Las interioridades del rodaje de ‘Black Mass’ o como recrear el corrupto Boston de los ochenta

Clint Eastwood ya lo hizo anteriormente pero no atado a una historia real. Ahora Scott Cooper regresa a Boston y su Mystic River para mostrar la perversa relación entre la mafia bostoniana y el FBI. La sorprendente noticia que revelaba que Whitey Bulger había trabajado de soplón para el FBI acaparó todos los titulares del periódico The Boston Globe en 1998 y, durante la década siguiente, salieron a la luz más detalles sobre esta corrupta relación. Los entonces periodistas de The Boston Globe, Dick Lehr y Gerar O’Neill, fueron los encargados de dar a conocer la historia, y posteriormente expusieron todos los detalles sobre el caso en la novela en la que se basa la película, ‘Black Mass: Whitey Bulger, the FBI, and a Devil’s Deal’. No obstante, al principio pensaron en un enfoque muy diferente para su artículo.

Según Lehr: «Originalmente iba a ser la historia de dos hermanos: Whitey y Billy, quienes crecieron en la misma casa en el barrio de South Boston y alcanzaron la cima en sus respectivas profesiones, aunque las reglas fueran diferentes para cada uno». Billy Bulger se dedicó a la política; fue a la universidad, y su trayectoria representa el polo opuesto de la de su hermano delincuente, lo que le llevó a la presidencia del senado del Estado de Massachusetts.

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Johnny Depp y Scott Cooper

Durante más de una década y hasta que logró capturarle en 2011, uno de los objetivos del FBI fue perseguir a James Whitey Bulger, el capo más despiadado de la escena delictiva de Boston, quien figuraba en el segundo puesto de la lista de los delincuentes más buscados de la oficina de la ciudad, precedido únicamente por Osama Bin Laden. Resulta irónico, pues puede que Bulger nunca hubiera sido capaz de convertirse en alguien tan poderoso si no hubiera contado con la ayuda y persuasión del FBI.

‘Black Mass’ ofrece una perspectiva más profunda de cómo la alianza entre el despiadado mafioso Whitey Bulger y el agente del FBI John Connolly permitió al primero extender su imperio delictivo con total impunidad, mientras el último, cegado por su propia ambición, le protegía de las investigaciones que le perseguían, ignorando el cada vez mayor número de víctimas.

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En palabras del director Scott Cooper: «John Connolly conocía a Whitey y a su hermano, Billy Bulger, desde que eran unos niños, pues se criaron juntos en el pequeño Barrio de South Boston, conocido como ‘Southie’. La historia me parecía muy interesante debido al vínculo que une a estos hermanos, tan diferentes entre sí, y a John Connolly, un hombre que era consciente del poder del clan de los Bulger, a quienes siempre ha admirado. Al final, Connolly permite que Bulger cause estragos en la ciudad, pues siempre quiso llevarse bien con Whitey desde que este le rescatara de una pelea que sucedió en el recreo cuando eran niños».

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Scott Cooper, director de ‘Black Mass’

El equipo creativo tras las cámaras incluye al director de fotografía Masanobu Takayanagi, la diseñadora de producción Stefania Cella, el montador David Rosenbloom y la diseñadora de vestuario Kasia Walicka Maimone (Foxcatcher). Tom Holkenborg se ha encargado de componer la banda sonora.

Cooper dirige ‘Black Mass’ a partir de un guion de Mark Mallouk y Jez Butterworth, basado en la novela de Dick Lehr y Gerard O’Neill. John Lesher, Brian Oliver, Scott Cooper, Patrick McCormick y Tyler Thompson han intervenido en calidad de productores, y Brett Ratner, James Packer, Peter Mallouk, Ray Mallouk, Christopher Woodrow, Brett Granstaff, Gary Granstaff, Phil Hunt y Comtpon Ross ejercen de productores ejecutivos. El filme está protagonizado por Johnny Depp, Joel Edgerton, Benedict Cumberbatch, Rory Cochrane, Jesse Plemons, Kevin Bacon, Dakota Johnson Julianne Nicholson, Adam Scott, David Harbour, Brad Carter, W. Earl Brown y Corey Stoll.

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Tras las cámaras, Cooper pudo contar con su equipo creativo con el objetivo de reflejar el tono y la época de este drama. «He trabajado con gente con un talento extraordinario a la hora de contar la historia de la forma más auténtica y hermosa posible. Masanobu Takayanagi, mi director de fotografía, es un colaborador extraordinario. Masa ejerció de director de fotografía en mi última película y sabe cómo me gusta crear las secuencias, cómo me gusta la iluminación, y cuándo me gusta mover o no mover la cámara. Stefania Cella, mi diseñadora de producción, es una vieja amiga y una artista con muchísimo talento que tiene un maravilloso sentido para el detalle. Y Kasia Walicka Maimone, mi diseñadora de vestuario, tiene una visión extraordinaria y se preocupa tanto como yo por hacer las cosas bien. He elegido contar esta historia que sucede en Estados Unidos con la ayuda de un director de fotografía japonés, una diseñadora de producción italiana y una diseñadora de vestuario polaca», comenta el director entre risas. «Pero lo único realmente importante es que todos hicieron un trabajo fantástico».

Nunca hubo ninguna duda con respecto al lugar de rodaje, pues tenía que suceder en Boston y, siempre que fuera posible, «en las ubicaciones reales en las que se desarrollaron los acontecimientos», comenta Cooper. El productor Patrick McCormick añade: «Nuestro objetivo de rodaje en las ubicaciones reales no es otro que el de ampliar esa sensación de verosimilitud. Los hogares originales de los personajes te transportan a esa época».

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Johnny Depp comenta: «El barrio de Southie tiene un papel muy significativo en la película en lo que respecta a la vida de Jimmy Bulger, su educación y la propia definición de su personalidad y la del resto de personajes y Scott supo captarlo a la perfección». Algunas escenas se grabaron en el Lancaster Street Garage del sur de Boston, donde se encontraba la sede oficial de Whitey, Stephen Flemmi y la Winter Hill Gang. También se rodaron escenas cerca del río Neponset, en la ciudad de Quincy, bajo el paso elevado en el que Whitey ordenó enterrar a muchas de sus víctimas.

Los cineastas trabajaron tanto en el sur de Boston como en sus alrededores, y respetaron los recuerdos de la comunidad. «Sentimos un grado de responsabilidad con respecto a los lugareños, sobre todo con aquellos que pudieron verse afectados por las acciones de Whitey Bulger», indica el productor Brian Oliver. En palabras de Cooper: «Los vecinos de Boston fueron muy generosos y nos acogieron con los brazos abiertos. Habría sido imposible hacer esta película sin su apoyo y cooperación constantes».

Uno de los principales obstáculos está relacionado con el tiempo que ha pasado desde que ocurrieron los acontecimientos que se representan en la película. Stefania Cella comenta: «Cuando estás trabajando en una película de época que tiene lugar hace 30 o 40 años, siempre resulta un desafío reducir todos los elementos modernos, y muchas de las zonas en las que grabamos han sufrido una renovación con el paso de los años. El punto de partida está en la investigación, un elemento fundamental. Indagamos en recortes de periódico y fotografías, y también vimos material televisivo y nos reunimos con periodistas y agentes del FBI».

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Con el objetivo de ser fieles a la época, se realizaron modificaciones como el cambio de las señales de tráfico y la inclusión de cabinas de teléfono, ya que, con la llegada de los teléfonos móviles, prácticamente habían desaparecido. También fue necesario cambiar las marcas viales. Algunas ubicaciones ya no existen hoy en día, como el Triple O’s, un bar de Southie en el que Whitey y sus compinches se reunían de vez en cuando, que ha cambiado de dueños desde entonces. Según Cella: «Teníamos que grabar escenas tanto en el interior como en el exterior del Triple O’s, así que tuvimos que buscar un lugar que reflejara la misma atmósfera, y encontramos el espacio perfecto en el área aburguesada de Cambridge. Nos encargamos de rehacer la fachada del Polish American Club, convirtiéndola en la del Triple O’s, y cambiamos los escaparates de las calles». También se grabaron varias escenas exteriores en Lynn, un barrio periférico de Massachusetts que se encuentra a unos 16 kilómetros al norte de Boston, incluyendo la del Desfile del Día de San Patricio, protagonizada por Benedict Cumberbatch en el papel de Billy Bulger.

En Chelsea, frente al río Mystic de Boston, el equipo de producción convirtió un almacén vació en el plató de varias escenas interiores. Uno de los escenarios principales que Cella y su equipo construyeron en él es el hogar en el que Whitey y Billy crecieron y en el que su madre vivió hasta su fallecimiento. Cella explica: «Tuve la oportunidad de ver fotografías de archivo de las viviendas, y tomamos algunas de ellas como referencia, pero las habitaciones eran muy pequeñas como para grabar en su interior, y no se parecen en nada a las típicas de los años 70 y 80. Construir este hogar en un plató me dio la libertad de rehacer determinados elementos con los suelos y el papel pintado adecuados. Posteriormente, añadimos detalles a los platós que pudieran cambiarse para reflejar el paso del tiempo».

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Se utilizaron dos ubicaciones distintas para las escenas de la oficina del FBI de Boston. Una planta desocupada de un edificio de oficinas de gran altura situado en el centro de Boston se transformó en las oficinas de Connolly y McGuire, en las salas de reuniones e interrogatorios y en la sede abierta de la unidad del crimen organizado. Algunas escenas se rodaron en los pasillos y en el patio del Ayuntamiento de Boston.

McCormick opina que la diferencia más extrema con respecto a las ubicaciones reales consistió en «recrear Miami dentro de Boston, y Stefania fue la responsable. Queríamos reflejar el Miami de 1982, y ahora la ciudad ya no tiene lo que necesitábamos. Descubrimos una zona desierta en Revere Beach, y Stefania utilizó algunas fotografías muy bonitas para crear una réplica del café del paseo marítimo de la Pequeña Habana con palmeras, arena blanca y algunos coches de la época. No teníamos por qué viajar hasta Miami, pues teníamos justo lo que necesitábamos en las afueras de Boston».

Kasia Walicka Maimone también tuvo que mezclar la realidad con la ficción para crear el vestuario de varios personajes. La diseñadora de vestuario comenta: «Cuando se trata de personas que existieron de verdad, siempre me fijo en imágenes emblemáticas. No había nada ostentoso ni especialmente característico en la forma de vestir de estos mafiosos, pero Whitey sí que tenía un estilo propio. En el proceso de selección de fotos suyas, algunos elementos me llamaron la atención. Sugerí a Scott que Whitey llevara una chaqueta de cuero, con la que conseguiríamos plasmar su aspecto habitual, y después manipularíamos otros aspectos de su vestimenta a medida que pasaran las décadas, así que durante la mayor parte de la película lleva el mismo estilo de chaqueta de cuero, y va alternando entre una negra y una marrón».

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Asimismo, teniendo en cuenta su investigación, Maimone asignó determinados accesorios a los personajes. «Gracias a lo que pude ver en las fotos nos dimos cuenta de que le encantaban sus botas de vaquero personalizadas. También le gustaba mucho un cinturón con una hebilla de Alcatraz que le había regalado un agente del FBI, así que hicimos una reproducción de la hebilla. A lo largo de las décadas, casi siempre vestía vaqueros de cintura alta y camisetas ajustadas, así que estas prendas se convirtieron en habituales dentro del vestuario de Johnny. Hizo un gran trabajo a la hora de encarnar la imagen de su personaje, lo que resultaba fundamental a la hora de llevar esas prendas. Siempre esperas que se presente una oportunidad de colaboración como esta, en la que se hablaba el mismo idioma en todas las fiestas, y ese ha sido el caso de esta película».

La diseñadora encontró fotos de Stephen Flemmi en las que llevaba una chaqueta blanquecina, así que vistió a Rory Cochrane con chaquetas de tonos claros en la mayoría de sus escenas. Jesse Plemons interpreta al joven Kevin Weeks, quien se dedicó al boxeo, y sus prendas son mucho más funcionales, deportivas y propias del boxeo. «Fue muy interesante realizar el proceso de creación del vestuario de los personajes a partir del material que encontramos de los personajes reales al mismo tiempo que interpretábamos teniendo en cuenta nuestros propios objetivos», comenta Maimone.

Como agente del FBI, John Connolly llevaba trajes y corbatas principalmente lo que, aparentemente, es una tarea fácil para un diseñador de vestuario, sin embargo, Maimone comenta: «Los trajes de Joel Edgerton fueron todo un reto para nosotros, ya que la trama del personaje está muy definida. Connolly lleva trajes normales y corrientes al principio pero, gradualmente, su aspecto pasa de ser discreto a algo más agresivo y comienza a llevar trajes confeccionados a medida. No queríamos que fuera algo muy evidente, así que fuimos poco a poco y con precaución, sin alejarnos de la estética propia de FBI, lo que resultaba fundamental.

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Al principio, tal y como relata Maimone, los trajes de Billy Bulger estaban diseñados para reflejar un cambio de clase social: «Quizá su peinado era algo más llamativo que el que llevaría un político cualquiera, pero rápidamente empieza a aprender cómo es el mundo de la política, y comienza a vestir trajes impecables a medida que se convierte en un hombre de la condición social de la que ahora forma parte».

A la hora de diseñar el vestuario del personaje de Cumberbatch, Maimone utilizó algunos trucos de sastrería. Al ensanchar las perneras de los pantalones y las hombreras de las chaquetas se crea la ilusión de que la estatura del actor es algo menor. Asimismo, Cumberbatch ganó algo de peso con el objetivo de que su aspecto fuera algo más robusto. El departamento de maquillaje empleó prótesis faciales para hacer más grandes sus mejillas y redondear su cara.

También se utilizaron prótesis faciales creadas al detalle para que el rostro de Johnny Depp fuera más parecido al de Whitey Bulger. Joel Harlow, director del departamento de maquillaje, explica: «Era fundamental que Johnny se asemejara lo máximo posible a Whitey Bulger desde el principio. Comenzamos realizando una digitalización de su cabeza y posteriormente, con ayuda de materiales de referencia de Internet, le di forma a las prótesis de silicona. Hicimos varias versiones de prueba hasta que encontramos la definitiva: nos centramos en la frente y en la nariz para crear una amalgama entre Whitey y Johnny. Nos esforzamos mucho para que la densidad de la silicona fuera la adecuada, sobre todo en la frente, para que las expresiones de Johnny fueran naturales.

A la hora de conseguir el característico peinado de Whitey, Gloria Casny, jefa del departamento de peluquería, comenzó utilizando prótesis de silicona que se diseñaron con total precisión para que se adaptaran a la cabeza de Johnny y pudieran extenderse desde la frente hasta las cejas. Después, Khanh Trance, peluquera de efectos especiales, dedicó muchas horas a perforar miles de cabellos en la prótesis para definir la línea de nacimiento de pelo, así como las cejas. Casny explica: «Tuvo que hacerlo cabello por cabello para que el resultado fuera lo más natural posible. Después utilicé un postizo canoso que se adaptara a la prótesis y cubriera el cabello oscuro natural de Johnny».

La labor se tornaba cada vez más compleja, pues cada prótesis de silicona era de un solo uso, «así que teníamos que crear varias nuevas cada día», indica Casny. «Recuerdo un momento en el que había dos personas ayudando a Khanh en turnos de 12 horas, las 24 horas del día. También había que reflejar distintas etapas de envejecimiento, cosa que conseguimos aumentando gradualmente las canas y la pérdida de pelo. También se diseñaron diferentes tipos de patillas que mostraran los cambios de época». «En definitiva, la transformación fue impresionante», resume Cooper.

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