Editorial: El súper incentivo de Vizcaya ante el reto de continuar el camino

Cuando en el verano de 2022 la Diputación Foral de Vizcaya anunciaba a bombo y platillo los nuevos incentivos fiscales para el fomento de la cultura de hasta un 70 por ciento para el audiovisual si se rodaba en euskera, un manto de incredulidad y desconfianza se instaló en el sector en esos primeros momentos.

Nadie entendía que semejante porcentaje de desgravación fuera aceptado por la Unión Europea sin objeciones y que la norma se pusiera en marcha tan rápido, con la seguridad jurídica requerida en estos casos.

Marco
Los directores de ‘Marco’

Los productores españoles pensaban que tenía truco, que no podía ser tan bonito. Pues bien, un año después se puede afirmar que el nuevo incentivo fiscal de Vizcaya es una realidad que funciona, con sus virtudes y dificultades, que no son pocas.

Solamente hay que fijarse en los datos para constatar que la producción audiovisual en Vizcaya ha dado un salto cualitativo. El año pasado 151 producciones rodaron en la provincia, según datos de Bilbao Bizkaia Film Commission. Aunque se trata de 15 producciones menos que en 2022, el impacto económico ha aumentado más de 300 por cien: se ha pasado de 14 millones de euros en 2022 a 58 millones de euros en 2023. Casi nada. Especialmente doce largometrajes (fueron cinco en 2022) y siete series de ficción (cinco en 2022) generaron el gran grueso del gasto.

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Según los profesionales contactados para elaborar uno de los principales reportajes de esta nuestra primera revista digital de 2024 aseguran que Bilbao y demás municipios están albergando rodajes más largos, durante todo el año y con un alto nivel de producción. En los próximos meses se verá en las pantallas con los estrenos de ‘Marco’ en cines o ‘Ángela’ en atresplayer.

Sin duda, es un comienzo espectacular que no ha pasado desapercibido para multitud de productoras que no han dudado en abrir rápidamente una filial en Vizcaya para empezar a beneficiarse de la nueva política fiscal para la cultura. En las próximas semanas asistiremos al lanzamiento de medidas prácticamente idénticas por parte de Álava y Guipúzcoa.

Pero no todo es perfecto y de color de rosa y menos en estos primeros meses de implantación. La cuestión ahora es tratar de no morir de éxito, porque para producir contenidos audiovisuales hacen falta muchas más cosas que un buen incentivo.

Y Vizcaya, hoy por hoy, tiene carencias en algunos aspectos y si quiere tener un crecimiento cuantitativo, rápido y sostenido en el tiempo debe acometer sin demora algunas acciones para consolidar su industria audiovisual.

Uno de los retos principales sería incrementar su base de inversores que permita acometer sin sobresaltos un mayor número de producciones al amparo del incentivo.

Y, en segundo lugar, es necesario ampliar las infraestructuras de producción, empresas de servicios, estudios de postproducción, platós… para que las producciones que decidan rodar allí tengan dónde hacer gasto y cumplir así con los requisitos de la norma. La cosa ha empezado bien, pero ahora queda lo más difícil, continuar el camino correcto.

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