La formación audiovisual trata de adaptarse a los nuevos tiempos

Trabajar o estudiar. Dedicarse al audiovisual es una continua mezcla de ambas tareas, y más aún hoy en día en plena revolución del sector. Pero, ¿a dónde acudir? En toda la geografía nacional se multiplican los másteres, cursos intensivos y grados oficiales, por no mencionar la oferta en el extranjero, en muchas ocasiones más valorada que la de casa y con más prestigio para el currículum. Para algunos se podría hablar de una sobreoferta de másteres, pero parecen ser cursos obligatorios para complementar la formación que se da en las universidades, demasiado teórica y alejada de la evolución del sector, tanto por el avance de la tecnología como por el cambio en los hábitos del consumidor.

 

“Hoy en día, con la evolución del sector audiovisual es evidente que no son suficientes las licenciaturas que se imparten en las distintas universidades del país para poder ejercer la profesión que se ha estudiado. Para los recién licenciados son muy importantes las prácticas que proporcionan las distintas empresas audiovisuales, tanto del sector público, como privado en España”, comenta a Audiovisual451 Condorcet Da Silva, subdirector del Máster en Dirección de la Empresa Audiovisual de la Universidad Carlos III de Madrid. Sin embargo, esas prácticas, según Da Silva, son también insuficientes porque se limitan a 90 horas como mucho, y “normalmente son realizadas en un solo sector de la empresa y, por lo tanto, no se aprende el conjunto de la actividad, ni se tiene una visión global y de la evolución del audiovisual, no solo en España si no en el mundo”.

Los alumnos de la ECAM, en plena clase práctica
Los alumnos de la ECAM, en plena clase práctica

Branded content, edutainment, Televisión Conectada, HbbTV, transmedia, crossmedia, multitask, OTT, marketing social, 3D, 4K… demasiados términos nuevos por descifrar y por llevar a la práctica. ¿Cómo aprenderlos? “Los másteres que ofrecen las universidades intentan completar esa laguna. Pero también aquí hay que tener en cuenta que es preferible escoger un máster de título propio que un máster oficial. ¿Y por qué? Porque el máster oficial tiene un programa aprobado por la Fundación ANECA (Agencia Nacional de Evaluación de la Calidad y Acreditación) que no permite actualizar el programa del máster con la misma rapidez con que se realizan los cambios en el sector”, asegura Da Silva. Y no hay duda de que el audiovisual se está moviendo a la velocidad del rayo, no hay apenas tiempo de reacción y el aprendizaje se realiza casi día a día. Da Silva habla claro: “Por ejemplo: ¿Qué máster oficial incluye hoy en su programa la tecnología Ultra HD, el televisor conectado a Internet y el estudio de las redes sociales y su aplicación a la televisión? ¿Qué máster ofrece las últimas herramientas para el periodismo digital? Seguramente muy pocos. Y no es que sus responsables no quieran actualizar el programa. Es que el trámite es demorado. Y por otro lado, ¿dónde hay doctores acreditados por la ANECA que hayan tenido tiempo de aprender estas nuevas tecnologías y su aplicación de forma práctica? También seguramente muy pocos.”

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“Hoy en día, con la evolución del sector audiovisual es evidente que no son suficientes las licenciaturas que se imparten en las distintas universidades del país para poder ejercer la profesión que se ha estudiado. Para los recién licenciados son muy importantes las prácticas que proporcionan las distintas empresas audiovisuales, tanto del sector público, como privado en España”, comenta Condorcet Da Silva, subdirector del Máster en Dirección de la Empresa Audiovisual de la Universidad Carlos III de Madrid.

Da Silva pone como ejemplo el Máster en Dirección de la Empresa Audiovisual de la Universidad Carlos III de Madrid, un máster de título propio que, después de 15 ediciones, actualiza el programa según evoluciona el sector, así como el grupo de profesores. En el caso del Máster en Gestión de la Empresa Audiovisual de la Universidad Antonio Nebrija, de carácter oficial, se nutre de una estrecha relación con Atresmedia para realizar seminarios complementarios y tocar aquellos temas que el máster no puede incluir con toda la rapidez que se requiere. También existe la Cátedra Mediaset de Medios Audiovisuales en la Universidad Europea de Madrid, que pretende ser un referente en la formación e investigación de la industria audiovisual y creativa. Cabe recordar que RTVE tiene también su propio Instituto de formación.

De alguna manera, el sector está de enhorabuena porque entre el profesorado de muchos cursos se encuentran profesionales en activo que, mientras la producción televisiva vuelve a coger el pulso y la financiación del cine ultima su nuevo modelo, se han pasado a la formación y están compartiendo su experiencia con otros profesionales que se quieren reciclar o con estudiantes. Además, escuelas como ECAM están centrando todos sus esfuerzos por tender puentes reales con la industria y solicitan la presencia de profesionales en activo para enriquecer sus clases. La mejor forma de aprender es estar cuanto más pegado a la realidad, mejor, y por ello, una de las recomendaciones de Paco Rodríguez, dedicado a la formación y la consultoría tras varios años como productor de animación, es acudir a los cursos con un proyecto sobre el que poder aplicar todo lo que se va aprendiendo.

Sobre todo de cara al verano se multiplican los cursos monográficos organizados por asociaciones y escuelas. Como ejemplo, el nuevo Curso Superior de Televisión Conectada organizado por IAB Spain y Endemol Beyond, que está claramente dirigido a profesionales en activo porque se realiza los fines de semana desde el 13 de junio. Escuelas como CICE presentan cursos intensivos en julio y agosto, y otras como la ESCAC tienen lo que llaman Summer School, que permite el acceso a alumnos sin experiencia previa en el sector.

Una clase en la escuela TAI de Madrid
Una clase en la escuela TAI de Madrid

Otra cuestión que se plantea a la hora de estudiar es optar por la formación presencial o bien acogerse a un curso online, sobre todo en el caso de profesionales con un horario de trabajo “de ocho a ocho”. La formación online parece estar en boga debido a que supone un menor coste, aunque los requisitos que impone no son menos costosos, eso sí, en otro sentido. Para empezar el alumno debe ser especialmente disciplinado, sentarse a estudiar de motu propio de una manera regular y perder la timidez a la hora de hacer consultas a los tutores a través de Internet. “La gente tiene que acostumbrarse a hablar por el chat, a veces Skype ayuda en las primeras tomas de contacto”, comenta Rodríguez. Otro de los puntos que mejorará con el despliegue de la fibra óptica será la capacidad de la conexión para mantener una clase con unas 20 personas a la vez o para hacer llegar materiales de manera más fluida. (Continúa).

Sin embargo, más que la forma lo que preocupa es el contenido. Aunque en los últimos cursos lectivos parece que las principales escuelas se han aplicado, en España cunde la formación del talento, para muchas personas estudiar cine se reduce a convertirse en director y en muchas ocasiones se olvida que detrás del audiovisual intenta haber también en España una industria que requiere mentes de negocios. Si se hace la prueba de preguntar en la calle qué es un crítico de cine o un guionista, el ciudadano medio sabrá responder sin titubeos, pero con casi toda seguridad pondrán cara de póquer si se cuestiona qué hace un productor de cine. “Faltan buenos productores y productores ejecutivos, por ejemplo”, asegura Rodríguez. Coincide de alguna manera con Alma, el sindicato de guionistas, que viene reivindicando desde hace años la figura del showrunner en el sector televisivo nacional. “Echo de menos másteres en gestión empresarial especializada en el audiovisual”, comenta Rodríguez desde su consultoría. Uno de ellos podría ser mega plus de Media Business School, que acaba de firmar un acuerdo con Universidad Francisco de Vitoria por el que se convierte en máster de la citada universidad. “Habría que dar a conocer a los productores los mecanismos financieros establecidos”, comenta Rodríguez. Sociedades de inversión, business angels, plataformas de crowdfunding, subvenciones a nivel estatal y europeo, aceleradoras de negocios, sociedades de garantía recíproca son herramientas que no todo productor conoce y que tampoco sabe utilizar.

“Faltan buenos productores y productores ejecutivos, por ejemplo. Echo de menos másteres en gestión empresarial especializada en el audiovisual”, comenta el productor y consultor Paco Rodríguez

Con las dificultades para financiar tanto en cine como en televisión, los productores están poniéndose las pilas en tareas como la coproducción, las diferentes vías de distribución y las ventas internacionales, y en estos campos la formación no cunde tanto. Algún máster en estos campos ha tenido que ser cancelado últimamente en España por falta de alumnos interesados. Como se suele decir, “el contenido es el rey”, pero la forma de darlo a conocer y de venderlo no es menos importante. Así, el pitching se convierte en una pieza clave para que los proyectos salgan adelante. Enfrentarse a una audiencia de 200 posibles inversores o de tan sólo uno es uno de los tragos más amargos para muchos productores, aunque es algo que sucede en todos los sectores: el pescadero quiere vender el pulpo fresco; el concesionario de coches, el último modelo de berlina; Chanel, su último perfume; y Fulano de Tal, su próxima película. Cuántas producciones no se habrán forjado en lo que se conoce como “elevator pitch”, es decir, ese momento mágico en el que estás encerrado en un ascensor con Steven Spielberg y en 30 segundos le cuentas la sinopsis de ‘Parque Jurásico’. Y vas y le convences. Una mezcla de preparación y buena suerte pueden llevar muy lejos, y en España están empezando a cundir este tipo de eventos.

El pitching se convierte en una pieza clave para que los proyectos salgan adelante. Enfrentarse a una audiencia de 200 posibles inversores o de tan sólo uno es uno de los tragos más amargos para muchos productores, aunque es algo que sucede en todos los sectores: el pescadero quiere vender el pulpo fresco; el concesionario de coches, el último modelo de berlina; Chanel, su último perfume; y Fulano de Tal, su próxima película. Cuántas producciones no se habrán forjado en lo que se conoce como “elevator pitch”, es decir, ese momento mágico en el que estás encerrado en un ascensor con Steven Spielberg y en 30 segundos le cuentas la sinopsis de ‘Parque Jurásico’. 

Uno de los más recientes es PitchBox, puesto en marcha por un grupo de jóvenes que están, a su vez, buscando financiación para Filmarkethub, un mercado online para largometrajes y documentales. La primera edición de PitchBox se celebró el pasado mes de abril en Barcelona y seleccionó diez proyectos para que fueran presentados en pocos minutos ante una audiencia formada por productores. Marc Agües, director de marketing de Filmarkethub, comenta “no hay una cultura de hablar en público. El pitch es una cuestión de oratoria y lo que veo es que a los españoles no da vergüenza hablar en público. De todas formas, lo que vimos en Pitchbox es que sí hay gente que sabe hacer pitch”. Agües comenta que sería positivo que el sector trabajara en mejorar las presentaciones y asegura que el pitch es la dinámica con la que funcionan los mercados internacionales. “Creemos en el pitch como una buena herramienta para despertar interés entre los productores e inversores, eso sí, hay que prepararlo para que salga bien”, concluye.

Y todo esto sin olvidar el inglés, la lengua del entretenimiento a nivel mundial, por muy bien que lo hagan los franceses. Toda la tecnología se desarrolla en inglés y es en los mercados internacionales donde se mueve más dinero. Así que, como dice Condorcet Da Silva: “mejoren muy mucho su inglés. Sin el dominio de ese idioma, la actualización es bastante más difícil.”

 

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1 COMENTARIO

  1. El master del que ese señor es subdirector es tan bueno que este año no se ha impartido por falta de estudiantes.

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