Tras dos años y medio en Netflix, Tomás Ocaña inicia una nueva etapa en la que volverá a centrarse en contar historias.
«Mi tiempo en Netflix ha sido espectacular, he aprendido mucho, he estado rodeado de personas súper talentosas, he tenido el lujo de recibir a los y las mejores creadores y creadoras, sin duda, ha sido una etapa enriquecedora y soy mucho mejor profesional que antes», comenta Ocaña a Audiovisual451. Durante su tiempo como manager de no ficción en la plataforma, ha participado en proyectos documentales como ‘900 días sin Anabel’, ‘Sigo siendo la misma’, ‘Alcaraz, a mi manera’ o ‘#Seacabó’, largometraje que podría hacerse con un Emmy Internacionales el próximo 25 de noviembre.

Ocaña, que ha salido de Netflix de mutuo acuerdo, siente que es el momento de retomar su papel del otro lado: «Tengo la pulsión de dirigir, de contar historias, también desde la producción ejecutiva o desde el guion, me veo como showrunner de documentales.»
El periodista, ganador de un Peabody Award y de varios Emmy, entre otros premios, comenta que, además de estar abierto a participar «en cualquier proyecto cuya historia merezca la pena», ejercerá de consultor independiente: «Hay muchas productoras con buenas historias que necesitan alguien que les ayude a canalizar los esfuerzos, encontrar el punto de vista, enfocar las ideas pensando en el posible comprador y en el público. En resumen, hay hueco para este tipo de labor y creo que tanto televisiones como plataformas están entendiendo lo valioso de esta figura y lo que puede aportar para que una historia desarrolle todo su potencial.»
Ocaña está trabajando en diferentes proyectos propios sobre historias que viene siguiendo desde hace tiempo. «Estoy también abierto a sumarme a otros proyectos que estén fraguándose. La experiencia que he acumulado en Netflix y estos 17 años de carrera que me han llevado a trabajar en Estados Unidos me dan una visión global que es muy valiosa para trabajar en proyectos locales y en otros internacionales.»
En concreto, el periodista, que antes de entrar en Netflix estrenó ‘La última lidia’, estrenado en el Festival de Málaga de 2023, tiene entre manos «dos proyectos que me apetecen mucho, uno viene de hace años, parece que la semilla que sembramos está germinando, y el otro se basa en una investigación increíble que han hecho unos colegas periodistas que están confiando en mí para llevarla al documental.»
Tras pasar «por todos los escalones, porque desde que empecé como becario he sido redactor, reportero, editor, productor, guionista, director, corresponsal, productor ejecutivo y ejecutivo de la plataforma líder del mercado», Ocaña siente que tiene «una visión 360 de cómo se puede hacer un documental, conozco todos los departamentos y, sin duda, producir es un trabajo en equipo.»
Por el momento, Ocaña quiere dedicar «el máximo tiempo posible a la parte creativa de este trabajo, concentrarme en la historia, creo que hay un hueco para el periodismo de investigación en formato audiovisual, quiero estar muy concentrado en la historia y estar muy cerca del contenido.» A lo largo de su carrera, ha tocado diferentes temáticas, desde documentales sobre figuras relevantes a otras más sociales, como ‘Adictos a la pantalla’ con Alejandra Andrade, ‘Lucía en la telaraña’, que conllevó una compleja investigación de un caso de corrupción a raíz de la muerte de una mujer, o ‘Pícaro, el pequeño Nicolás’, precisamente para Netflix antes de sumarse a la plantilla de la plataforma. Fue parte del equipo de periodistas que destapó los llamados Papeles de Panamá (Premios Pulitzer en 2017).
No cabe duda de que los hechos reales son una fuente inagotable para la ficción, por lo que Ocaña, que ya experimentó con esta tendencia con ‘El Chapo’, serie de Univision y Netflix en la que participó como argumentista, no descarta trabajar pronto en proyectos de este tipo. «De hecho, he detectado varias historias reales que darían para llevarlas a la ficción y reconozco que es una vía que me apetece seguir explorando.»
En definitiva, Ocaña quiere «contar historias que me motiven, esas que, como decimos algunos colegas del documental, bajan al bar y suben al congreso.»



