Los efectos visuales: una especie en vías de extinción en Hollywood

Por Rocío Ayuso, desde Los Ángeles.

Nunca Hollywood estuvo tan orgulloso de lo que su cine es capaz de conseguir en el campo de los efectos visuales y nunca una profesión estuvo tan próxima a la extinción. Mientras la industria se daba palmaditas en la espalda durante la ceremonia de los Oscar con lo conseguido en películas como ‘La vida de Pi’ y seguían contando los réditos de taquillazos como ‘Los Vengadores’, más de 500 profesionales de los que hicieron posibles estas cintas se manifestaban hace poco más de un mes en los alrededores de la alfombra roja luchando por mantener su puesto de trabajo. Y cuando 49 de las 50 películas más taquilleras de la historia existen gracias al campo de los efectos visuales y la animación, en los últimos cinco año una docena de estudios dedicados a este arte han tenido que cerrar sus puertas o declararse en bancarrota. Entre las últimas víctimas, Digital Domain, detrás de los efectos que dieron vida a películas como ‘Titanic’ o ‘Avatar’, y Rhythm & Hues, veterana compañía que comparte la autoría del famoso Richard Parker que protagoniza ‘La vida de Pi’ y por el que consiguió su último Oscar. El mundo está falto de lógica pero ¿hasta esos extremos?

'La vida de Pi'
‘La vida de Pi’

Son muchos los artistas que a lo largo de los años han pasado a engrosar las listas de especies en vías de extinción o que directamente se han extinguido en Hollywood. Por ejemplo los animadores tradicionales, artistas del lápiz eclipsados por una moda que creían pasajera llamada animación por ordenador. Pero la amenaza que recae sobre los artistas del campo de los efectos visuales llega en el momento más álgido de su carrera, víctimas, como dicen en Hollywood, de una tormenta perfecta. En ella confluyen varios factores. Las técnicas en las que estudios como ILM fueron pioneros son ahora el pan nuestro de cada día lo que ha llevado a un florecimiento en este campo al estar los programas al alcance de todos. Un florecimiento en todos los confines del planeta, un mundo que gracias a la globalización está acostumbrado a trabajar con estudios al otro lado del globo con tal de que ofrezcan mejores precios. Una competencia que en países como India o China puede contar con mano de obra barata y en otros lugares como Reino Unido o Canadá, por no hablar de otros estados dentro de Estados Unidos, encuentra ayudas a la producción generando una competencia desleal a aquellos estudios afincados de toda la vida en California. Además está el sistema de mercado utilizado hasta ahora, en el que las casas de efectos especiales se enzarzaban en una dura competencia para conseguir el trabajo, ofreciendo un precio fijo por su labor a pesar de los múltiples cambios requeridos por directores indecisos o en busca de lo último y retrasos interminables el producciones gigantescas que al final, en el mejor de los casos, dejaban a los estudios de efectos especiales con un 5 por ciento de beneficios, y a veces, un préstamo por pagar. Rhythm & Hues es el mejor ejemplo. En el momento de su bancarrota el pasado febrero y a punto de recoger ese último Oscar por ‘La vida de Pi’, la empresa estuvo valorada en 27,5 millones de dólares. Sus deudas, en 33,8 millones de dólares.

Ted
‘Ted’

La cuenta sigue. Tippet Studio, detrás de películas como ‘RoboCop’, ‘Parque Jurásico’ y ‘Ted’, acaba de despedir a 50 personas, el 40 por ciento de sus trabajadores, un proceso de “hibernación” como dice para evitar la quiebra tras concluir su labor en el próximo filme de M.Night Shamylan ‘After Earth’, película que protagoniza Will Smith con su hijo, Jaden. Rhythm & Hues acaba de ser comprada por una filial de los estudios Prana, de la India, mientras que otro conglomerado indio junto con un grupo mediático chino adquirió con anterioridad Digital Domain, buscando poner pie en Hollywood.

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¿Soluciones? Renovarse o morir parece ser la filosofía al menos de los más locuaces. Las manifestaciones aumentan el sentimiento de solidaridad, así como las muestras de apoyo en las redes sociales, donde son miles los que han cambiado su avatar por un cuadrado verde (o azul, o verde y azul) simbolizando lo que sería el cine actual de no existir artistas de efectos especiales que crearan imágenes en ese espacio monocromo. Pero sirven para poco más como quedó claro durante la ceremonia de los Oscar, cuando el micrófono desapareció delante de los que recogieron el premio a los mejores efectos visuales sin que pudieran hacerse eco de la protesta mientras que Quentin Tarantino superaba con creces el tiempo permitido para los discursos de aceptación sin que nadie le dijera nada.

La Vida de Pi sin Rythm and Hues
Reivindicación de los efectos visuales que circula por Internet

Otras opciones quieren ser más prácticas. Por ejemplo la petición de la Sociedad de Efectos Visuales un grupo de unos 3.000 profesionales que presentó en febrero una petición al gobierno de California para que ofrezca incentivos fiscales competitivos con los de otros estados o países que no se llaman a si mismos “Meca del cine” pero les están quitando el negocio. También están esos que como Digital Domain abogan por cambiar el modelo de negocio por uno de coproducción en el que sean partícipes de los riesgos de una producción, sin un precio fijo por su labor, pero también de sus beneficios, solicitando así una recuperación de la inversión además de regalía si el filme tiene éxito. Un camino que quieren demostrar andando dada su participación como coproductora en el próximo estreno de ciencia ficción ‘El juego de Ender’. Como recordó recientemente el periódico Los Angeles Times fue George Lucas el que dijo aquello de “si les das cerveza y pizza suficiente”, los profesionales trabajarán contigo “eternamente”. Lo malo es que en la actualidad se espera el mismo trabajo de estos artistas. Pero esta vez sin cerveza ni pizza con qué celebrar sus logros.

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