‘La guerra del planeta de los simios’: una vuelta de tuerca más a la técnica de captura de movimiento

Matt Reeves dirige la tercera y última entrega de ‘El planeta de los simios’, la trilogía de César, y asimismo, de Andy Serkis.

En La guerra del planeta de los simios’, el tercer y definitivo capítulo de la exitosa trilogía aclamada por la crítica, el director, Matt Reeves, y su elenco de estrellas ven cómo los simios evolucionan rápidamente en un mundo que hierve de ira y diferencias a medida que la batalla entre simios y humanos por el control del mundo se dirige hacia el fin, en el que sólo puede quedar uno. El público será testigo del momento crucial que determinará el destino de la civilización humana para siempre, y se verá inmerso en la búsqueda emocional del líder simio, César, para llevar a su joven comunidad a un nuevo hogar, mientras en su interior se desata una guerra entre su creencia en la familia y el honor y la seducción de la venganza.

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En el fondo, se trata de la historia de la batalla definitiva, tanto militar como emocional. Cuando la paz entre las especies se derrumba —y una banda de soldados humanos renegados, dirigidos por un imperioso coronel realiza un despiadado ataque— César se ve golpeado por una pérdida personal inimaginable, que hace que se cruce una línea oscura dentro de su mente. Ahora, lucha a base de impulsos despiadados y duda sobre su propia capacidad para liderar a los simios hacia la libertad. Pero para que los simios puedan sobrevivir al conflicto, César debe liderarlos. En un tiempo en el que la empatía y la compasión prácticamente han desaparecido tanto en el mundo como en su corazón, César busca el valor y el sentido del compañerismo y las ideas para guiar a los simios hacia un futuro de esperanza.

Todo cobra vida gracias a la interpretación más compleja e intensa de Andy Serkis, de nuevo en el papel de César, y gracias a los innovadores efectos visuales de Weta Digital. Entre los nuevos personajes inolvidables se encuentran Woody Harrelson, dos veces nominado al Oscar, en el papel del coronel, el impetuoso soldado humano que cree que sólo una guerra apocalíptica puede salvar los últimos vestigios de la humanidad; Steve Zahn como Bad Ape, un chimpancé solitario que aporta el corazón y el humor de los simios en su hora más oscura; Amiah Miller como Nova, la niña humana que se convierte en un vínculo inesperado entre los simios y la humanidad; Aleks Paunovic como Winter, el imponente pero ansioso gorila blanco; Michael Adamthwaite como el lugarteniente gorila de César, Luca, que forja un vínculo con Nova; y Ty Olsson como Rex, un gorila renegado que trabaja para el coronel como su burro.

Con más simios que nunca, incluyendo una docena de personajes clave, cuando todo se vuelve contra el Homo sapiens, la película también por primera vez incorpora la captura de movimiento en las escarpadas y congeladas montañas y un mundo de nieve; todo capturado en una espectacular 65 mm bajo el ojo magistral del director de fotografía Michael Seresin, y acompañado de una conmovedora banda sonora del ganador del Oscar Michael Giacchino.

Para Reeves, que regresa a la franquicia para dar el siguiente paso después de ‘El amanecer del planeta de los simios’, la ambición a gran escala de la tercera película era clara: seguir la historia de los simios, cada vez más capaces y verticales —aunque también más perseguidos y cuestionados— no sólo durante la espectacular guerra total, sino en un agitado territorio psicológico, mientras César lucha para mantener sus instintos más humanos.

Reeves se dio cuenta más que nunca de que la trayectoria de los simios refleja los mitos arquetípicos de la humanidad. “En el momento en el que empieza esta historia, ya no hay más paz con los seres humanos, lo que empuja a César a un conflicto profundamente emocional y universal”, describe Reeves. “César siempre ha sido único, ya que es parte mono, parte humano, pero ni uno ni otro. La esperanza siempre residió en si podía ser capaz de unir las dos sociedades, pero ahora está claro que no ocurrirá nunca. Lo que es realmente emocionante es que al explorar los dilemas internos de César en este momento tan profundo, tenemos la oportunidad de ver una batalla que todos conocemos: la guerra entre nuestra inteligencia, nuestra empatía y nuestro instinto, y la manera en la que todo eso define nuestra humanidad. Además de ser un camino muy oscuro, también es una historia muy espiritual”.

El productor, Peter Chernin, que ha sido fundamental en el legado del ‘Planeta de los simios’ desde el inicio mismo de la trilogía, afirma: “Desde el principio, siempre pensamos en esto como una historia de tres partes, que comenzó con el nacimiento de César; después le vimos convertirse en un inocente héroe como líder de los simios y en un líder inteligente y compasivo; y ahora se le pone a prueba, tiene que crecer y convertirse en un héroe aún más grande. En un mundo en el que nacen simios inteligentes, sabíamos que inevitablemente se produciría este conflicto final con los humanos. Hemos llegado a un momento increíble de la historia. Es la apoteosis del viaje de César, en el que podremos verle luchar y en el que veremos su alma. Eso es lo que siempre quisimos hacer con esta saga: explorar el abanico completo de una manera que nos inspire y nos ayude a pensar en lo que significa ser humano”.

El productor Dylan Clark, que trabaja conjuntamente con Rick Jaffa y Amanda Silver, resume: “’La guerra del planeta de los simios’ es parte road movie, parte película de guerra, parte western y parte aventura épica, pero en el fondo es una exploración emocional de un líder al que queremos. Vemos a César luchando contra demonios oscuros, pero también encuentra nuevas señales de luz. Puede ser tanto la parte más oscura como la más esperanzadora de la historia de los simios”.

En ‘La guerra del planeta de los simios’, César, el rey de la nueva raza de primates que han desarrollado rápidamente su capacidad de pensar, hablar y ver el mundo en términos complejos y emocionales, asume el fabuloso papel de un líder verdadero que debe hacer frente a su origen para poder ayudar a su pueblo. Al terminar ‘El amanecer del planeta de los simios’, César ya se encontraba en un precipicio. Había roto su principio moral más fundamental y había matado a otro simio, su muy querido amigo Koba, tirándolo al abismo.

Andy Serkis retoma el papel del majestuoso César, el cual le ha hecho recibir el reconocimiento mundial, para adentrarse en las zonas más arriesgadas y con más matices psicológicos que jamás se haya intentado en un híbrido de interpretación humana y creación digital. Serkis se ha convertido en la principal celebridad de la forma de arte conocida como captura de movimiento, una técnica conocida también por dar vida a Gollum en ‘El Señor de los Anillos’, pero nunca se ha dormido en los laureles.

Serkis afirma que interpretar a César durante el torbellino personal por el que tiene que pasar, a través de dolor y fuego y reuniones sorpresa, para encontrar su autoridad y nobleza como líder, “ha sido el reto interpretativo más gratificante de toda mi vida”. El actor añade: “Ser capaz de desempeñar un personaje tan complejo y completo como César desde la infancia hasta el punto más profundo de su vida como líder ha sido increíble”. Serkis se tomó como un desafío personal ser capaz de transmitir una verdad visceral, tal vez incluso “humana”, con un personaje que es un misterio y que, a la vez, sufre unos dilemas con los que el público humano se puede sentir muy identificado, independientemente de la forma física de César.

Su primera tarea fue la de mostrar la profunda vulnerabilidad que se esconde tras la fuerte musculatura de primate de César. “A medida que comienza ‘La guerra’, la comunidad simia se rompe”, explica Serkis. “César aún intenta mantenerla unida, a la vez que tiene que soportar las pesadas y dolorosas cargas de un líder que lucha por impulsar un pueblo dividido. César siempre ha estado en medio de los dos mundos: humano y simio. No quiere ver la destrucción de ninguna de las dos especies. Pero es un simio y su supervivencia está claramente en juego”.

Entonces, César experimenta el peor momento de su agitada vida, y llega a la triste conclusión de que humanos y simios nunca podrán convivir. Serkis continúa: “Es un camino colosal el que debe recorrer César desde ese momento. Cruza la línea hacia un mundo de venganza de la que parece ser que no puede librarse. Contra todas las células de su cuerpo, cae en un lugar de oscuridad y rabia, un lugar del que teme que no pueda volver a escapar. Después de todo lo que ha visto, se ha vuelto más triste pero también más insensible, hasta casi perder la mejor parte de sí mismo. Hubo un tiempo en el que César era un simio que prefería destruir armas que usarlas. Pero de repente comienza a conciliar la idea de usar cualquier medio necesario para vencer a los humanos, impulsado por su vendetta personal contra el coronel”.

A medida que los simios han evolucionado rápidamente para convertirse en una inteligencia superior, cada película ha llevado a Serkis aún más lejos en sus exploraciones de las capacidades de expansión de César hasta llegar a su punto más alto en ‘La guerra’. La creciente elocuencia de César le ha permitido a Serkis crear más y más matices.

“En la primera película, hubo un origen del lenguaje y se trató de explorar cómo se desempeñaron los simios al comienzo de su evolución. En la segunda película, comencé a pensar en César más como un humano y él comenzó a utilizar una lingüística más compleja, que le permitía expresarse de manera intelectual”, explica Serkis. “Ahora, César puede hablar con fluidez, lo que cambia su visión de las cosas, cómo piensa de sí mismo y de los demás”.

Serkis continúa: “Ha sido realmente increíble poder entrar en la mente de un ser que se transforma en cada nivel. En esta nueva película, físicamente, César está mucho más erguido y utiliza mucho más sus manos, por lo que es más como un ser humano en la piel de un simio. Pero a medida que su inteligencia y habilidades crecen, las cosas que siente y recuerda se vuelven más desalentadoras”.

Los realizadores quedaron impresionados por la manera en la que Serkis aportaba su propia personalidad al personaje de César en sus tiempos más difíciles y por la cantidad de sentimientos conflictivos de tormento y anhelos que era capaz de evocar en un instante, a la vez que sacaba partido del proceso de captura de movimiento de manera impecable. Una vez más, Serkis parecía estar traspasando todos los límites inimaginables.

Tal vez lo que más ha inspirado a Serkis a la hora de crear a César sea la idea de que, al igual que un animal majestuoso de una fábula, César es una creación que refleja la esencia de la humanidad. Eso quedó bastante patente en ‘La guerra’, en la que César atraviesa un momento de conflicto global parecido a muchos momentos de la historia de la humanidad, pero con la interesante diferencia de que se ve desde el punto de vista revelador de los animales que una vez fueron salvajes.

Creo que quizás la representación de nuestras luchas humanas más fundamentales vista desde ojos de los simios permite al público conectar con las emociones humanas en un nivel más visceral”, comenta. “Sabemos que los grandes simios son nuestros primos más cercanos —son un 97 por ciento iguales a nosotros— y sin embargo percibimos este mundo de diferencias. Tal vez, al darles una voz y ver el mundo a través de sus ojos diferentes, podamos salir de nuestros cuerpos y vernos realmente bajo el microscopio como nunca antes lo hemos hecho”.

El desarrollo de la tecnología de vanguardia de captura de movimientouna tecnología que puede transmitir hasta los matices más diminutos de movimientos, gestos y emociones de los personajes animados a través de los actores humanos— ha dado lugar a la creación de algunas de las personalidades más memorables del cine, como los simios vistos en ‘El origen del planeta de los simios’ y ‘El amanecer del planeta de los simios’.

Pero la combinación de esta tecnología con la interpretación humana no se ha mantenido estática; el listón sigue subiendo. Andy Serkis cree que ha habido un avance reciente en la manera en la que los actores enfocan un papel de captura de movimiento, como César, que sale en la película y que por el que están dispuesto a seguir creciendo.

“Los actores están comenzando a entender que cuando se hace la captura de movimiento, no sólo te quedas parado esperando que luego se realice toda la magia. No estás representando el personaje, sino que te conviertes en el personaje”, explica. “En mi opinión, no hay ninguna diferencia entre interpretar un papel en un traje de captura de interpretación y un papel con un vestuario y maquillaje normales. Ninguna en absoluto”.

Serkis recuerda que al principio habló con Woody Harrelson acerca de cómo esperaba que trabajaran juntos; un actor con el mecanismo de captura de movimiento y el otro sin él, pero ambos igual de comprometidos con sus personajes. “A un actor le puede llevar algo de tiempo acostumbrarse a actuar frente a otro actor con un traje de captura de movimiento”, explica. “Pero una vez que empieza la comunicación, uno se da cuenta de que a pesar de que uno lleva una cámara montada en la cabeza y puntos en la cara, los dos son criaturas de la imaginación”.

El nuevo desafío para Serkis esta vez fue expresar todos los rasgos de la complicada situación de César, una situación muy humana a pesar de su forma no humana. Para ello, tuvo que ir un paso más lejos y mostrar un nivel de emoción primario propio de un verdadero ser humano.

“Literalmente, cada escena de César tiene un trasfondo emocional oscuro”, señala Serkis. “Para mí, la clave era ir a esos lugares oscuros y temibles como lo haría si estuviera actuando sin un traje de captura de movimiento. No se trataba de hacer una pantomima o de imitar a un simio. Si realmente quieres llegara a las profundidades de la mente de una persona — algo que tiene que hacer cada uno de los actores que interpreta a un simio en esta película— tienes que estar dispuesto a desnudarte de una forma increíble”.

Mark Bomback afirma que por muy impresionante que sea la tecnología, por sí sola no sería nada sin un actor de la talla de Serkis. “Me rompe el corazón que la gente piense que gran parte de la interpretación se crea con el ordenador, porque en realidad es lo contrario”, revela. “La tecnología está a merced del talento de Andy, no al revés”.

Sin embargo, la tecnología ha tenido que complementar las habilidades Serkis y a la narración, y ha tenido que innovar en repetidas ocasiones para conseguirlo. Peter Chernin ha sido testigo de la transformación. “Cuando rodamos ‘El origen del planeta de los simios’, nunca antes se había utilizado la captura de movimiento en un entorno abierto, fuera de un estudio de sonido; nosotros fuimos los primeros en rodar en un bosque”, recuerda. “Ahora vamos a cimas de montañas y a la nieve. La gente no sabe lo extraordinariamente complejo que es. El pelo mojado es una de las cosas más difíciles de hacer digitalmente, y la nieve en el pelo está incluso otro nivel por encima. Lo divertido es que un montón de personas que trabajan en efectos especiales consiguió trabajo gracias a la película original de ‘El planeta de los simios’, a pesar de que se hizo con maquillaje y vestuario; y ahora están impulsando la tecnología de la animación generada por ordenador para crear imágenes como la de un simio a caballo en la nieve, lo cual es extraordinario”.

Ésa es la razón por la que los realizadores volvieron a contar una vez más con los expertos magos del estudio de efectos visuales de Nueva Zelanda Weta Digital. “Weta nos ha permitido hacer cosas que antes sólo podían existir en la imaginación”, comenta Dylan Clark.

El supervisor de efectos visuales de Weta, Dan Lemmon, que recibió nominaciones al Oscar por sus contribuciones a ‘El origen del planeta de los simios’ y ‘El amanecer del planeta de los simios’, explica que la tecnología de captura de movimiento ha evolucionado, al igual que los simios, desde que se rodó la primera película. Las limitaciones cada vez son menores. Las herramientas de animación facial en tiempo real permiten ahora a los artistas realizar acciones de animación facial en el momento, lo que les permite recrear cualquier expresión que ven en la interpretación de un actor, y que sirve para cientos de personajes en una escena.

“En ‘El origen del planeta de los simios’ fue la primera vez que sacamos la captura de movimiento a nuevos entornos exteriores. Aprendimos mucho de eso y, como resultado, nuestra tecnología de renderizado ha mejorado considerablemente. Todos nuestros sistemas de pelo y la manera en la que modelamos la forma en la que se mueve la luz y otros materiales en una escena son cada vez más sofisticados. El nivel de realismo que se verá en esta película es mucho más alto que cualquier otro”, afirma Lemmon.

Para dar a Weta un nuevo reto, La guerra’ cuenta con una docena de personajes clave que son simios, más que en las películas anteriores, y que también hablan con más sofisticación. “Conseguir expresiones faciales convincentes y sincronización de labios fueron los nuevos retos. Hacerlo para uno de los personajes es bastante complicado, pero como nuestro reparto ha aumentado, hemos tenido que mejorar nuestras técnicas faciales para que la película resultara creíble para el espectador”, explica Lemmon. “Hemos realizado mejoras no sólo en la tecnología sino en el arte de la misma”.

‘La guerra’ marca otro punto de partida para la captura de movimiento; es la primera vez que se ha utilizado en condiciones climáticas extremas, incluida una nevada. Lemmon explica cómo se realizó la complicada tarea: “Hemos tenido que tomar un proceso que ya era bastante complicado y lo hemos calibrado con temperaturas bajo cero y ráfagas de nieve. Es emocionante, porque hemos abierto la posibilidad de utilizar la captura de movimiento en cualquier lugar, interactuando con cualquier entorno y seguir teniendo la plena confianza de que ha capturado todos los matices del actor”.

Entre tanto, Ryan Stafford estaba a cargo de unos 50 trabajadores de efectos visuales y supervisaba una unidad de cámaras de 10 personas con un total de 35 a 45 cámaras de captura de movimiento, así como un ejército de buscadores de datos, encargados de localizaciones y fotógrafos que recopilaban información sobre todos los detalles de cada uno de los escenarios. Sólo la búsqueda de localizaciones fue un trabajo enorme. “Como mientras grabamos no sabemos los elementos que podremos crear después con el ordenador, teníamos que asegurarnos de que se estudiaba cada pulgada de nuestros escenarios. Se necesita un gran equipo para asegurarse de que se fotografiaba cada accesorio, cada escenario y cada piedra del suelo. Escaneábamos en 3D cada pulgada del escenario”, explica.

Stafford continúa: “Luego tuvimos un enorme banco de ordenadores al que llamamos Control de la misión, que tenía varios operadores humanos. Ellos son los que ponen en funcionamiento la captura de movimiento, enfocan las cámaras y se aseguran de que todos los datos que obtenemos están limpios. Fue un esfuerzo monumental. Tuvimos que rodar cada toma dos veces, a veces cuatro veces, y luego tratar de encajar todas las complejidades en un día de rodaje estándar”.

Uno de los éxitos más gratificantes para el equipo de captura de movimiento llegó en la escena en la que Maurice conoce a Nova. “Su interacción con los simios es tan delicada que trajo consigo una serie de complejidades: desde la manera en la que su pelo interactúa con el pelaje de Maurice hasta la forma en la que su ropa presiona su vientre. Todo esto se orquestó cuidadosamente para crear algo convincente y, en última instancia, muy emotivo”.

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