‘Tomorrowland. El mundo del mañana’ – estreno en cines 29 de mayo

Producción Disney con rodaje en Valencia.

Unidos por un destino común, Frank (George Clooney), un antiguo niño prodigio desilusionado por los avatares de la vida y Casey (Britt Robertson), un brillante y optimista adolescente con una desbordante curiosidad científica, se embarcan en una misión repleta de peligros para desenterrar los secretos de un enigmático lugar conocido como «Tomorrowland”. Lo que tienen que hacer allí cambiar el mundo para siempre y también sus vidas.

TomorrowlandEn 1955, Walt Disney creó una sección en Disneyland llamada Tomorrowland (El mundo del mañana). En aquella época, los norteamericanos encaraban el futuro con optimismo. Con el paso de los años, sobre todo en los 70, el público empezó a ver el futuro cada vez más negro. Brad Bird, el director de la película observa: «Hay dos formas de ver un lienzo en blanco; una como algo vacío y otra como algo repleto de posibilidades. Y así es como me gusta a mí ver el futuro, repleto de posibilidades.  Es una forma de ver el futuro que no está de moda”.

Este cambio en la filosofía de la vida también interesó al guionista y productor Damon Lindelof. Así que cuando empezó a sintetizar la historia de ‘Tomorrowland. El mundo del mañana’, empezó a estudiar el significado que entrañaba y como podía traducirlo en un argumento. “Quería volver a capturar ese optimismo primigenio”, dice Lindelof.

La historia de ‘Tomorrowland. El mundo del mañana’ empezó con una caja que lleva una etiqueta que ponía “1952”, y que supuestamente se descubrió por casualidad en el archivo de Disney Studios. La misteriosa caja contenía todo tipo de planos y maquetas fascinantes, fotografías y cartas relacionadas con la creación de Tomorrowland y la Exposición Universal de 1964. A Lindelof le entusiasmó el hallazgo y empezó a imaginar que el contenido de la caja era una guía a una historia secreta que nadie conocía.  Pero si fuera verdad, ¿cuál sería la historia?  Para mí, la respuesta más evidente era que había un lugar llamado Tomorrowland que no era un parque temático sino algo que existía en el mundo real”.

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El diseñador Scott Chambliss fue el encargado de recrear el universo de Tomorrowland. El mundo del mañana. “En el guión no había nada escrito sobre Tomorrowland”, dice Chambliss. “Por esa razón pasamos mucho tiempo trabajando con Brad y Damon para desarrollar no sólo el aspecto del Mundo del mañana sino también lo que significaba Tomorrowland. El Mundo del Mañana. Crear una civilización nueva y utópica era una tarea muy complicada. Pero ahí reside el placer de crear algo que fuera especial y que el público no se esperara”.

Al principio, dio la impresión de que tendrían que construir El mundo del mañana de cero, un proyecto largo y costoso. Pero se produjeron una serie de afortunadas coincidencias ya que Tom Peitzman, el productor de efectos visuales y coproductor de la cinta, dio con una localización con un aspecto muy futurista y se le enseñó al director Brad Bird. Lo vio en un anuncio y tenía un aspecto tan futurista que lo grabó en su teléfono y se le enseñó al director Brad Bird. La localización era la Ciudad de las Artes y las Ciencias de Valencia en España que diseñó Santiago Calatrava, cuyo trabajo ya había sido fuente de inspiración para el diseñador de producción Scott Chambliss.

El descubrimiento también encajaba con la preferencia del director Brad Bird por las localizaciones físicas en vez de escenarios virtuales. Se envió a grupo de ojeadores y fue así como Valencia se convirtió en el esqueleto del ‘Tomorrowland. El mundo del mañana’, casi de forma literal. “La arquitectura de Calatrava es espléndida e innovadora”, dice el productor Jeffrey Chernov. “Es como un esqueleto, como si estuvieras viendo las vértebras de un dinosaurio o de un pez prehistórico. Entras y ya no te quieres ir. Y esa es la sensación que queríamos para El mundo del mañana”.

George Clooney dijo refiriéndose al rodaje en la Ciudad de las Artes y las Ciencias: “No conocía Valencia y eso que conozco bien España, que es un país absolutamente maravilloso. Así que fue genial ir allí a rodar. La imaginación del arquitecto refleja esa gran filosofía optimista de la vida en la que dices: ‘Quiero construir eso’ y alguien lo construye. Es asombroso”.

No todo ‘Tomorrowland. El mundo del mañana’ podía encajarse en la Ciudad de las Artes y las Ciencias, sobre todo el monorraíl, la enorme esfera de la energía, y el gigantesco monitor, que en su conjunto forman el escenario de la Bridgeway Plaza. A pesar de que parecía probable que se construyera un plató y se ampliara con tecnología por ordenador, al final se llegó a la conclusión de que depender tanto de una pantalla verde no era una buena solución. “En las películas con muchos efectos visuales”, dice Tom Peitzman, “necesitas encontrar un equilibrio entre platós físicos e imágenes generadas por ordenador. La gente depende demasiado de las imágenes generadas por ordenador y al final eso es lo que parece, sólo imágenes generadas por ordenador. Siempre me ha gustado el estilo de la vieja escuela. Me gusta que el director haga lo más posible con la cámara para que tenga algo a lo mirar, tocar e iluminar. Prefiero tener diez por ciento de material rodado en un plató físico que tener material cien por cien digital; incluso si sólo es una parte pequeña, es algo en lo que puede basarse la tecnología de imágenes por ordenador. Esto te permite un resultado más natural, más fluido”.

Al final, se tardaron seis meses en construir la Bridgeway Plaza y tiene el tamaño de medio campo de fútbol. El escenario era tan enorme que no existía ningún plató que pudiera albergarlo. Además se necesitaba una altura considerable para realizar las tomas aéreas y para dar cabida a las grúas de luces necesarias para iluminar el escenario. Otra complicación era que el escenario tenía que abarcar varios periodos de tiempo en el transcurso del guión: 1964, en la primera visita de Frank; 1984, cuando ocurre la visión inducida por un pin de Casey; y 2014, cuando se desarrolla el resto de la historia. Esta circunstancia exigió intervalos de seis semanas entre rodajes para dar  al equipo que volviera a decorar y cambiar el plató para cada periodo de tiempo.

Al principio, rodar en exteriores no parecía un problema ya que tendría lugar en el punto culminante del verano en Vancouver. Pero cuando contrataron a George Clooney todavía estaba rodando ‘Monuments Men’, y eso retrasó el inicio de ‘Tomorrowland. El mundo del mañana’ cinco meses. Las escenas de Clooney en Bridgeway Plaza se rodaron a finales de noviembre y principios de diciembre, la época del invierno cuando más llueve en Vancouver. Al principio, el productor Jeffrey Chernov no creía que fuera un problema «porque los equipos que hay allí están acostumbrados al mal tiempo; saben construir sistemas de drenaje para que los platós estén secos. Así que sólo teníamos que encontrar la forma de cubrirlos, para que las condiciones meteorológicas no interfirieran. Nos presentaron unas cuantas ideas que costaban más de un millón de dólares y cuyo funcionamiento no estaba garantizado. Así que les dije: ‘Espero que tengamos suerte.’”

Y lo cierto es que para hacer honor a la filosofía optimista de la película, o que intervino un ángel guardián, el tiempo se portó maravillosamente bien. “Construimos muchas cubiertas para que pudiéramos ponernos a salvo si empezaba a llover. Pero no las necesitamos. De hecho, fueron las seis semanas invernales más secas de Vancouver desde 1952. Lo que tiene mucha gracia porque el título original de nuestra película era ‘1952’. Todo el mundo nos dijo que estábamos locos y estoy de acuerdo. Acabar el rodaje fue un gran alivio”.

Aparte de los pequeños milagros, lo más impresionante del plató de Bridgeway Plaza fue el monorraíl. “Cuando acabó su construcción y se instalaron las luces y los cristales”, dice el coordinador de efectos especiales Mike Vezina, “pesaba unos 15.800 kilos. Por lo tanto el equipo técnico tuvo que encontrar la forma de mover de forma segura el monorraíl cargado con el reparto principal por una vía que se elevaba 5 metros por el aire y detenerlo exactamente en la misma posición una y otra vez».

El otro reto de Vezina fue el plató de la torre Eiffel que tenía que abrirse por la mitad para que surgiera la nave espacial The Spectacle. “Tuvimos que construir una replica de toda la sección superior de la torre Eiffel”, dice Vezina, “y después lo pusimos todo en una base de metal que diseñamos y construimos sobre rodillos. Colocamos una rampa que nos permitía hacer todas las tareas que necesitábamos. El plató pesaba unos 45.000 kilos, así que debajo colocamos un sistema de airbag para que el plató flotara. Eso nos permitió moverla o hacerla temblar con rampas más pequeñas. También tuvimos un sistema de vías para tirar todo de todo suavemente y de forma repetida porque, por supuesto, cuando ruedas una película no lo haces todo de una vez».

En la historia, una búsqueda en Internet lleva a Casey a Houston, Texas, y al extraño emporio de objetos de recuerdo llamado Blast From the Past, que se construyó en su totalidad en el plató.

Dirección: Brad Bird.

Año: Estados Unidos, 2015.

Reparto: George Clooney, Britt Robertson, Hugh Laurie, Raffey Cassidy, Tim McGraw, Kathryn Hahn, Keegan-Michael Key y Thomas Robinson.

Producción: Brad Bird, Damon Lindelof y Jeffrey Chernov.

Distribución: Disney.

Estreno: 29 de mayo de 2015.

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