El cineasta kurdo-iraní, Bahman Ghobadi, segundo Mikeldi de Honor de Zinebi 2016

El Festival Internacional de Cine Documental y Cortometraje de Bilbao (ZINEBI) otorgará el segundo Mikeldi de Honor de su 58ª edición al cineasta kurdo-iraní Bahman Ghobadi, como reconocimiento de la relevante dimensión artística de su obra cinematográfica, de su compromiso en la lucha por las libertades en su país y de su fascinante testimonio sobre la sociedad y la cultura del pueblo kurdo. La entrega del galardón tendrá lugar el 25 de noviembre en la Gala de Clausura de ZINEBI 58, a partir de las 20:00 horas, en el Teatro Arriaga.  Ghobadi se une así a Jaime Chávarri, otro Mikeldi de honor de este año.

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Bahman Ghobadi

Nacido en 1969 en Bané, una población del Kurdistán iraní, el guionista, director y productor cinematográfico Bahman Ghobadi estudió en el Iranian Broadcasting College de Teherán y comenzó su trayectoria artística como fotógrafo industrial. Durante años su nombre fue frecuentemente relacionado con el grupo de cineastas procedentes de Irán que deslumbraron a críticos y aficionados con películas que reflejaban la vida de muchos de sus conciudadanos a través de puestas en escena de apariencia sencilla, con una estética definida como documental, en parte gracias a la utilización de actores no profesionales. Ghobadi no era más que un modesto realizador joven cuando aquel cine iraní tan sorprendente desembarcó en Europa durante la década de los noventa, de la mano de Abbas Kiarostami, Majid Majidi, Jafar Panahi o Mohsen Makhmalbaf, entre otros.

Tras rodar desde 1991 una veintena de cortos y mediometrajes en vídeo, 8mm y 16mm, en 1998 trabajó como ayudante de dirección en ‘El viento nos llevará’ (Bad ma ra khahad bord, 1999), de Abbas Kiarostami. En 2000 presentó en Cannes el primer largometraje kurdo de la historia del cine iraní, ‘Un tiempo para los caballos borrachos’ (Zamani barayé masti asbha, 2000), que consiguió la Cámara de Oro del festival de Cannes y el Premio FIPRESCI de la crítica internacional.

Con un grado de conciencia política cada vez mayor, Bahman Ghobadi empieza entonces a servirse de su cine para llamar la atención sobre la cultura y la sociedad kurda. Emprende así una carrera en la que combina mensajes de validez universal -la denuncia de la guerra, los efectos de los conflictos bélicos en la infancia, el desarraigo o la sustitución de valores tradicionales por los de la sociedad de consumo- con historias locales y populares kurdas. En esta segunda línea encontramos el cortometraje ‘El pandero’ (Daf, 2003), uno de los más claros ejemplos de que Ghobadi puede trabajar de igual manera en el cine documental que en el de ficción.

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Sin embargo, pese a que sus películas logran reconocimientos en prestigiosos festivales de todo el mundo, –la tragedia sobre la guerra y la infancia ‘Las tortugas también vuelan’ (Lakposhtha ham parvaz mikonand, 2004), ganó la Concha de Oro del Festival de San Sebastián–, sus películas apenas son distribuidas comercialmente en Irán, ya que muestra en ellas realidades que disgustan al Régimen iraní, como es el caso de ‘Media Luna’ (Niwemang, 2006), por la que obtuvo su segunda Concha de Oro en San Sebastián.

Su situación empeora cuando rueda ‘Nadie sabe nada de gatos persas’ (Kasi az gorbehaye irani khabar nadareh, 2009). El convulso año en que tuvo lugar la reelección de Mahmud Ahmadineyad, Bahman Ghobadi fue arrestado por la policía a su regreso del Festival de Cannes, donde había logrado el Premio Especial del Jurado, lo que aprovechó para criticar duramente al Gobierno iraní por la ola de represión contra los movimientos opositores. Sus declaraciones le costaron varios días de detención.

Tras este episodio, tomó la decisión de emprender el camino del exilio al igual que otros cineastas iraníes, como Mohsen Makhmalbaf, Babak Payami o el veterano Jafar Panahi. Entre Estados Unidos, Alemania y Turquía, Ghobadi prepara varias películas, alumbradas por la necesidad de denunciar distintas situaciones de represión sufridas por ciudadanos kurdos que viven en el territorio que se sitúa entre Turquía, Siria, Irak e Irán. Así, desde una posición de mayor libertad, y sin tener que preocuparse por la censura, presentó ‘Rhino season’ (Fasle kargadan, 2012), la historia de un poeta kurdo que pasó casi 30 años encarcelado.

En sus últimos trabajos, que se proyectarán dentro de ZINEBI 58, este cineasta retoma con convicción la mezcla de ficción y documental de algunas de sus películas anteriores. Buen ejemplo de esto es ‘A flag without a country’ (2015), que presentó en las pasadas ediciones de los festivales de Busan (Corea del Sur) y Sundance (EE.UU.). A la vez, Ghobadi produce el film ‘Life on the border’ (2015), rodada en la frontera turco-siria con ocho niños que viven en uno de los puntos de partida de los refugiados que quieren alcanzar Europa: los campamentos del Kurdistán sirio. Esta película estuvo en la última edición del Festival de cine de Berlín.

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