemos avanzado apenas en términos de memoria histórica, en este país siempre estamos divididos en dos bandos, y aquí se ve en una misma familia, donde hay dos maneras de entender la vida totalmente antagónicas.”



