Uno de los temas que han dominado la conversación durante la 17ª edición de Weird Market, Mercado Internacional de Animación, Videojuegos y New Media celebrado del 30 de septiembre al 4 de octubre en Valencia, ha sido la aplicación de las nuevas tecnologías, y más concretamente, de la inteligencia artificial, a la industria de la animación.
Entre los asistentes a este foro profesional, pocos conocen tan de cerca la cada vez más estrecha relación entre IA y animación como Javier de la Chica, artista visual que ha encontrado en esta herramienta un nuevo horizonte para desarrollar su creatividad.

Desde el año 2019, De la Chica se ha dedicado a investigar y experimentar con softwares de IA, atraído por el rápido desarrollo y la creciente popularidad de esta tecnología, la cual ha evolucionado hasta convertirse en el centro de su labor.
De la mano de Contanimation Films, su estudio propio, Javier de la Chica persigue crear experiencias visuales diferentes y construir narrativas que oscilan entre lo cómico y lo bizarro. Entre sus trabajos, figuran los cortos ‘Get Big’, ‘Move It!’ y ‘Late to Work’, que le han brindado varios premios en el concurso internacional Runway Gen48.
‘Gafas para crecer’
La última producción de Contanimation es el spot animado ‘Gafas para crecer’, un encargo de la compañía óptica Alain Afflelou cuyo desarrollo fusiona, precisamente, la creatividad humana con diversas herramientas de IA. La idea en la que se basa esta campaña publicitaria parte de una realidad cotidiana: a veces, mientras están creciendo, los niños rompen y pierden sus gafas, lo que supone todo un reto para sus padres.
Esta pieza, dirigida por Santiago Ambit, con dirección artística de Javier de la Chica y edición de Valentina Roteda, ha sido producida por el estudio Xiaolongbao. La IA participó en el guion y la adaptación visual, generando la música y las voces.
La producción introduce personajes creados gracias a la nueva herramienta Google Nanobanana, integrada en Freepik. Cada uno de los niños que aparece, cuenta con una biografía propia, lo que da lugar a toda una narrativa con la que marca busca generar una conexión cercana con el público infantil y ofrecer soluciones a sus familias.
Coincidiendo con su paso por Weird Market, Audiovisual451 ha tenido la oportunidad de conversar con Javier de la Chica sobre IA, animación y sus próximos proyectos.
A451: ¿Cómo fueron tus inicios en la animación?
Javier de la Chica: «Empecé a estudiar el grado de animación allá por 2013, en U-tad. Siempre me ha interesado la parte creativa, el desarrollo de proyectos y, sobre todo, la dirección, y eso es en lo que más he trabajado. Llevo ya unos ocho años en la industria.»
A451: ¿Y cuál fue tu primer contacto con la IA?
J.C.: «Mi relación con la IA comenzó de una manera bastante precoz, un poco antes de que todo lo que tiene que ver con esta tecnología estallase. Generalmente, en el caso de la animación española, la dirección no es una profesión muy especializada, de manera que el storyboarder que más años lleva en el oficio es el que acaba dirigiendo, a diferencia de lo que ocurre en Francia, donde existe otro modelo. Entonces, cuando uno empieza en esto desde abajo, suele trabajar en muchos proyectos digitales, preschool y videoclips, y eso es algo que no me llenaba. Después de estudiar en La Poudrière, una escuela francesa muy orientada hacia la animación de autor, empecé a probar diferentes softwares, y fue a finales de 2019, poco antes de la pandemia, cuando me obsesioné con este mundo.»

A451: En busca de algo así como una vía de escape creativo…
J.C.: «Efectivamente. En ese momento, no tenía trabajo, y mientras estábamos encerrados en casa, me puse a buscar algo que me permitiese hacer mis propios proyectos, como una especie de liberación creativa. Lo que no sabía es que, unos años más tarde, la IA, eso a lo que precisamente me había agarrado como una huida hacia delante, iba a ser el tema de conversación por excelencia. Jamás me habría podido imaginar que la inteligencia artificial iba a llegar a las cotas que está llegando ahora, y a las que llegará próximamente.»
A451: ¿De qué manera crees que puede ayudar la IA a un sector con unos tiempos tan largos de producción como el de la animación?
J.C.: «Yo soy de los que piensa que las mejores películas y las mejores series están escritas en cuadernos que, muchas veces, quedan abandonados en estanterías, porque lo más habitual es que proyectos con estos tiempos, estos presupuestos y estos equipos tan enormes terminen siendo inviables y no se hagan, dado que es muy difícil encontrar a gente dispuesta a asumir tantos riesgos. Entonces, cuando entra en juego la IA, bajan los presupuestos, y los riesgos también se reducen, al tiempo que surgen más oportunidades de hacer proyectos mucho más autorales y frescos, lo que va a suponer toda una liberación para muchos artistas a la hora de poder contar sus historias. Creo que, gracias a la tecnología, vamos a poder escuchar un montón de voces que antes estaban silenciadas, y la creación artística va a salir reforzada, a pesar de todos los peros, que también están ahí. Seguramente, la IA va a afectar de una manera muy directa al mundo del trabajo, y es muy probable que precarice todavía más un sector ya muy precario de por sí.»
A451: Sin duda, esta es la gran preocupación que sobrevuela hoy el debate…
J.C.: «Creo que vamos hacia una industria de la animación más creativa, pero quizás menos rentable, sobre todo cuando hablamos de entretenimiento. El mundo de la publicidad, por ejemplo, es otra historia, porque se caracteriza por procesos muy rápidos y, cada vez más, la tendencia es producir proyectos cortos para pequeñas marcas, por lo que esta herramienta es perfecta en este caso. En definitiva, pienso que la IA va a convertirnos a todos en perfiles mucho más generalistas, antes que especializados, por así decirlo.»
A451: A nivel de proyectos, ¿te atreves a hacer más previsiones a futuro?
J.C.: «Creo que pronto van a empezar a aparecer películas y series de animación íntegramente producidas con IA; de hecho, ahí está el ejemplo de ‘Critterz’, producción de OpenAI que se estrenará el año que viene en el Festival de Cannes. A lo largo de los últimos tiempos, siempre que ha surgido una tecnología tan disruptiva como el 3D, la captura de movimiento o, a día de hoy, la inteligencia artificial, la industria ha producido unos cuantos proyectos horribles, hasta que, de repente, termina apareciendo algo que resulta increíble; es decir, la historia correcta, con el arte correcto, narrada de una manera correcta y con la distribución correcta que la haga llegar al público. La IA va a hacer desaparecer muchas barreras técnicas, y eso va a modificar mucho los roles dentro de los estudios de animación, porque los procesos van a ser mucho más rápidos e intuitivos. No tardarán en proliferar estudios compuestos por cinco personas, en lugar de 200.»

A451: ¿Percibes como real ese lado oscuro de la IA que tantos denuncian?
J.C.: «Esta es una cuestión con muchas aristas, como el aspecto climático, por ejemplo, y los debates, siempre polémicos, alrededor de las enormes cantidades de energía que consume una tecnología como la IA. En este momento, lo que genera una mayor preocupación es, sin duda, la vertiente legal y el tema del copyright, y creo que, en parte, con razón. Es cierto que la IA, que aprovecha imágenes de otros no como un producto, pero sí como un subproceso, se aprovecha de un vacío legal para funcionar; el problema, al final, es que casi nunca existe un demandante a efectos jurídicos, porque las marcas no pueden denunciar que les están robando su IP cuando las imágenes resultantes, aunque guardan un mismo estilo, no son exactamente de Mickey Mouse o Super Mario Bros.»
A451: Y un estilo no es algo registrable, por lo menos todavía…
J.C.: «Claro, si bien es verdad que pienso que copiar el estilo de otro de una manera muy flagrante nunca va a gustar al público. Tal y como yo lo veo, el conflicto real está en que mucha gente que utiliza estas herramientas son intrusos que se cuelgan la medalla de artistas sin venir de un contexto artístico. Hay una diferencia clara entre aquella gente, más o menos novata, que se dedica a explorar con la IA, cosa que me parece muy respetable, y un artista con el ojo entrenado y con un criterio propio, que sabe utilizar estas tecnologías para crear algo nuevo y no se conforma con copiar a otros. Por eso, si el sector se ancla tanto en la polémica, me temo que otros le van a acabar robando un espacio que le pertenece por derecho. Estamos ante algo imparable, y lo mejor que puede hacer la industria es, si no adaptarse completamente a los cambios, abrirse a la posibilidad, por lo menos, de entender cómo funcionan estos procesos y qué les pueden aportar.»
A451: ¿Es diferente el panorama español al de otras industrias?
J.C.: «No creo que existan grandes diferencias. A nivel social, está pasando algo muy parecido en todos los lugares, y es que esa dicotomía entre fascinación y rechazo es algo universal. Últimamente, en el caso concreto de España, al tomarle el pulso a las redes sociales, me da la sensación de que los detractores cada vez son menos, al tiempo que hay cada vez más artistas que están encontrando en la IA una solución para sacar adelante sus proyectos. A nivel de industria, sí que creo que, para un sector tan precarizado como el de la animación española, la IA puede ser una solución mucho más directa; la ventaja de ser más pequeños e independientes es que nuestra capacidad para adaptarnos es mayor que la que pueden tener los gigantes de Hollywood. Y a un nivel legal, pues todo depende del órgano regulador de turno, en nuestro caso, la Unión Europea, que sigue mostrándose muy conservadora, aunque cada vez es más consciente de que hay que esforzarse más para no perder competitividad frente a mercados tan pujantes como el asiático o el americano.»
A451: ¿Piensas que sería positivo que se alcanzase un cierto consenso ético dentro del sector sobre lo que se puede o no se puede hacer?
J.C.: «En vez de ignorar deliberadamente el elefante en la habitación, que es lo que se está haciendo, creo que, sin duda, esta es una conversación que hay que tener, pero a un nivel multisectorial que implique desde la producción hasta las universidades. No hay respuestas fáciles, porque es imposible regular algo que cambia cada semana, así que tenemos un gran reto por delante. Deberíamos hablar continua y activamente sobre ello, desde luego.»
A451: Tampoco ayudan los tiempos de las administraciones a la hora de legislar…
J.C.: «No soy nada optimista al respecto porque, a estas alturas, creo que ya no es posible aplicar ninguna regulación. Si se hubiera actuado antes, se podría haber encontrado la manera, pero es evidente que las leyes avanzan a un ritmo demasiado lento, tanto que, cuando lo comparas con lo rápido que se está desarrollando la IA, resulta incluso absurdo. Cuando aparecen, en este momento, resoluciones en las que se ha estado trabajando durante años, pues ya no son aplicables a la realidad actual. Es un esfuerzo inútil.»
A451: ¿Estás de acuerdo con que se señalen los contenidos producidos con IA?
J.C.: «Completamente, pero tanto en la industria audiovisual como en cualquier vídeo que se publique en Internet, donde esto está generando mucha desinformación. La IA debería marcarse con algún tipo de huella, como también debería identificarse el talento humano con un sello de calidad especial, de manera que incluso comprar una entrada para ver en el cine una película con una producción mayoritariamente humana resulte más caro. Si bien la IA ya es capaz de producir películas, la incógnita sigue siendo la distribución, porque los cines, al igual que televisiones y plataformas, siguen muy cerrados a estos contenidos. Todavía no se sabe dónde se van a poder ver estas obras, aunque puede que en algún momento aparezcan plataformas low cost de contenido hecho con IA, quién sabe.»

A451: En el caso de Contanimation, ¿en qué procesos hacéis uso de la IA?
J.C.: «De momento, Contanimation está formada por el tándem creativo que formamos Guillermo Miranda, que fue compañero mío en la carrera, y yo. Llevamos ya unos cuantos años trabajando juntos, y en este momento estamos debatiendo si dar el paso e intentar crecer un poco más para convertir la marca Contanimation en una productora. Aunque nuestros trabajos ya cuentan con una seña de identidad a nivel visual, nuestra premisa es utilizar la inteligencia artificial para explorar e intentar encontrar estéticas que, de una manera tradicional, serían muy difíciles de conseguir. Estamos trabajando tanto en producciones propias como en servicios para otros clientes, a los que les ofrecemos la posibilidad de producir íntegramente sus contenidos mediante el uso de IA, desde la idea y la dirección artística hasta el acabado final. Dependiendo del proyecto, sí que hay veces que necesitamos la ayuda de perfiles externos, como por ejemplo, en el caso de la música y el sonido, siempre en busca de que el resultado sea lo más profesional posible.»
A451: Al cubrir tantas áreas distintas, empleareis multitud de herramientas…
J.C.: «Efectivamente, el abanico es amplísimo. En realidad, la IA interviene en todo momento, quizá un poco menos en las fases de guion, dirección y edición, pero como es algo tan cambiante y las técnicas quedan obsoletas de un mes para otro, siempre tenemos que estar investigando, probando cosas nuevas y viendo cómo implementarlas mejor. Estar permanentemente al día sobre lo que va saliendo es una parte clave de nuestro trabajo, y claro, al final acabamos utilizando cinco o seis softwares diferentes durante la producción de un mismo proyecto, porque cada uno de ellos es bueno en un aspecto concreto.»
A451: Ha dado mucho que hablar vuestro último spot para Alain Afflelou, calificado como el primero íntegramente producido con IA en España…
J.C.: «Ya habido ejemplos de otros artistas anteriormente, pero creo que este spot es especialmente vanguardista y, de alguna manera, abre el camino. Este proyecto lo hemos producido junto a Xiaolongbao, que es una agencia que acaba de nacer, aunque el trabajo lo hemos coordinado directamente con el cliente. Después de hacer unas cuantas pruebas de imagen real y animación, optaron por esta última estética, y a partir de ahí, nos han dado carta blanca. La IA ha intervenido en casi todos los procesos, pero en algunos, lo ha hecho de una manera bastante casual. La creatividad es cien por cien humana, y creo que el desafío más grande a la hora de afrontar un proyecto como este, en el que no te puedes permitir experimentar como en los cortos que hacemos, es conseguir que la consistencia de los personajes sea absoluta, una tarea que siempre es complicada. La suerte es que, justo en ese momento, apareció la nueva herramienta Google Nanobanana, que nos ha permitido dotar a nuestros personajes de esa coherencia que buscábamos, en todos los planos.»
A451: Y probablemente, en pocos meses, semanas o incluso días, saldrá otra herramienta nueva que la superará, así es como funciona esto…
J.C.: «Seguro, aunque el trabajo de dirección artística siempre va a estar ahí, como lo ha estado en el caso de este anuncio. Ha sido muy difícil lograr, no solo que los personajes no cambien entre un plano y otro, sino que todos ellos coexistan en un mismo universo, porque todavía no hemos domado la IA en ese sentido. Pero sí, estas herramientas han intervenido en prácticamente todos los procesos, incluida la música y las locuciones.»
A451: Hay quien puede pensar que lo que habéis hecho es pulsar un botón y el resultado final ya estaba ahí, pero nada más lejos de la realidad…
J.C.: «A pesar de que hay todo un proceso detrás, nuestro trabajo siempre parece un truco de magia a ojos del cliente, porque, en pocos días, pasan de imaginarse el proyecto en un pitch a tener el resultado final sobre la mesa. La realidad es que la producción de este spot ha conllevado un trabajo bastante demandante, que nada tiene que ver con la animación tradicional; contábamos con poco tiempo, éramos pocas personas y la dirección artística ha sido muy compleja. Se ha comparado nuestro estilo con el de Pixar, y tiene todo el sentido, pero una IA puede generar estéticas que, aún pareciéndose a lo que hace Pixar, terminan siendo muy feas, mientras que nosotros hemos conseguido aportar una coherencia.»
A451: ¿El sector de la publicidad representa ahora mismo un porcentaje importante de vuestro trabajo o esperáis que vaya a más?
J.C.: «La verdad es que este anuncio ha hecho un montón de ruido, mucho más que nuestros cortos, desde luego, y eso nos ha sorprendido, pero nuestro principal motor no es trabajar en este tipo de proyectos. Estamos tratando de encontrar nuestro espacio en el mundo del entretenimiento, ofreciendo productos de alta calidad, porque no queremos sobresalir por lo rápidos y baratos que somos, sino por aportar un valor añadido en términos artísticos. Por eso, creo que estamos siendo bastante selectivos a la hora de escoger proyectos que, además de resultar económicamente rentables, nos permitan desarrollarnos como artistas, explorar y hacer cosas nuevas, sin caer en clichés.»

A451: ¿Qué puedes contarnos de tus próximos proyectos?
J.C.: «Por el lado de la ficción, ahora estamos intentando terminar un corto un poco más largo y depurado que nuestra última producción, ‘Ausencia’, que fue algo que hicimos en el marco de Gen48, un festival en el que dispones de 48 horas para entregar un corto. Este es un concurso en el que siempre nos ha ido bastante bien, porque hemos participado cuatro veces y, aunque no hemos conseguido nunca el primer premio, hemos estado en el palmarés en tres de esas cuatro ediciones. Es algo que nos encanta porque consiste en juntarse un fin de semana a ver qué pasa, sin tener ni idea del corto que vamos a tener el lunes, y en el caso de ‘Ausencia’, estamos muy contentos con el resultado, pero siempre nos gusta reposar un poco más las cosas para intentar repensar lo que hacemos.»
A451: ¿Contempláis en este momento el salto al largometraje?
J.C.: «Estamos empezando a explorar formatos más largos de producción propia con nuestros cortos como inspiración, aunque no puedo contar mucho todavía. Ahora mismo, estamos pitcheando un posible proyecto de largo, aunque seguimos dándole vueltas al formato en busca de la ventana idónea, por lo que podría ser una serie también.»



