El Partido Popular rechaza una proposición no de ley sobre distintas fórmulas de incentivación y ayudas a la cinematografía

El pasado 11 de noviembre se debatía y votaba en la Comisión de Cultura del Congreso de los Diputados una proposición no de ley de la Izquierda Plural (Grupo Parlamentario de IU, ICV-EUiA y CHA) sobre una combinación de distintas fórmulas de incentivación y ayudas para apoyar de  forma eficiente a la cinematografía y el audiovisual españoles.

La proposición, que finalmente fue rechazada por la mayoría del Partido Popular, instaba al Gobierno a actualizar el sistema de ayudas del Instituto de la Cinematografía y de las Artes Audiovisuales (ICAA) para adaptarlo a las nuevas necesidades de la cinematografía, dotando al Fondo con una cuantía  suficiente.

DineroEn segundo lugar proponía aprobar una Ley que permita desarrollar una política eficaz y sostenible de ayudas directas a la cinematografía y el audiovisual conforme a las propuestas de todos los sectores, y que se contemple un  aumento de los incentivos fiscales.

El argumentario de la Izquierda Plural señalaba que: «a principios de octubre de 2013, la propia Susana de la Sierra, directora general del Instituto de la Cinematografía y de las Artes Audiovisuales (ICAA), dependiente del Ministerio de Educación, Cultura y Deportes, no ocultó su preocupación ante la decisión del Gobierno de reducir drásticamente la partida del cine en los presupuestos presentados por el ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro. En ellos, los 55,7 millones de euros destinados en 2013 han pasado a ser 50,84 para 2014. Dentro de esta partida, es la del Fondo Nacional de la Cinematografía, de la que salen todas las  ayudas al cine español, la que sufre más. El fondo se reducirá un 14 %: de los 39,12 millones de euros de 2013 se baja a 33,70 millones para 2014″.

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«Como dato comparativo, en 2012 Reino Unido dedicó 120 millones a ayudas al cine; Alemania, 340, y Francia, 770. La directora general de Cine no dudó en avisar: «Con esta cifra no podemos hacer frente a las deudas por ayudas a la amortización que tenemos con películas estrenadas en años anteriores. Ni a la que debemos de pagar en este último trimestre [unos 21 millones, que corresponden a los títulos estrenados en el último trimestre de 2011] ni a las del año próximo [unos 45 millones para películas estrenadas en 2012].  Estamos ante un problema específico y grave porque los productores tienen créditos contraídos por esa cifra. No podemos dejar de pagar».

Según la Izquierda Plural: «De la Sierra, al frente del ICAA desde enero de 2012, utilizó sin rodeos la palabra «crítica» para la situación. Resaltó que, con la cifra del proyecto de presupuestos para 2014, no solo será imposible hacer frente a las deudas legales con las productoras, sino que no habrá posibilidad real de ayudar a nuevos realizadores, proyectos de interés especial o a los cortometrajes. «¿Qué les vamos a decir a los estudiantes de las distintas escuelas de cine?», llegó a lamentarse».

Señaló también De la Sierra que:  «existe un documento económico estudiado por todo el sector en el  que se analiza el impacto del nuevo modelo de negocio, con el que el ministro Wert ha justificado la durísima rebaja —se da prioridad a las ayudas a proyecto en lugar a la amortización— y en el que los incentivos fiscales juegan un papel primordial».

«En paralelo a la preocupación manifestada entonces por la directora general del Instituto de la Cinematografía y de las Artes Audiovisuales, se produjeron aquellas desafortunadas manifestaciones del ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro, achacando la crisis del cine a «la calidad de las películas», no al IVA o los recortes. Y cuando fue preguntado por el recorte del 12,4% del Fondo de Garantía Cinematográfica, del que salen las ayudas para la producción de cine, el ministro achacó la crisis del sector a una pérdida de espectadores desde hace «diez años».

En opinión de Grupo Parlamentario de IU, ICV-EUiA y CHA: «este último aspecto es muy peligroso y denota un grave desconocimiento o, lo que es peor, una tremenda mala fe, pues las matemáticas se empeñan en refutar los argumentos de Montoro. Según los datos que facilita el Instituto de Cinematografía y Artes Audiovisuales (ICAA), dependiente del Ministerio
de Educación, Cultura y Deporte, es decir, del Gobierno, el cine español ha crecido en estos últimos diez años en taquilla. En 2002 generó 85,4 millones, pagados por 19 millones de espectadores, y en 2012, recaudó 119,9 millones, pagados por 18,2 millones asistentes a las salas. Es más, para que no queden dudas, el repaso a los últimos años: en 2008, el cine español ganó 81,6 millones de euros en taquilla; 104,3 millones en 2009; 80,2 millones en 2010 y 99,1 millones en 2011. Que traducido a espectadores
significó 14,3 millones en 2008; 17,4 millones en 2009; 12,9 millones en 2010 y 15,5 millones en 2011. El señor Montoro con sus declaraciones agudiza el pesimismo y la decepción en un sector en el que, día a día, los problemas se agudizan y no aparecen perspectivas claras. El sistema está inutilizado y tampoco se anuncia ningún cambio radical sobre el modelo industrial, al contrario».

«La realidad, más allá de las desafortunadas manifestaciones del ministro de Hacienda, es que la actual ley del cine de 2007 se ha mostrado claramente insuficiente para la supervivencia de un sector de extraordinaria importancia para nuestro país, como es el sector del cine. El Gobierno actual afirmó su voluntad de redactar un nuevo Proyecto de Ley cuyo calendario es más que probable que sea incumplido, ya que esta nueva ley se anunció que entraría en vigor el 1 de enero de 2014, y no parece que dicho plazo vaya a cumplirse». 

La Izquierda Plural explica que sus propuestas al respecto caminan en la línea de reforzar la implementación de incentivos fiscales, pero advierten que esa medida debería ir acompañada de otras ayudas directas hasta que se establezca y se cumpla una nueva ley de financiación más acorde a la realidad de las cosas y, sobre todo, a la realidad de mercado.

En su argumentario continúan: «Como bien es conocido, todas las cinematografías del mundo (incluida, y sobre todo la de EE.UU.)  reciben ayudas públicas de distintos tipos, al tiempo que la mayoría de casi todos los sectores industriales o productivos de todo el mundo también reciben tales ayudas. En el caso del cine español, además, el reforzamiento de ayudas directas e indirectas es una necesidad para poder competir con cierta igualdad de herramientas en un mercado hegemónico y cuasi monopolístico en la distribución del cine por parte de la industria de EE.UU».

Finalmente, la proposición señalaba que «sin duda, una de las grandes lagunas del cine español en el panorama cinematográfico internacional —al margen de EE.UU.— a sea el hecho de no disponer de medidas en la rama de distribución que es donde se encuentra el verdadero problema, ya que casi todas las ayudas inciden en la producción. El mercado del cine ni es libre ni equilibrado, y se produce en función del control que las distribuidoras ejercen sobre la exhibición. En los contratos es habitual condicionar la exhibición de una película con una fuerte demanda a la compra de un paquete con otras películas de menor interés. El sistema es el de la sociedad de consumo en el que prima la oferta y el control de la red de distribución sobre el consumo o la demanda de productos. Y el cine, por su triple dimensión económica, cultural e ideológica, no es ajeno a esa realidad», concluía

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