Raúl Vallejo: «La ECAM te da absoluta libertad, hasta donde puedes llegar es cosa tuya, pero te van a intentar empujar»

Codirector del documental ‘Los pilares’, presente en la nueva sección del Festival de Sevilla destinada a escuelas de cine: Un Joven Continente

El pasado 17 de noviembre el Festival de Cine de Sevilla clausuró su 15ª edición. Una de las novedades este año fue la creación de la sección Un joven continente, planteada como una plataforma para dar visibilidad a largometrajes surgidos de escuelas de cine y universidades europeas.

En Un joven continente han participado escuelas como la Filmuniversität Babelsberg Konrad Wolf, de Alemania o la ECAM, Escuela de Cinematografía y del Audiovisual de la Comunidad de Madrid, con dos estrenos mundiales. Procedente del centro alemán se proyectó ‘The Island’, dirigida por Lars Ostmann, mientras que la ECAM presentó el documental ‘Los pilares’, el proyecto final de los recién diplomados Raúl Vallejo, Claudia Negro, Lucía Touceda y Javier Moreno.

Los cuatro directores de ‘Los pilares’

‘Los Pilares’ se desarrolla en una finca familiar y constituye un retrato del paso del tiempo en un lugar, en una vida. La película se basa en las filmaciones personales de Antonio García Zarandieta entre 1971 y 2018. En torno a la piscina, conocemos cada árbol, cada nieto que va naciendo, cada celebración familiar, que Antonio graba minuciosamente mientras narra en directo. Una película que se detiene en la lírica de lo doméstico, al tiempo que indaga a través del pasado en un tema actual: cómo afecta a lo que nos rodea el registro constante, qué significa vivir cada acontecimiento a través de la mediación de un dispositivo.

Los directores Raúl Vallejo, Claudia Negro, Lucía Touceda y Javier Moreno se conocen en la ECAM, donde  cursaron la Diplomatura de Cine Documental, coordinada por Sergio Oksman, y recibieron clases de cineastas como Virginia García del Pino, Elías León Siminiani, Elena Girón y Samuel Delgado, Andrés Duque o Lois Patiño. El estreno mundial de su ‘Los Pilares’, su primera película, tuvo lugar el 15 de noviembre. Uno de los codirectores, Raúl Vallejo, ha contado el proceso de gestación de este documental.

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Audiovisual451: ¿Cómo fue el desarrollo de una película entre cuatro?

Raúl Vallejo: “El proyecto en sí y sobre todo la dirección a ocho manos, que es algo que le choca a todo el mundo, es una pauta que marca la propia escuela. Hay dos años en la especialidad de documental de la ECAM en la que te bombardean con un cine muy diferente, te enseñan que no hay un camino único. En el primer año te permiten que alimentes tu propio ego trabajando solo y en el segundo año te dicen que tienes que trabajar en equipo con tres compañeros más. Empiezas a desarrollar una cosa que es muy importante en esta industria como es el diálogo”.

A451: ¿Cómo os topáis con esta historia y que os motiva a tener que contarla?

R.V: “Realmente la película surge de un fracaso. Se nos cae el proyecto en el que estábamos trabajando sobre pueblos abandonados, entonces Lucía mencionó que tenía una amiga muy íntima a la que su abuelo le había pedido que hiciese un vídeo para el aniversario de bodas y que tiene muchísimo material de archivo de toda una vida grabando a la familia. Vimos el material que tenía y nos dimos cuenta de que ahí había una película”.

A451: Sin rodaje el trabajo ha sido la selección y el montaje ¿no es así?

R.V: «Así es, el trabajo sobre todo ha sido la selección de los cientos de horas grabadas. Lo primero que hicimos fue intentar entender al responsable de este material, nos reunimos muchas veces con él. Después de muchas vueltas decidimos que sólo nos íbamos a centrar en el material grabado en la finca, en su casa en Los Pilares. Para él todo lo que sucede allí está relacionado con el éxito, la construcción de la piscina, las fiestas, grabar con orgullo a sus hijos a sus nietos… Antonio entiende su vida así, a partir de esos éxitos. Hay muchísimo material que se quedó fuera, ellos viajaban muchísimo, hay mucho material de viajes, pero decidimos centrarnos en lo que pasaba en la finca. Te aseguro que fue muy duro renunciar a muchas otras partes del archivo que eran muy interesantes”.

A451: A pesar de predominar los momentos de alegría el final deja un regusto amargo y está claro que es algo intencionado…

R.V: “Sí, claro, ese final es totalmente intencionado. Ese acto final nos dio mucha guerra. De hecho rodamos unos cuantos días para refirmar que lo que estábamos haciendo era lo correcto. Necesitábamos pasar por ese proceso para entenderlo. Hubo diferencias creativas entre nosotros y en el acto final queríamos trabajar sobre todo con la vejez de Antonio, con su situación actual y las razones de esa situación. Quizá tiene un tono lúgubre por la propia vejez, la soledad mostrada de la pareja… pero no queríamos que el regusto fuera melancólico o dramático, porque Antonio se va a morir con las botas puestas, grabando lo que pasa a su alrededor, porque a los cincuenta y tantos años rueda la piscina igual que la nevada sobre su jardín con más de 80. Él graba lo que tiene delante y lo cuenta, le da igual. Antonio ha vivido 80 años con un amigo invisible al que le iba contando la vida y su familia lo ha aceptado”.

A451: ¿Cómo os habéis enfrentado a la postproducción con tantos formatos diferentes?

R.V: “Una vez que vimos la película medio acabada, como un bloque de mármol a medio pulir, dábamos mil vueltas con los diferentes formatos, todo parecía un circo. A final hemos intentado trabajar adaptándonos a los propios formatos, si cambiaba de cámara, pues nos adaptábamos. Si hemos engañado al espectador y no se ha dado cuenta, que tampoco se entere por los formatos. También creemos que eso da una cierta cohesión a la historia, que los formatos cambian y la cámara cambia porque pasa el tiempo, pero no cambia la labor de Antonio, a él le da igual la tecnología, le da igual la cámara utilizada en cada momento, él solo quiere grabar lo que le interesa, es sus ojos, le da igual, Super 8, VHS que Hi8. Para él lo importante, lo que le fascina es el hecho físico de poder registrar algo con una cámara”.

A451: ¿Cómo fue la digitalización?

R.V: “Fue un regalo del cielo, porque cuando nos pasó el material lo tenía todo digitalizado en un disco duro y ordenado cronológicamente. Él valora mucho sus imágenes y piensa que ahí las tiene para siempre. Tenía mucho sentido ese orden”.

A451: ¿Qué pautas seguisteis en el etalonaje?

R.V: “La corrección de color se hizo en HDStudio, nosotros acudimos a ellos a través de Andrés de la Cruz, que trabaja en la ECAM y siempre está disponible para resolver cualquier problema a los alumnos. Andrés ha etalonado muchas producciones y él fue el que nos recomendó acudir a HDStudio. Les advertimos que el material era muy complicado y que no queríamos un tratamiento agresivo. Es un material con muchos años, muchos telecinados y de escasa calidad. Solo queríamos darle coherencia, no trabajar texturas u otras cosas. Hay secuencias en las que no salía el cielo porque estaba ampastado por el sensor de la propia cámara. Pablo de HDStudio fue capaz de sacar esos cielos. Ha hecho un trabajo muy fino para dar coherencia a la película”.

A451: ¿Y el montaje?

R.V: “Montamos en las instalaciones de la ECAM, al principio lo intentamos los cuatro juntos, pero nos dimos cuenta que eso no funcionaba y nos dividimos en parejas. Montar cuatro personas a la vez es muy difícil, ocho manos intentado manejar un teclado y ponerse de acuerdo en frame arriba o abajo… Durísimo. Si ya es duro uno contra uno imagínate tres contra uno o dos contra dos y aquí todas las ideas valen lo mismo. El trabajo por parejas fue mucho más llevadero, utilizamos mucho una pizarra para ir marcando la pauta, mejor que el ordenador. Íbamos montando piezas poco a poco y todo se registraba en la pizarra que nos ponía de manifiesto muchas cosas que en el ordenador no queda registrado”.

Presentación del documental en el Festival de Sevilla

A451: ¿Cuánto duró?

R.V: “No sabría decir exactamente. Nosotros empezamos a trabajar en la película en noviembre del año pasado y hemos acabo en junio de este año. Paramos tres días para rodar la parte del final”.

A451: ¿Supervisó el trabajo Sergio Oksman?

R.V: “Así es, Sergio Oksman ha supervisado el trabajo. Sus opiniones son muy interesantes, siempre tiene algo que devolverte. A medida que avanzábamos la tarea era más sencilla, porque a Sergio le atraía lo que veía. Al final era como ir a ver a un amigo en el que confías mucho. Más que un tutor es un buen amigo, sus opiniones fueron muy útiles”.

A451: ¿Cómo ha sido poder estar en un Festival como Sevilla con el trabajo fin de carrera?

R.V: “Cuando nos dijeron que nos habían seleccionado para el Festival de Sevilla no éramos muy conscientes de lo que significaba. Pero cuando se ha proyectado la película ante el público y en el debate posterior había mucha gente que no nos conocía de nada haciendo preguntas, ahí realmente lo entendí. Es un sensación maravillosa que gente muy ajena a esto se interesase por lo que habías hecho. Cuando alguien desconocido te agradece tu trabajo eso no tiene precio, compensa todo el trabajo y las horas que has invertido”.

A451: ¿Y que podéis decir de la intervención de la ECAM en todo esta experiencia?

R.V: “La ECAM te da los medios y tú eres libre de hacer lo que quieras. Te da absoluta libertad. Hasta donde puedes llegar es una cuestión tuya, pero ellos te van a intentar empujar. No se meten en nuestros procesos pero logran un lugar de encuentro para que gente como nosotros hagamos lo que nos gusta. Te acompañan incluso hasta aquí, consiguen que tengas tu hueco en este mundo tan grande”.

A451: ¿Tenéis previsto seguir trabajando juntos los cuatro?

R.V: “Ahora tenemos un poco de resaca después de un año juntos, pero nos seguimos queriendo mucho y no descartamos volver a colaborar en el futuro, aunque es difícil. De momento Lucía y Claudia se han ido a vivir a Londres, Javier está centrado ahora en una obra de teatro, yo preparando un videoclip y varios cortos… Insisto ahora es difícil, pero incluso hay material de sobra en el archivo de Antonio para hacer otra película, por ejemplo, centrándose en los viajes. Quién sabe”.

A451: ¿Qué esperáis a partir de ahora con ‘Los pilares?

R.V: “Nos gustaría que la película se viese en más festivales y se estrenase. Al final es un trabajo de escuela, nadie nos ha impuesto nada, solo el sistema de trabajar, pero no sabemos dónde va a llegar la película. Mientras tanto creo que debemos seguir haciendo cosas, que es lo que estamos haciendo todos”.

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