La actriz Ángela Molina, Medalla de Oro 2013 de la Academia de Cine

La actriz Ángela Molina, cumplirá 58 años el próximo octubre, mes en el que la Academia de Cine le entregará la Medalla de Oro, un galardón que premia su buen hacer en la gran pantalla y que le recompensa el haber paseado el cine español  a lo largo de varias décadas por Francia, Italia, Portugal y Latinoamérica.

Precisamente, la buena noticia le ha pillado rodando cerca de Roma, ciudad desde la que ha recibido la noticia. “Estábamos rodando una escena que me ha hecho pensar en el cine de Manuel Gutiérrez Aragón. Hago de una madre en una aldea de la Italia de los años cincuenta y me ha recordado a la pureza de los personajes de Manolo. Estaba pensando por un instante en mi tierra, en vosotros y me he asustado cuando he recibido una llamada de Madrid. Cuando aparece el sentimiento verdadero entre las personas, se crea algo que es igual en todas las partes del mundo y para mí eso es el arte”, ha declarado emocionada.

Todavía vestida con la ropa de la escena, afirmaba sentirse “como recién nacida. Lo interpreto como una unión indivisible que tenemos los que amamos y los que conocemos el cine, nunca falla porque se desarrolla de una manera muy certera. De alguna manera, es más grande lo que siento que lo que puedo expresar. Me da mucha paz el amor por los compañeros, que es completamente recíproco”. El cine se lo ha dado todo a esta intérprete que lleva más de dos tercios de su vida trabajando –“Cuando era más ignorante yo decía que el cine era yo, pero ahora me doy cuenta que es imposible separarlo de mí misma. Es una manera de vivir y de confiar, de guiarse a uno mismo por el sendero del conocimiento y la curiosidad del otro. Es una gozada poder sentirte hija de tu trabajo y madre a la vez”.

Ángela Molina. Foto: Enrique Cidoncha
Ángela Molina. Foto: Enrique Cidoncha

Hija del  actor y cantante Antonio Molina –es la tercera de ocho hermanos–, estudió ballet clásico, danza española y arte dramático en Madrid. Antes de su primera incursión en la gran pantalla, en ‘No matarás’, dirigida por César Fernández Ardavín, llegó a trabajar en un circo en Francia, ejerció como profesora de baile clásico español y protagonizó un reportaje en la revista ‘Fotogramas’, que propició la llamada de Ardavín para participar en su alegato antiabortista convertida en una rubia oxigenada.

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Pronto se convertiría en una actriz fundamental en el cine español de la Transición, etapa en la que enfocó su carrera hacia producciones de calidad y compromiso, en muchas ocasiones producciones con una temática política, social e histórica. A mediados de los setenta fue dirigida por Jaime Camino en ‘Las largas vacaciones del 36’ y por Manuel Gutiérrez Aragón en ‘Camada negra’, pero sería en 1977 cuando en la última película que dirigió Luis Buñuel ‘Ese oscuro objeto del deseo’, compartió el personaje de Conchita con Carole Bouquet y ambas la pantalla con Fernando Rey. Definitivamente sería ese filme su triunfo definitivo, el que le abriese las puertas del mercado europeo y el que la convirtiese en una de las estrellas jóvenes más solicitadas.

Fue imprescindible en el cine de Jaime Chávarri, con el que trabajó en cinco ocasiones: ‘A un dios desconocido’, ‘Bearn o la sala de las muñecas’, ‘El río de oro’ y las dos entregas de ‘Las cosas del querer’, y musa reconocida de Manuel Gutiérrez Aragón: ‘El corazón del bosque’, ‘Demonios en el jardín’ y ‘La mitad del cielo’. En los ochenta, a la vez que reafirmaba su presencia en España, se dejaba ver en las cinematografías francesa e italiana y hacía incursiones en el celuloide alemán y latinoamericano.

En los últimos años ha sido Angélica en ‘The Way’, de Emilio Estévez; Pura en ‘Carne de neón’; Casilda Armenia en ‘Memoria de mis putas tristes’; pero, sobre todo, Doña Concha en ‘Blancanieves’, de Pablo Berger. El papel de la abuela de la joven que mordió la manzana envenenada no estaba en el cuento y Berger, a sugerencia de la directora de casting Rosa Estévez, regaló este papel a ‘La Molina’ para protagonizar una de las escenas más recordadas del pasado año en nuestro cine: Doña Concha muere bailando con la niña Blancanieves. La actriz asegura que no le faltó la palabra para trabajar en esta cinta muda porque “se trata de una expresividad más elocuente por tener la concentración en lo visual, pero al final no deja de ser el mismo río”.

Ángela Molina ha sido cinco veces candidata a los Premios Goya, y en su haber figuran galardones tan diversos como el David di Donatello, la Concha de Plata, la Medalla de Oro al Mérito en las Bellas Artes, el Gran Premio de la Crítica de Nueva York, varios Fotogramas de Plata y la Espiga de Plata de la Seminci, entre otros muchos. Premios a los que ahora tendrá que sumar la Medalla de Oro de la Academia de Cine, en el que tiene como predecesoras a sus compañeras Ana Belén, Sara Montiel, Concha Velasco, Geraldine Chaplin, Maribel Verdú, Carmen Maura y Rosa Maria Sardà “Las actrices españolas otorgan una vida, una historia y una visión a sus personajes a través de su mundo personal como intérpretes y como artistas. Cada una tenemos algo único y eso es lo más importante”–.

La Medalla de Oro tiene por objetivo ofrecer un homenaje a quienes han contribuido con su trayectoria profesional a mejorar el cine español en el aspecto industrial o en el artístico. A lo largo de su historia, la han recibido Fernando Rey, Carlos Saura, Francisco Rabal, Alfredo Matas, Ana Belén, Sara Montiel, Elías Querejeta, Gil Parrondo, José Luis Borau, Fernando Fernán-Gómez, Carmelo Bernaola, Concha Velasco, Antonio Banderas, Basilio Martín Patino, Geraldine Chaplin, Pablo Núñez, Maribel Verdú, Carmen Maura, Rosa Maria Sardà, José Luis Alcaine y Manuel Gutiérrez Aragón.

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