El rodaje de ‘La Bella y la Bestia’: horas y horas de preparativos para crear la magia

Disney retoma el guion de la película animada de 1991 y ofrece de nuevo la historia al público con actores reales.

El rodaje de ‘La Bella y la Bestia’ se realizó en los estudios Shepperton, a las afueras de Londres, y en varias localizaciones exteriores del Reino Unido de mayo a agosto de 2015. Shepperton, en cuyos platos se han rodado películas como ‘Lawrence de Arabia’, ‘Oliver!’, ‘Gandhi’, ‘Pasaje a la India’ y ‘La naranja mecánica’, era el lugar ideal para una producción de este ámbito y magnitud ya que cuenta con un enorme plató y muchas instalaciones donde construir sets físicos, de los que se necesitaron un total de 27.

Aunque la historia se desarrolla en un formato de acción real, se necesitaba mucho material de animación y generado por ordenador, y para los realizadores era importante rodar en entornos lo más realistas posible. Así que los enormes y detalladísimos sets ayudaron a diferenciar esta película a partir de la versión animada. Estos sets físicos también se escanearon en un ordenador y se convirtieron en un formato digital 3D para crear digitalmente la película visual (pre-vis) antes del inicio del rodaje con el fin de trazar el posicionamiento de la cámara y la iluminación.

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El excelente equipo de artistas encargados de dar vida a la película de animación desde el punto de vista visual incluyen al director de fotografía Tobias Schliessler, ASC (‘Mr. Holmes’, ‘El único superviviente’); la diseñadora de producción Sarah Greenwood, nominada al Oscar en cuatro ocasiones (‘Hanna’, ‘Expiación, más allá de la pasión’); la montadora Virginia Katz, ACE (‘Dreamgirls’, ‘Burlesque’); la oscarizada diseñadora de vestuario Jacqueline Durran (‘Macbeth’, ‘Anna Karenina’); la decoradora de plató Katie Spencer, nominada al Oscar en cuatro ocasiones (‘Sherlock Holmes’, ‘Orgullo y prejuicio’); Jenny Shircore la diseñadora de peluquería y maquillaje ganadora de un Oscar (‘Elizabeth’, ‘El solista’) y la directora de casting Lucy Bevan (‘Alicia a través del espejo’, ‘Cenicienta’).

La ciudad ficticia de Villeneuve, el pueblo donde viven Bella y su padre se construyó en el set de rodaje de Shepperton. Para el mayor set de la producción (que medía 2.674 metros cuadrados), Greenwood y su equipo se inspiraron en el pueblo de Conques, en el sur de Francia.

En un merecido homenaje a la noción de empoderamiento de las mujeres que transmite la historia, todos los jefes de departamento del equipo de diseño -muchos de los cuales son colaboradores habituales del director Bill Condon- son mujeres, así como la montadora y la directora de casting, y todos son profesionales de primera fila. Greenwood y Spencer han trabajado juntas durante casi dos décadas y ambas han colaborado con Durran y Shircore antes. A todas ellas les apasionó el proyecto y compartir ideas e información con el resto de los jefes de departamento, lo que ayudó a crear una fusión perfecta.

Como diseñadora de producción, Greenwood está a cargo de cada aspecto visual de la película, y con ‘La Bella y la Bestia’ se esforzó por dotar a la película de un tono intemporal y europeo siguiendo la tradición de los grandes romances de Hollywood. La historia se desarrolla en un tiempo y lugar concretos, en Francia a mediados del siglo XVIII en contraposición a un universo de cuento de hadas alternativo y sin fecha y, aunque el trabajo de cada departamento se vio influido, en parte, por la película animada de 1991, los sets, atrezzo, vestuario y peinados y maquillaje correspondían exactamente al siglo XVIII francés. Dado que la historia es, de hecho, un cuento de hadas, hubo cierta libertad para interpretar visualmente esa época para ofrecer un aspecto bastante original.

“El objetivo no es que el público piense: ‘Eso es exactamente igual que el castillo de la película animada'», dice Greenwood. “Por el contrario, queríamos que el público tuviera la sensación de que es, de hecho, el castillo de la Bestia porque cada detalle refleja fielmente la historia que conocemos y queremos”.

Más de 1.000 miembros del equipo trabajaron sin descanso para construir y decorar los gigantescos sets, y muchos detalles se hicieron a mano. De acuerdo con Emma Watson: «He trabajado en películas en las que la destreza artística era increíble, pero ésta ha sido muy especial porque han cogido algo muy conocido y muy querido y han conseguido conservar lo que queremos y conocemos pero también ampliarlo y dotarlo de más profundidad y más capas. Todo el mundo sabía que había mucho que explorar, y, afortunadamente pudimos hacerlo gracias a la tecnología actual, a la destreza artística y a los medios para contar historias de los que no disponíamos antes”.

La ciudad ficticia de Villeneuve, el pueblo donde viven Bella y su padre se construyó en el set de rodaje de Shepperton. Para el mayor set de la producción (que medía 2.674 metros cuadrados), Greenwood y su equipo se inspiraron en el pueblo de Conques, en el sur de Francia. En la ciudad, que lleva el nombre de la autora de la historia original de ‘La Bella y la Bestia’, Gabrielle-Suzanne Barbot de Villeneuve, se incluye el cottage de Bella, una escuela, una tienda de ropa, una taberna del pueblo, una iglesia y la plaza del pueblo.

Para el espectacular número de apertura de la película, ‘Bella’, que se desarrolla en Villeneuve, se utilizaron más de 150 extras, cientos de animales, 28 vagones y un sinfín de accesorios y atrezzo, cada uno de ellos dotado de muchísimos detalles.

El departamento de arte pasó meses investigando la arquitectura y el diseño de interiores de la época para crear la apariencia de castillo del Príncipe/Bestia. Al final, fue una combinación de diferentes estilos arquitectónicos, pero la mayoría era francés rococó, un estilo predominante en la Francia de 1740 y utilizado en el diseño de estructuras tan notables como el Palacio de Versalles. “El rococó era un estilo francés muy abigarrado», dice Greenwood. “Fue un estilo que no duró mucho ya que era muy excesivo y muy caro, pero tuvo un enorme impacto en el aspecto visual general de nuestra película”.

Una diferencia significativa entre este castillo y el castillo de la película de animación es que va evolucionando. Greenwood lo explica: «En la película de animación, el castillo no cambia en el transcurso de la historia, pero como trabajábamos en un formato de acción real, pudimos mostrar cómo reacciona el castillo a los efectos del hechizo con el paso del tiempo. En el rococó todo es muy exuberante, pero también muy orgánico, y quisimos transmitir en nuestros diseños cómo crecía y se estiraba después del hechizo. Se refleja en la escarcha del castillo, en la poda artística de las plantas, en la arquitectura y en las molduras de yeso”.

El salón de baile del castillo es otro set gigantesco. El piso está hecho con 1.114 metros cuadrados de mármol falso y su diseño se basa en un patrón que se encuentra en el techo de la abadía benedictina de Braunau en la República Checa.

El salón de baile del castillo es otro set gigantesco. El piso está hecho con 1.114 metros cuadrados de mármol falso y su diseño se basa en un patrón que se encuentra en el techo de la abadía benedictina de Braunau en la República Checa.

También hay diez arañas de cristal -de 4 x 2 metros cada una- que se basan en las verdaderas arañas de Versalles, que en aquella época se iluminaban con velas.

El dormitorio de Bella, al igual que el salón de baile, se encuentra en la zona encantada amable del castillo y está diseñado para hacer las delicias de todas las niñas ya que se trata del dormitorio de cuento de hadas perfecto. El ala oeste, donde la Bestia suele retirarse, es el epicentro del hechizo y está diseñado con un estilo barroco italiano, que en apariencia es más siniestro y oscuro.

La biblioteca del castillo se basa en el diseño de una célebre biblioteca de Portugal y es un escenario clave y relevante para un tema importante de la historia: la sed de conocimiento y el papel esencial que juegan los libros para alimentar la imaginación. El suelo está hecho con 185 metros cuadrados de mármol falso y alberga miles de libros que se crearon especialmente para el rodaje.

El bosque encantado que rodea al castillo de la Bestia se construyó en el plató H, el mayor de Shepperton, de 891 metros cuadrados. El bosque, que necesitó 15 semanas de trabajo, incluye árboles de verdad, setos, un lago congelado, una serie de puertas de hielo de 9 metros de altura y unos 20.000 carámbanos.

“Todos los sets eran increíblemente lujosos y mágicos«, dice el productor de efectos visuales Steve Gaub (‘Invencible (Unbroken)’, ‘TRON: Legacy’), «Y Sarah y su equipo hicieron un trabajo increíble. Todo tenía un aspecto muy del antiguo Hollywood lo que era genial porque queríamos crear algo clásico que encajara bien con el original”.

Diseñar los trajes propios de un mundo de cuentos de hadas es una tarea prodigiosa, pero Jacqueline Durran supo tomárselo con calma. Su departamento, que está compuesto de encajeras, modistas, joyeros, pintores y artistas textiles, comenzó a trabajar tres meses antes del rodaje. Esto se debió en parte al desafío que asumieron al diseñar y crear trajes éticos y sostenibles a base de telas de comercio justo (lo que significa el uso de materiales orgánicos de proveedores que pagan a sus empleados un salario justo y que cuidan el medio ambiente), y lo lograron. Y, en colaboración con Eco Edad y The Green Carpet Challenge, el departamento utilizó colorantes naturales y de impacto reducido (eliminando cuidadosamente todas las aguas residuales) que se imprimió con bloques de madera tradicionales.

El vestido se creó con múltiples capas de organza de raso teñido de azul ligero como una pluma teñida de color amarillo (55 metros en total), que se cortó de forma circular y necesitó 914 metros de hilo.

Durran lo diseñó todo, desde los trajes de campesinos para todos los aldeanos a los sofisticados trajes de baile que llevan las 35 debutantes en el baile del Príncipe, pero su mayor obstáculo fue crear el vestido que lleva Bella cuando baila con la Bestia en el salón de baile del castillo. Debido a la asociación icónica del vestido amarillo con el personaje, el proceso de diseño fue largo y necesitó de muchas reuniones para decidir el aspecto, el color y los materiales utilizados.

“Siempre quisimos que el vestido de nuestra película fuera amarillo como homenaje a la animación«, dice Durran. “Lo que hicimos fue reinterpretarlo y darle más cuerpo añadiendo textura para que pareciera un vestido de verdad”. Al final, el vestido se creó con múltiples capas de organza de raso teñido de azul ligero como una pluma teñida de color amarillo (55 metros en total), que se cortó de forma circular y necesitó 914 metros de hilo.

Las dos capas superiores se imprimieron con filigranas de pan de oro con un motivo a juego con el suelo rococó del salón de baile y se adornó con 2.160 cristales de Swarovski. En la historia, Garderobe, el armario ropero, coge el dorado del techo del dormitorio de Bella y lo rocía sobre el vestido. El vestido, que necesitó 12.000 horas para su confección y del que se hicieron múltiples copias, no llevaba corsé para facilitar los movimientos de Emma Watson, ya que esta Bella es más activa que la Bella de la película animada.

“Fue un reto muy interesante», dice Watson, «El vestido en sí es tan icónico porque forma parte de esa escena romántica de la historia. Sufrió muchos cambios pero al final decidimos que lo más importante era que el vestido bailara maravillosamente bien. Queríamos que pareciera que flotaba, que volaba”.

Durran está de acuerdo y afirma: «Tuvimos esto en cuenta cuando diseñamos todos los vestidos de Bella. No queríamos que fuera una princesa delicada sino una heroína activa, por lo que el vestido azul y el delantal que lleva al principio de la película se diseñaron con bolsillos en los podía meter un libro y que podía con bombachos y un corpiño”.

Se ve a Bella trabajando y montando a su caballo, Philippe, y en esas escenas lleva botas (en oposición a zapatos femeninos más delicados). “Queríamos potenciar la figura de Bella en la película y asegurarnos que se convertía en una auténtica jinete ecuestre», dice Watson. «Así que tenía que llevar un calzado adecuado y que la falda no le impidiera montar al estilo occidental”.

El diseño del vestido que lleva Bella al final de la película, cuando ya ha desaparecido el hechizo, es un estampado inspirado en un delantal del siglo XVIII que Durran compró cuando era estudiante. El diseño se pintó a mano en un lienzo, se amplió y después se imprimió digitalmente. “Las expectativas depositadas en todos los vestidos de Bella eran muy altas», dice Durran. «Pero al final logramos hacer unos vestidos preciosos que hacen referencia a la película animada pero que son totalmente originales”.

“Una de las cosas maravillosas de trabajar con Jacqueline es que siempre está dispuesta a colaborar», dice Watson. “Me impresionó que me pidiera mi opinión en todo momento. Quería comprender cómo percibía yo el personaje por dentro y por fuera. Ha sido una experiencia muy especial para mí como actriz, y una forma fantástica de construir y comprender un personaje a través de ese proceso”.

Para el traje del Príncipe que lleva en la secuencia inicial de la película, Durran creó un abrigo y un chaleco adornado con miles de cristales Swarovski, que el departamento de efectos especiales escaneó posteriormente para aplicarlo en la Bestia generada por ordenador.

“Jackie es una diosa», dice el productor David Hoberman. “Tenía un trabajo muy duro, no sólo por la gran cantidad de trajes que hay en esta película, sino también por el icónico vestuario de la película animada. En cierto sentido, quería ser fiel a los personajes que llevaban los personajes animados, pero también deseaba crear algo original, así que se las arregló para crear algo muy hermoso y totalmente suyo”.

‘La Bella y la Bestia’ es la cuarta colaboración de director de fotografía Tobias Schliessler con Condon, y aunque la producción presentaba muchos retos, quedaba mucho amplio espacio para la creatividad. El empleo de una amplia gama de equipos de cámaras que van de una tecno-dolly a un dron exigía a Schliessler adaptarse constantemente, pero es un entorno en el que se desenvuelve a la perfección.

Rodar el espectacular número musical ‘Be Our Guest’ al estilo Busby Berkeley-esque fue un reto desde un punto de vista técnico, y exigió un mes de rodaje, seis meses de preparación y más de un año para finalizarlo.

En algunos casos optó por tomar el icónico trabajo de cámara de la película animada y añadir sus propios adornos. Por ejemplo, el plano del número musical ‘La Bella y la Bestia’, donde la cámara hace barridos por Bella y la Bestia y asciende después hasta el techo de salón… Schliessler hace el mismo barrido de cámara con una grúa, pero luego mueve la cámara para captar los instrumentos musicales tallados en madera que hay en las paredes del salón de baile mientras cobra vida de forma mágica y comienzan a tocar música.

Rodar el espectacular número musical ‘Be Our Guest’ al estilo Busby Berkeley-esque fue un reto desde un punto de vista técnico, y exigió un mes de rodaje, seis meses de preparación y más de un año para finalizarlo. La escena se desarrolla en el comedor del castillo, que se diseñó como un escenario ya que es el set más teatral de la película. Todos los elementos eran reales y se rodaron con una tecno-Dolly, una grúa y otros equipos de iluminación especiales antes de que el material pudiera ser animado y aumentado por el equipo de efectos visuales en la posproducción.

“La interacción entre la fotografía y el fabuloso trabajo de diseño en estos setos ha sido increíble», dice el coproductor Greg Yolen. “Construimos el vestíbulo y el salón de baile del castillo en dos platós y Tobias sabían exactamente dónde colocar la cámara para sacar el máximo provecho”.

Yolen continúa diciendo: «Ha sabido capturar tan bien la profundidad de estos dos platós físicos que tienes la impresión de estar allí”.

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