¿Quién puede autorizar la adaptación de una obra audiovisual a un videojuego? (II)

Por Borja Vidaurre, de VTF Abogados.

Cuando la productora no posea los derechos necesarios para autorizar la adaptación, tendremos que acudir a los autores e intérpretes de la obra y negociar con quien corresponda, tal y como mencionábamos en el artículo anterior. En tales casos, localizar a los titulares y concretar las licencias correspondientes es tarea ardua, por lo que merece la pena reflexionar antes sobre qué es lo que verdaderamente necesitamos.

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La trilogía de ‘El Hobbit’ ha dado lugar a múltiples productos.

Nunca está de más recordar que son autores de una obra audiovisual: el director-realizador, los de las composiciones musicales originalmente creadas para su incorporación a aquella y los que lo sean de la parte literaria (argumento, adaptación en su caso, guión, diálogos). Pero en la obra audiovisual se concentra otro buen número de titulares de derechos como son los productores fonográficos de aquellas grabaciones musicales preexistentes que se incorporen; los músicos que interpretan esas obras; los propios actores, etc.

Así, insistimos, analizando qué partes concretas de la obra audiovisual queremos adaptar al videojuego sabremos a quién dirigirnos. Si nuestra intención es adaptar el argumento, tendremos que pedir autorización a su creador y no necesariamente a los autores de los diálogos, en caso de ser diferentes. Si estamos valorando usar la música que aparece en la película, también en el videojuego, deberemos obtener los derechos sobre la parte autoral (habitualmente por mediación de la editora musical que corresponda) pero también sobre la producción fonográfica (localizando a la compañía discográfica titular de la misma) si no queremos realizar un cover. Deberemos pedir también derechos a los actores y actrices correspondientes si pretendemos que nuestros personajes del videojuego se parezcan a aquellos que encarnan los de la película, pues estaríamos explotando su imagen.

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En fin, hay muchas combinaciones posibles, y como ya decíamos en el artículo anterior: que la productora tenga todos los derechos bien atados facilitará la gestión para negociar la licencia. Bien es cierto que en otros casos, cuando nuestro interés se limite a cuestiones más puntuales, es posible que nos resulte más fácil conseguirlos si su titular se los ha reservado.

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