El impacto internacional de la industria cinematográfica y audiovisual española (Primera Parte)

Escrito por Jesús Prieto Sacristán, Consejero Delegado de Iberoamerican Film Bonds y Consejero creA SGR, para el Boletín Económico de Información Comercial Española (BICE Nº 3064) del Ministerio De Economía y Competitividad.

Este artículo, publicado en el Boletín Económico de Información Comercial Española (BICE Nº 3064) del Ministerio De Economía y Competitividad, pretende introducir algunas reflexiones sobre las magnitudes de las exportaciones de los bienes y servicios correspondientes a las obras cinematográficas y televisivas fuera de nuestras fronteras, que se han consolidado a lo largo de los años y constituyen uno de los objetivos fundamentales para la supervivencia y desarrollo de la industria española del audiovisual.

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Jesus Prieto

Aunque las fuentes estadísticas ofrecen datos oficiales relativos al comercio exterior de bienes y servicios culturales y, entre ellos, los bienes y servicios audiovisuales, dichos datos hay que tomarlos con prudencia dada la carencia de precisión en lo que respecta a la diferente tipología de los bienes y servicios audiovisuales. El escaso tamaño de nuestro mercado nacional, y la competencia de las grandes producciones internacionales frente al coste reducido de la producción nacional, nos obliga a considerar estratégica la dimensión internacional, para la que disponemos un alto nivel de empresas productoras y talento artístico.

  1. Introducción

De acuerdo con el preámbulo de la Ley 55/2007, de 28 de diciembre, de Cine, «la actividad cinematográfica y audiovisual conforma un sector estratégico de nuestra cultura y nuestra economía».

El ejemplo clásico de brillante política cinematográfica y audiovisual exterior lo representan las cinematografías estadounidense y francesa, que aunque en distinta proporción, están presentes de forma masiva en su mercado nacional y ejercen una extraordinaria actividad en los mercados internacionales.

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bice-portadaEl 90 por 100 del mercado norteamericano (Canadá y Estados Unidos) está cubierto por producción propia (10.900 millones de dólares USA en 2013). La producción francesa, que mantiene una altísima cuota de pantalla nacional (45 por 100 en 2014) consiguió en 2013 sólo 50 millones de espectadores en el extranjero frente a los 140 millones de 2012, aunque se mantiene como el primer país productor de Europa con 270 películas (2013), con una inversión de 1.250 millones de euros (2013). España ha descendido en los últimos años de una posición importante en el entorno europeo y mundial, en el que históricamente ostentaba un puesto significativo, tanto respecto de los registros de producción nacional como de la recaudación en salas de cine en Europa, retrocediendo a un discreto segundo plano, claramente superada y arrinconada tanto por la pujanza de las cinematografías de los países emergentes (como Rusia, India y China) como por la fortaleza de los tradicionales (Reino Unido y Francia), sin perder de vista al resto de países europeos que han sabido mantener y en algunos casos impulsar su industria de manera eficaz. Como ejemplo, la ratio España/Alemania de recaudación ha pasado del 85 por 100 (2007) al 50 por 100 (2013), según se indica en la Tabla 1.

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En Europa se producen alrededor de 1.600 películas al año y se consumen 900 millones de entradas de cine que generan una recaudación total en salas cinematográficas de 6.300 millones de euros (2014). La cuota de mercado del cine norteamericano es mayoritaria (aunque en 2014 se redujo a un 63,1 por 100). Se trata de un mercado muy maduro, en el que el impacto de la revolución digital y el cambio de hábitos de consumo se ha dejado sentir en lo que respecta a la asistencia a las salas de cine. En España, el mercado ha evolucionado de forma especial, en cuanto que el efecto combinado de la crisis económica, la irrupción de Internet con la puesta a disposición gratuita de películas al consumidor, ligado a los cambios de hábitos de consumo en general, ha dañado de forma definitiva el sector del DVD y desfavorecido la asistencia a salas de cine al perjudicar el sistema de ventanas tradicional de la industria. Se ha pasado de 144 millones de espectadores en 2004 a 79 millones en 2013 (ver Tabla 2). Es cierto que 2014 ha supuesto una cierta recuperación de la asistencia (87,4 millones), fundamentalmente por el éxito de una película española que ha batido los récords de taquilla en España (Ocho apellidos vascos con 9,5 millones de espectadores y 56 millones de euros de recaudación). En todo caso, estimamos que el potencial de las salas en España tiene un límite de alrededor de 100 millones de entradas. Lo que significa un mercado pequeño para rentabilizar la producción nacional, con un coste de inversión medio inferior a 3 millones de euros, que tiene que competir con productos norteamericanos de altísimo coste y gran distribución y promoción comercial.

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De acuerdo con los datos ofrecidos por el Instituto de la Cinematografía y de las Artes Audiovisuales (ICAA), la cuota de cine español exhibido en España ha evolucionado entre un 12,12 por 100 (2010) y un 19,52 por 100 (2012), siendo el 25,5 por 100 de 2014 un éxito histórico. Asimismo, actualmente disponemos de un elenco de productoras independientes altamente profesionalizadas, con gran experiencia internacional y un potencial enorme de talento y producción, como El Deseo (Almodóvar), MOD (Fernando Bovaira), Heminóptero (Amenábar), Atípica (José Antonio Félez), Morena Films (Pilar Benito, Alvaro Longoria, Juan Gordon, Pedro Uriol), Vaca Films (Enma Lustres y Borja Pena), Amiguetes Enterteinment (Santiago Segura), Tornasol (Gerardo Herrero), Enrique Cerezo PC , Zeta Cinema (Paco Ramos), Filmax (Carlos Fernández), Zentropa Spain (David Matamoros), Nostromo Pictures (Adrián Guerra) en estrecha colaboración con las televisiones públicas (TVE y las autonómicas) y privadas, fundamentalmente los tres grandes grupos de Atresmedia (Mikel Lejarza y Mercedes Gamero), Telecinco Cinema (Ghislain Barrois y Álvaro Augustín ), y Canal + (ya propiedad de Telefónica) y Telefónica Studios (gestionando desde 2015 Canal + y Movistar TV).

  1. Panorama de la exportación audiovisual española

2.1. Las principales magnitudes económicas del comercio exterior audiovisual

De acuerdo con la información facilitada por el Ministerio de Educación, Cultura y Deporte (MECD), de forma anual desde 2005, a través del Anuario Español de la Cultura (en adelante, el Anuario) disponemos de cifras que nos permiten entender, de forma aproximada, el impacto en el comercio exterior de la producción cinematográfica y audiovisual española (ver Tabla 3). Por un lado se definen los bienes culturales y por otro los servicios culturales.

Las fuentes de información utilizadas por el Anuario son la Estadística del Comercio Exterior de España, para bienes culturales, y la Balanza de Pagos para los servicios culturales.

Dentro de la relación de bienes/productos culturales del comercio exterior, se considera Audiovisuales los siguientes conceptos:

– 3706 Películas. Incluye las películas cinematográficas, impresionadas y reveladas, con registro de sonido o sin él, o con registro de sonido solamente.

– Parte de la 8523 Discos, cintas y demás soportes grabados de sonido e imagen. Desde el 1 de enero 2007, la rúbrica 8523 incluye «Discos,cintas, dispositivos de almacenamiento permanentede datos de base de semiconductores, tarjetas inteligentes y demás soportes para grabar sonido o grabaciones análogas, grabados o no, incluso las matrices y moldes galvánicos para la fabricación de discos con exclusión de los productos fonográficos o cinematográficos». A los efectos de este epígrafe se han considerado únicamente aquellos productos de la rúbrica 8523 correspondientes a soportes grabados, excepto aquellos para reproducir fenómenos distintos del sonido: la imagen, las tarjetas con banda magnética incorporada y las tarjetas inteligentes.

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Respecto de la definición del ámbito de servicios culturales, el Anuario expone que no es posible realizar una delimitación correcta de los servicios culturales a incluir a partir de la fuente disponible, por lo que los datos reflejados en el capítulo relativos al comercio de servicios han de interpretarse con extrema prudencia.

Dentro de la relación de servicios personales culturales y recreativos del comercio exterior, los denominados audiovisuales incluyen la producción de películas y de programas de radio y televisión y los derechos de su distribución cedidos a los medios de comunicación; también se incluye la remuneración de actores, productores, etcétera.

Se excluye, por el contrario, la cesión de derechos, por los propios autores, de películas, grabaciones de obras audiovisuales, libros, etcétera, que se registran en la rúbrica de «Royalties y rentas de la propiedad inmaterial». En consecuencia, los datos ofrecidos por las entidades públicas encargadas de la gestión de los mismos no son suficientes para entender la verdadera magnitud de las relaciones económicas internacionales de nuestro cine y audiovisual, sino tan sólo pueden considerarse una herramienta de aproximación.

En todo caso se puede extraer la conclusión de que la actividad audiovisual es la segunda en importancia, tras la editorial, en el comercio exterior de bienes audiovisuales. Según la Tabla 4, el saldo neto de comercio exterior de los bienes audiovisuales ha sido tradicionalmente negativo, disminuyendo en la medida que se reducía tanto los volúmenes de importación como de exportación, fruto fundamentalmente de dos factores muy conocidos y estudiados, tanto por la doctrina como por los agentes del mercado: la crisis financiera, y posteriormente de carácter general económica iniciada a finales de 2007, y los cambios de consumo privado del producto audiovisual, con la reducción drástica del consumo de los soportes físicos de vídeo y con incremento sustancial del consumo digital, a través de Internet, en su mayor parte sin contraprestación a los derechos de los productores de la obra audiovisual, en un fenómeno conocido como «piratería digital». De acuerdo con los datos ofrecidos por la Coalición de Creadores e Industrias de Contenidos (formada por la entidades de gestión de derechos y asociaciones representativas de la industria de contenidos), el 87 por 100 del acceso a los contenidos digitales fue ilegal (2014), con más de 1.900 millones de descargas ilegales de películas y series de televisión.

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La disminución del volumen en el período 2004-2013 ha sido de un 57 por 100 en las exportaciones, un 46,8 por 100 en las importaciones, y un 42,5 por 100 en el correspondiente déficit comercial. Respecto de los servicios audiovisuales, el Anuario ofrece datos del período 2009 a 2013 (Tabla 5), de los que cabe resaltar una positiva disminución del déficit del saldo de la balanza de pagos (63 por 100), debido fundamentalmente al incremento de los ingresos en dicho período (43,5 por 100).

Asimismo, la Confederación de Federaciones de Asociaciones de Cine (FAPAE) elabora anualmente una memoria donde incluye información sobre las ventas de producto cinematográfico y televisivo de sus asociados en los distintos mercados internacionales. Dicha Confederación agrupa prácticamente la totalidad de las productoras españolas de cine y televisión, unas 400, con el fin de defender sus intereses empresariales y profesionales.

Según la información facilitada (Tabla 6) las ventas de cine se ven tradicionalmente afectadas por la existencia de los títulos de gran éxito que condicionan el volumen de ventas, de forma que en el periodo analizado (2003-2012) se producen sustanciales incrementos y decrementos anuales. La venta de producto de televisión muestra mayor estabilidad, con un crecimiento sostenido en el período analizado del 51,7 por 100 (de 29 millones de euros a 44 millones de euros), mientras que el cine alcanza los 50 millones de euros en 2012. (CONTINUARÁ)

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