La 63 edición del Festival de San Sebastián, que se clausuró el pasado 26 de septiembre, ha tenido un total de 174.901 espectadores, lo que supone un incremento de 5.891 respecto a la edición del año pasado (3,5%) y de 19.841 espectadores respecto a la edición de 2010 (13%).
El número total de acreditados en esta última edición ha sido de 3.650, es decir, 252 más que el pasado año. De estos acreditados, 1.495 son profesionales que participaron en las actividades del Industry Club, 176 más que el año pasado (lo que supone un incremento del 13%) y 511 más que en 2010 (aumento del 51%).
Por otra parte, 1.068 periodistas cubrieron esta edición del Festival para 569 medios de comunicación de 39 países, es decir, que se mantiene la misma cifra que el pasado año (con un ligero aumento de 17 acreditados).
Asimismo, el 2 de septiembre pasado se lanzó la campaña FOR A THOUSAND LIVES: BE HUMAN en favor de los derechos de los refugiados que están llegando a Europa. Más de 5000 firmas de profesionales del cine se han sumado a ella.
José Luis Rebordinos, director del Festival, y todos los miembros de su Comité de Dirección del Festival Internacional de Cine de San Sebastián se sumaron a este llamamiento en la ceremonia de clausura del certamen apoyando también esta campaña y pidiendo a las autoridades europeas las siguientes consideraciones:
- La Unión Europea debe ofrecer vías legales para que aquellas personas que huyen de la guerra, del terror o de la persecución política puedan buscar protección en la UE, estableciendo infraestructuras en sus países de origen, así como en terceros países, donde poder solicitar asilo. Así contribuirá a que esas personas dejen de optar por caminos ilegales y de arriesgar sus vidas.
- Los países europeos deben ser solidarios, pues estamos ante una de las mayores crisis de refugiados desde la Segunda Guerra Mundial. La Convención de Dublín ha creado obstáculos absurdos e injustos para los países fronterizos de la UE. Por lo que resulta tremendamente necesario revocar dicho acuerdo e imponer una mejor división de los refugiados dentro de los Estados miembro de la UE.
- Los países europeos deben proporcionar unas condiciones de vida dignas para los refugiados, que respeten los derechos humanos, las libertades personales y la integridad física, sin restricciones, y poner todos los medios necesarios para garantizar que los refugiados puedan trabajar de forma legal, y tener acceso a la educación así como construir una nueva vida.
