‘Detroit’: Kathryn Bigelow muestra la tensión con la cámara en constante movimiento

De la directora ganadora del Óscar Kathryn Bigelow (‘En tierra hostil (The Hurt Locker)’, ‘La noche más oscura (Zero Dark Thirty)’), llega el thriller dramático, ‘Detroit’, otra vívida exploración sumamente relevante del pasado reciente de Estados Unidos. El filme se centra en los acontecimientos que sucedieron en una aterradora noche durante los disturbios que sacudieron la ciudad de Detroit y sus traumáticas consecuencias.

La intención original de la directora Bigelow era rodar ‘Detroit’ en Michigan, por lo que realizó una labor intensiva de localización de exteriores junto con su equipo. Cuando Michigan decidió no renovar sus incentivos fiscales para el cine, filmar en Detroit se volvió económicamente insostenible y hubo que trasladar el rodaje a Boston y alrededores. El rodaje empezó en julio de 2016 y duró 52 días. El equipo de rodaje regresó a Detroit alrededor de una semana para grabar exteriores y otras escenas que necesitaban.

La tensión casi insoportable de ‘Detroit’, sobre todo en las escenas de los interrogatorios en el pasillo del motel Algiers, se derivaba a partes iguales del guion cargado de emoción de Boal y de la ingeniosa técnica empleada por Bigelow para darle vida. No solo mantuvo al reparto en ascuas en cuanto a lo que iban a rodar cada día, sino que, con la ayuda del director de fotografía, el nominado al Óscar Barry Ackroyd (‘En tierra hostil (The Hurt Locker)’, ‘Capitán Phillips’”), utilizó una forma excepcional de captar el caos y la desorientación de las secuencias clave, sobre todo el brutal interrogatorio de horas de duración, que se rodó a lo largo de varios días.

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El pasillo, en el que colocaron contra la pared a los huéspedes del motel, estaba iluminado uniformemente, de modo que pudieran utilizar varias cámaras para captar cada momento crucial, sin tener que parar para cambiar los ángulos y las luces. “Las cámaras nunca estaban quietas”, recuerda Anthony Mackie, que interpretaba a Greene, un veterano de Vietnam que se ha trasladado a Detroit en busca de trabajo en la industria del automóvil y vive en el motel Algiers. Mackie ya estaba familiarizado con la cámara en constante movimiento fluido y discreto de Ackroyd gracias a su colaboración anterior en ‘En tierra hostil (The Hurt Locker)’.

Además, comenta el actor, al estar las cámaras de Bigelow en constante movimiento, grababan y captaban todo el entorno, lo que dio lugar a una experiencia de inmersión total. “Esta técnica te permitía como actor crear tu propio espacio, no estabas actuando para la cámara, estabas actuando en la escena como si estuvieras en una obra de teatro. Como no sabías qué cámara te estaba enfocando y cuándo, tenías que estar presente y dando el 110% en todo momento. Te sacaba de tu elemento, que es lo que necesita todo actor”.

Para ayudar a recrear el Detroit de 1967, Bigelow recurrió a su diseñador de producción de ‘La noche más oscura (Zero Dark Thirty)’, Jeremy Hindle. “Aquí lo más importante era crear un entorno realista y sin fisuras que encajara perfectamente con la época y al mismo tiempo no resultara en ningún momento artificial, mecánico, ni manipulado”, aporta Bigelow. “Creo que es la maestría de Jeremy lo que hizo que funcionara. Fue capaz de transmitir una sensación muy auténtica de la época y lograr eso sin salirse del presupuesto con el que contábamos es todo un logro. La atención al detalles es extraordinaria y me dejó entusiasmada”.

“Empecé con referencias fotográficas reales de la época, de lugares como la revista Time, Magnum”, explica Hinkle. “Hay muchas imágenes excelentes y se puede sentir realmente la tensión en las fotos: las calles, la gente, la policía, los militares. Sirvió para marcar el tono y fue lo que nos permitió hacerlo realmente creíble. Barry (Ackroyd) hizo lo mismo para decidir sus planos. Yo diseñé los sets y luego Barry buscó lo que encajara mejor”.

Encontrar el estilo adecuado de Detroit cuando la película se rodaba en Boston resultó una labor minuciosa y agotadora. “Pero creo que nos quedó bastante bien. Recorrimos toda la ciudad de Boston, desde Lawrence hasta Broxton. Fue complicado, porque había que encajar demasiadas piezas. No conseguimos encontrar todo lo que queríamos en un único lugar. Así que tomamos parte de una calle y parte de otra y luego las combinamos”.

El mayor reto para Hindle y su equipo fue recrear el motel Algiers y su anexo, que han sido demolidos desde entonces. La suerte ayudó. “El interior del anexo fue un hallazgo increíble, una rectoría que era muy similar y en la que se podía rodar bien. El motel principal también fue un buen hallazgo, pero tuvimos que redecorarlo entero, construir una piscina y otra pared, y encargar que nos hicieran expresamente el letrero enorme de neón. Cambiamos todas las puertas, todos los pomos, todos los carteles. Recrear el estilo de una época es complicado, buena parte de ello supone alterar u ocultar cosas en las que normalmente no te fijas, como las señales viales, las alarmas de incendios, los parquímetros… no se acaba nunca”.

El anexo, donde se centraba buena parte del rodaje, es en realidad una rectoría, y los dueños se negaron en un primer momento a participar. “Ya había visto un par de cientos de casas”, recuerda Hindle. “Sabía el tamaño que buscaba y el aspecto que tenía que tener el pasillo. Tenía que ser central, con espacio suficiente para nueve huéspedes, la policía, los agentes estatales y los militares, y tenía que tener el ancho adecuado”, recuerda Hindle. “Podía ver por el exterior que era la casa adecuada, pero se negaron durante días. Y yo dije, hay que seguir insistiendo. Esta es la casa. Al final, aceptaron. Pasamos 17 días rodando en la casa después de transformarla. Lo desmontamos todo y volvimos a dejarlo como estaba en la medida que nos fue posible. Es una casa impresionante. Si la ves ahora, parece una mansión maravillosa”.

La diseñadora de vestuario de Bigelow, Francine Jamison-Tanchuck, acababa de trabajar en la biografía de Tupac Shakur ‘All Eyez on Me’ y en el filme de Nate Parker ‘El nacimiento de una nación’, cuando Bigelow se reunió con ella para una entrevista y la contrató en el acto. “Francine colaboró estrechamente con Jeremy para crear esos entornos tan precisos y fieles hasta el más mínimo detalle, y que a la vez no se hicieran notar de una forma artificial”, prosigue Bigelow. “Esa clase de profundidad trasciende la superficie de la pantalla”.

Como ya hiciera Hindle, Tanchuck aprovechó la documentación sobre la época recopilada para la película (fotografías, grabaciones de noticias) y optó por una gama de colores de rojo ladrillo, amarillo mostaza, color hueso y verde azulado. “Los 60 es una época preciosa”, afirma, “las mujeres eran muy femeninas y los hombres tenían mucho estilo. Y en Detroit, Motown estaba en la cúspide. Fue muy divertido recrear eso en la secuencia musical del teatro Fox”.

En total, Tanchuck estima que su equipo y ella vistieron a entre 600 y 800 intérpretes y extras, entre el reparto principal, la policía, la Guardia Nacional y los participantes en los disturbios y saqueadores. Además de la documentación sobre la época, aprovechó que contaba con varios supervivientes del motel y habló con ellos largo y tendido sobre lo que llevaban por aquel entonces, sobre todo y muy especialmente esa noche en el motel Algiers.

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