‘La noche más oscura (Zero Dark Thirty)’ o como vestir la realidad de ficción en soporte digital

‘La noche más oscura (Zero Dark Thirty)’ es una lectura cinematográfica de uno de los acontecimientos más publicitados y menos conocidos de la actualidad, la captura y ejecución de Bin Laden por parte del ejercito de Estados unidos . Los hechos se han recreado con absoluta fidelidad, hasta el punto de rodar en el mismo Pakistán. El resultado es una película tan profunda como provocadora, escrita y producida por Mark Boal y dirigida por la triunfadora de los Oscar de hace dos años Kathryn Bigelow (‘En tierra hostil’). El dúo creativo se postula de nuevo como serio aspirante a los principales premios Oscar de este año.

Jessica Chastain, protagoniza ‘La noche más oscura (Zero Dark Thirty)’

El filme está protagonizado por Jessica Chastain, Jason Clarke, Joel Edgerton, Jennifer Ehle, Mark Strong, Kyle Chandler y Édgar Ramírez. El deseo de contar la historia de ‘La noche más oscura (Zero Dark Thirty)’ llevaría al guionista, Mark Boal, y a la realizadora, Kathryn Bigelow, por el laberíntico mundo de los servicios secretos y a enfrentarse a tremendos retos para rodar la película. Pero todo empezó de una forma muy sencilla hace seis años.

“Puede decirse que es una película hecha a mano. Ha pasado por dos momentos. Empezó hace seis años como un guión acerca del fracaso de la captura de Bin Laden en la montaña Tora Bora, en Afganistán. Pasé unos años documentándome y escribiendo. Ya estábamos en preproducción en 2011, buscando localizaciones en Rumanía, cuando se conoció la noticia de la muerte de Bin Laden y la película ya no tenía razón de ser. No me quedó más remedio que volver a empezar. Siempre lo he visto como algo personal porque crecí en Nueva York muy cerca de las Torres Gemelas, y después del 11-S sentí la necesidad de saber más acerca de Bin Laden y de la reacción de Estados Unidos”, explica el guionista y productor, Mark Boal, que como corresponsal de guerra escribió artículos sobre las guerras de Irak y Afganistán en revistas como Playboy y Rolling Stone. “Ese hombre atacó mi ciudad natal, y el largo periodo posterior al 11-S definió mi carrera profesional de guionista. No puedo decir que escogiera el tema, más bien me escogió a mí, al igual que los niños tampoco deciden qué va a influirles”.

En la época en que Mark Boal empezaba a documentarse acerca de Tora Bora, el propio Boal y Kathryn Bigelow produjeron ‘En tierra hostil’, que dirigió Kathryn Bigelow y por la que se ganó un lugar entre los mejores cronistas bélicos del siglo XXI y también por ser la primera mujer en ganar el Oscar a la Mejor Dirección. Pero incluso con el éxito y los aplausos, el tema de Bin Laden no entusiasmaba a Hollywood, y los dos cineastas debieron buscar una fuente independiente de ingresos para levantar el proyecto. Se unieron a la productora Megan Ellison, que financió la película a través de su productora Annapurna Pictures.

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Después de los históricos acontecimientos del 1 de mayo de 2011, cuando la noticia de la muerte de Bin Laden asombró al mundo, Mark Boal se trasladó a Washington. Allí empezó a trabajar sin parar durante semanas, recorriendo la ciudad y llamando a todas las puertas. A continuación, viajó a Pakistán y otras zonas de Oriente Medio para seguir la pista de la historia. “Los departamentos de relaciones públicas de algunas agencias oficiales me ayudaron, pero realicé la mayoría de la investigación gastando suela, buscando fuentes y teniendo suerte. Quería conseguir testimonios de primera mano, cuantos más mejor, de las personas involucradas siempre que fuera posible. Tuve la enorme suerte de poder escribir un guión basado casi íntegramente en lo que me contaron las personas que participaron en la misión”, comenta Boal.

“A menos que se haga un documental, llega el momento de cambiarse el traje de periodista por el de guionista si se quiere contar una buena historia. Nuestra idea era hacer una película. Tratándose de contar una búsqueda que duró más de diez años, debíamos comprimir todos los detalles para contar una historia eficiente en dos horas”. El enfoque de Mark Boal encajaba a la perfección con la idea de Kathryn Bigelow: “Se sabe muy poco de la vida de los héroes anónimos de las operaciones secretas, y así es como debe ser, pero aquí tenemos la oportunidad de ver a los hombres y mujeres que participaron en una de las operaciones más secretas de la historia. Mark no se limitó a corroborar hechos, también absorbió la atmósfera del mundo en que se mueven los agentes, sus personalidades, conflictos, motivaciones, incertidumbres, y fue capaz de enfocar todo esto con brillantez”.

Al igual que el espectador, el personaje principal de la historia, Maya, empieza la búsqueda de Bin Laden después de una inquietante sesión con ‘técnicas de interrogatorio perfeccionadas’ a un miembro de Al Qaeda. La compleja reacción de Maya en el interrogatorio es similar a la que tendría cualquiera. “Sin querer exagerar, es un tema extremadamente controvertido. Mi intención fue plasmar la complejidad de la situación, tanto moral como psicológicamente. Esta película no se ha hecho para saldar cuentas, ni para acabar con el debate de la eficacia de la tortura, que sigue muy vivo incluso entre las personas que la defendieron y la implementaron. Simplemente era parte de la historia y debía incluirse. Nuestro único objetivo es describir los acontecimientos con nitidez y con total realismo”, apunta el guionista.

Boal describe algunas de las medidas que llevaron a la inteligencia estadounidense hasta Bin Laden, “hacia el final de la película nos enteramos de que el escondite de Bin Laden no se descubrió con esas técnicas, sino con una mezcla de sobornos, métodos de espionaje tradicionales y vigilancia electrónica”. La realizadora no tuvo más remedio que sumirse en una situación muy incómoda para rodar estas secuencias de interrogatorios. “Como ser humano, quería taparme los ojos, pero como cineasta, tenía la responsabilidad de documentar y mostrar la verdad”, dice. “Tenía que superar mis sentimientos personales por el bien de la historia”. Para el director de fotografía Greig Fraser tampoco fue fácil rodar las escenas de interrogatorios. “Me costó mucho no mirar hacia otro lado, y no es algo que me gustaría volver a rodar”, reconoce. “Incluso sabiendo que todo era simulado, nos afectó psicológicamente. Pero sabemos que ocurrió y demuestra hasta qué punto la película sumerge al espectador en esa realidad”.

‘La noche más oscura (Zero Dark Thirty)’ requirió un complicado proceso de casting para reunir más de 120 papeles y más de mil extras de diferentes partes del mundo. Desde los agentes de la CIA y los miembros del Cuerpo de Élite de la Marina (Navy SEAL), hasta los papeles más pequeños, incluso detenidos que solo se ven en vídeo (a los que Kathryn Bigelow rodó individualmente), todos los personajes fueron escogidos con sumo cuidado para que la personalidad de cada uno ayudara a definir la historia. La directora quiso actores con experiencia a los que no definiera una imagen pública para que el espectador pudiera verlos realmente en su papel. “El trabajo de casting fue complicado y muy largo.  Estaba convencida de que mi elección solo podía basarse en el instinto. Buscaba una cierta cadencia, un cierto ritmo, una sensación de veracidad para cada papel. Y eso solo se sabe viendo a los actores”, reconoce  Bigelow.

La directora incluso intentó que las voces que se oyen en segundo plano tuvieran los acentos típicos de la región fronteriza con Pakistán. La clave del reparto era Maya, la agente de la CIA dedicada a buscar a Bin Laden 24 horas al día, que acaba encontrado la pista a las afueras de una ciudad de Pakistán. Es una mujer que podría entrar en la categoría de detectives obsesivos del cine, esos que no descansan hasta atrapar al malo, pero con una motivación totalmente actualizada. La película no ofrece una explicación clara de por qué cambia de opinión, dejando que el público decida qué mueve realmente a Maya. No cabe duda de que es una persona inteligente, decidida y centrada, pero sigue teniendo un aura de misterio. Maya es claramente una mujer con aspiraciones, y para darle vida, los cineastas escogieron a Jessica  Chastain.

“Necesitábamos una actriz de gran talento y con una seguridad verbal que le permitiera hacerse con un diálogo complejo y con el valor requerido por el papel. Jessica Chastain es intensa, tiene carisma. Es capaz de adaptarse a los matices de los momentos más sutiles”, dice Kathryn Bigelow.

Pero si el reparto fue fundamental para ofrecer gran realismo a la historia no menos esencial fue encontrar unos escenarios naturalistas cine por cien. “Quería crear un entorno que no pareciera artificial, sin dejar de captar el exotismo y la fuerza de la historia mediante imágenes llamativas. La película está planeada milimétricamente, pero espero que parezca totalmente natural, espontánea incluso», argumenta la directora del filme. En primer lugar, la realizadora se encargó de que el departamento de cámara y el artístico se fundieran e integraran: “El diseño de los platós y la decoración se concibieron de acuerdo con los movimientos de la cámara”.

Kathryn Bigelow escogió al director de fotografía Greig Fraser (‘Blancanieves y la leyenda del cazador’) y al diseñador de producción Jeremy Hindle. “A Greig le encantan las superficies reflectantes. Yo buscaba formas de ofrecérselas, sobre todo en escenas con una iluminación de baja intensidad”, cuenta  Jeremy Hindle.  El resultado es un trabajo de fotografía muy vivo y envolvente, realizado cámara en mano para aportar mayor intimidad y un toque rústico. “Cada vez que una toma nos recordaba a otra película, Greig y yo nos mirábamos y decíamos: ‘Mejor hacemos otra cosa’, y realizábamos cambios para que no pareciera familiar, inclinándonos siempre por algo más natural”.

Los retos planteados por ‘La noche más oscura (Zero Dark Thirty)’ intrigaron a Greig Fraser inmediatamente. “Desde un punto de vista fotográfico, el mayor atractivo de la historia es poder llevar al espectador a mundos desconocidos para él. Empezando por los despachos de la CIA en Washington DC, pasando por las calles de Pakistán, hasta el escondite de Bin Laden, hay un sinfín de contrastes por donde llevar de viaje al público”. Dichos contrastes forman parte de la realidad diaria de Maya. “Deja los despachos limpios, blancos y luminosos de la CIA por las calles estrechas, llenas de colores, olores y humos de la ciudad”, explica la realizadora.

Kathryn Bigelow y Greig Fraser decidieron al principio de la preproducción que la película se rodaría con cámaras digitales ARRI ALEXA. “Fue una decisión meditada y concreta, dictada en parte por la necesidad de rodar con poca luz durante la redada en Abbottabad. Son cámaras muy sensibles a la luz, lo que nos permitió utilizar fuentes de luz de bajísima intensidad para simular con mayor realismo una noche sin luna. En manos de Greig, y gracias al objetivo que decidió usar, la ALEXA aporta una textura única, que no es lo mismo que el celuloide, pero tampoco es lo que se espera del digital. La textura no es ‘limpia’, sino ligeramente granular, pero con un espectro de colores que permite crear imágenes densas, saturadas, exuberantes y sensuales”, explica la realizadora.

Para conseguir imágenes exuberantes fue necesario viajar a lejanos países donde encontrar localizaciones que correspondieran a los lugares auténticos. Decididos desde un principio a que la película fuera orgánicamente realista, Kathryn Bigelow y Mark Boal sabían que no podían rodar ‘La noche más oscura (Zero Dark Thirty)’ en los platós de un estudio. Estaban dispuestos a desplazarse donde hiciera falta para encontrar decorados equiparables a las remotas regiones y ciudades de Pakistán donde transcurrió gran parte de la búsqueda.

“Es mejor rodar en un entorno real, aunque se manipule el decorado para que tenga la resonancia visual requerida”, dice la directora. Después de recorrer varios países buscando un edificio que pudiera hacer las veces de Embajada americana en Islamabad, Pakistán, los cineastas escogieron una universidad científica en Chandigarh, una pequeña ciudad al norte de la India, no lejos de la frontera con Pakistán. El departamento artístico pintó la universidad de arriba abajo, la redecoró y tuvo especial cuidado con el comportamiento de las superficies y los espacios con la cámara. Se realizaron numerosas pruebas para manipular la paleta de colores y las texturas de las paredes. Al final llegó el turno de los toques típicos de una Embajada, desde las cámaras de vigilancia a la máquina de codificación.

“Donde y como rodamos, cada decisión venía dictada por el deseo de respetar lo que realmente ocurrió. Sabíamos que es complicado llevar a todo un equipo de rodaje al otro lado del mundo, pero solo así podíamos conseguir algo esencial. Cuando se empieza a transigir en una película como esta, es el principio del fin”, comenta Mark Boal.

‘La noche más oscura (Zero Dark Thirty)’ es la primera película occidental que se ha rodado en esa ciudad de La india y atrajo a muchos curiosos. Se rodaron muchos planos en las caóticas calles de Chandigarh y fue necesario controlar a los curiosos. “Venía a vernos rodar muchísima gente y era muy fácil perder el control. La única forma de asegurarnos de que todo saldría bien era distraer a la multitud con ‘rodajes falsos’ mientras rodábamos la escena que nos interesaba en otro lugar”, recuerda Boal.

También tuvieron que vérselas con un grupo de airados manifestantes. Al parecer los decoradores habían dejado una calcomanía de tres centímetros en una falsa señal urbana pakistaní. El productor describe la escena: “El grupo mandó al líder y nos sentamos en círculo. Después de disculparme le expliqué que no era nuestra intención insultarles, y me contestó que éramos bienvenidos y que siguiéramos rodando”.

El momento culminante de ‘La noche más oscura (Zero Dark Thirty)’  transcurre en un decorado sumamente complicado, el último escondite de Osama bin Laden dentro de un complejo de 3.500 metros cuadrados situado en una zona residencial a las afueras de Abbottabad, a unos 160 kilómetros de la frontera con Afganistán y a un kilómetro y medio de una academia militar pakistaní.

Basándose en planos, datos conocidos y documentos independientes, el departamento de diseño construyó una réplica perfecta gracias al trabajo de albañiles de un pueblecito cercano al mar Muerto. Kathryn Bigelow quería que se viera cómo y dónde se encontró a Bin Laden, por lo que el decorado debía ser completo. “La casa que levantamos era real; las luces se encendían, las puertas se cerraban y cada una de las habitaciones se decoró de acuerdo con nuestra documentación”, dice la realizadora.

La responsabilidad de construir una réplica idéntica al original recayó en el diseñador de producción Jeremy Hindle, que comparte la pasión por el detalle con Kathryn Bigelow. “Los dos estábamos de acuerdo en que la dirección artística de esta película no debía notarse. El objetivo es que el espectador esté allí mismo, en el momento en que ocurre, nada más. “Kathryn quería que la acción y la violencia estuvieran en un contexto emocional y no solo físico. Después de ver una película suya, la acción no solo se mantiene en los ojos, sino en el corazón”, afirma Hindle.

Para edificar el complejo, Jeremy Hindle pidió a la empresa Frame Store, con sede en Londres, que hicieran un modelo 3D a escala. A continuación, su equipo tardó tres meses en levantar la residencia con bloques de cemento previamente envejecidos para que fuera lo más parecida posible a las fotografías que habían visto. “Era inquietante, tardamos seis semanas en pintarlo, darle la textura requerida, envejecerlo y conseguir que pareciera habitado. Entonces se convirtió en algo real, teníamos la sensación de estar allí, en Abbottabad”, recuerda el director artístico.

Además, la estructura debía ser muy estable: “Hubo que construir el edificio para que resistiera al viento que levantan los helicópteros Black Hawk cuando se abalanzan sobre el complejo. Construimos cimientos con bloques macizos de dos metros por tres”, explica Jeremy Hindle. Aunque el complejo de Abbottabad representó todo un desafío, no fue el único al que debió enfrentarse Hindle. También se encargó de recrear varias localizaciones que fueron noticia hace años, como las Torres Khobar, un edificio residencial en Arabia Saudí destruido por una bomba en 1996, y cuyo ataque fue posteriormente atribuido a Al Qaeda, así como el Campamento Chapman, la base de la CIA cerca de Khost, Afganistán, atacado por un terrorista suicida en diciembre de 2009.

Una vez creado el complejo, quedaba captar con la mayor precisión posible lo que realmente ocurrió aquella noche. Se coreografió con sumo cuidado la iluminación y el rodaje para que simularan lo que los SEAL experimentaron entonces. “Los SEAL llegaron una noche sin luna, la más oscura del mes. La dificultad residía en recrear esas condiciones lumínicas y que el espectador viera lo que pasaba en la escena. Teníamos claro que no íbamos a usar la iluminación nocturna habitual, solo nos quedaba inventar otra cosa. Crear la sensación de ‘sin luz’ es muy complicado. Realizamos numerosas pruebas y hablamos mucho sobre el grado de oscuridad idónea”, sigue diciendo. “Al final llegamos a la conclusión de que debíamos hacer algo muy poco convencional para que el espectador se diera cuenta de que los SEAL apenas veían nada”, explica Greig Fraser.

La secuencia está rodada en una noche muy sombría con largos destellos de luz procedentes de explosiones y otras fuentes luminosas. “Al parecer, es lo que veían los SEAL. Necesitan luz y la buscan donde surge de forma natural. Además, conectamos una serie de luces infrarrojas y las adaptamos a las cámaras. Es muy parecido a lo que ven los SEAL porque llevan luces infrarrojas montadas en los cascos”, añade el director de fotografía. Kathryn Bigelow rodó casi todas las secuencias de la redada dos veces, una en la oscuridad casi total y otra mediante el sistema de luces infrarrojas, con la dificultad añadida de que las tormentas de viento levantaban auténticas cortinas de arena. “Rodamos exactamente un año después del ataque al complejo de Bin Laden. Era una sensación fantasmagórica”, manifestó la directora.

Uno de los aspectos más atrevidos de la misión estadounidense contra el complejo de Abbottabad fue usar un modelo de helicóptero que nunca había participado en nada semejante: el Sikorsky Black Hawk equipado con tecnología furtiva para acercarse sin ser detectado por la seguridad del complejo o el ejército pakistaní. Aunque los Black Hawk convencionales tienen un largo historial militar y han sido usados en situaciones muy peliagudas en Grenada, Irak, Somalia, los Balcanes y más recientemente en Afganistán, el hecho de que nunca hubieran sido probados con tecnología furtiva, aumentaba los imponderables de la misión.

Los parámetros exactos de los Black Hawk con tecnología furtiva siguen sin conocerse, a pesar de que se publicaron varias fotografías y dibujos después de la redada. Para diseñar las cuatro réplicas, Jeremy Hindle trabajó con personas familiarizadas con los aviones furtivos. Al igual que estos, los Black Hawk están revestidos con materiales de tecnología punta; su diseño incluye ángulos estructurales planos que los radares no captan y usan sofisticados sistemas de amortiguación de sonido.
“Nadie sabe exactamente cómo son. Además de estudiar las fotos y los dibujos que aparecen en Internet, hablamos con expertos para hacernos una idea del aspecto que puedan tener. Al fin y al cabo, no hay muchas opciones. El fuselaje básico no cambia; se realizan modificaciones específicas para que sean silenciosos y no puedan ser captados por los radares”, comenta el director de arte.

Las réplicas, hechas de acero y fibra de vidrio, se fabricaron en Londres y se mandaron a Jordania donde se ensamblaron. “Cabían tres piezas en cada contenedor. Pero no fue nada fácil convencer a los aduaneros jordanos de que dejasen entrar helicópteros furtivos de un modelo desconocido”, confiesa Hindle.

Para emular el Black Hawk accidentado que casi hace abortar la misión, Kathryn Bigelow y Jeremy Hindle decidieron colgar una de las réplicas de una grúa a 60 metros de altura para que girase sobre sí misma como hace un helicóptero a punto de estrellarse. “Era una pluma articulada que hacía girar a los actores y al cámara. Colocamos máquinas de viento en puntos estratégicos para que los restos volaran y rodamos el accidente como si ocurriese realmente”, recuerda Hindle.

Además de las réplicas, también participaron dos Black Hawk jordanos a los que se añadió camuflaje furtivo mediante efectos digitales en la posproducción. Los cineastas no solo querían que los helicópteros fueran reales, sino penetrar en la experiencia de los SEAL camino de una situación peligrosa y errática en terreno desconocido. “Queríamos que el espectador sintiera lo que es estar atrapado en una especie de lento autobús volador que ha perdido la agilidad y velocidad habituales de un Black Hawk. Es un vuelo sin luces, totalmente a oscuras en el cielo negro de Pakistán. Estos hombres realizaron una auténtica proeza”, resume Mark Boal.

Una vez acabado el rodaje, Kathryn Bigelow siguió trabajando en la sala de montaje con Dylan Tichenor y William Goldenberg, verificando todo el material rodado para construir la película. Disponía del equivalente a 600.000 metros de película, pero en soporte digital. “Era una auténtica montaña. Podríamos haber montado una película de tres horas, pero Billy y Dylan supieron ayudarme a reducirla a una duración más normal”, comenta la directora.

A continuación, el montador y diseñador de sonido Paul N.J. Ottosson, ganador de dos Oscar, añadió otro importante componente a la película, tal como dice Kathryn Bigelow, con la que ya había trabajado en su anterior película, ‘En tierra hostil’: “Para mí, la imagen solo representa 180 grados del total del cuadro, los otros 180 proceden del sonido”.

Para redondear el trabajo, Alexandre Desplat (‘El discurso del rey’), compuso la partitura. La directora se reunió en varias ocasiones con el compositor para encontrar un sonido que complementara la película sin hacerse con el protagonismo. “Alexandre crea atmósferas con estructuras melódicas complejas y sutiles. Se le ocurrieron temas asombrosos, capaces de llevarnos por una historia que abarca más de diez años. Nuestro objetivo final era llevar al público a un mundo de claroscuros que se desvela en contadas ocasiones, e iluminar el lado humano de dicho mundo”, concluye la directora. Universal Pictures Spain estrena en los cines españoles ‘La noche más oscura (Zero Dark Thirty)’ el 4 de enero.

También se estrenan el 4 de enero en las salas españolas: ‘Cirque du Soleil: Mundos lejanos 3D’; ‘Así somos’; ‘El hombre de las sombras’; ‘The master’ y  ‘Despedida de soltera’;

 

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