Entre los 21 largometrajes elegidos para conformar la Selección Oficial de la 65ª edición del Festival Internacional de Cine de Animación de Annecy, que se celebrará del 8 al 14 de junio, figura una producción española, ‘Olivia y el terremoto invisible’. Escrita y dirigida por Irene Iborra (‘Citoplasmas en medio ácido’), se trata de una adaptación de la novela ‘La película de la vida’, de Maite Carranza, traducido a ocho idiomas.
Hace un año, se presentaron, precisamente en Annecy, los primeros minutos de metraje de esta coproducción entre España, Francia, Bélgica, Chile y Suiza a través de Citoplasmas Stopmotion, Cornelius Films, Bígaro Films, Vivement Lundi!, Panique! Production, Pájaro y Nadasdy Film. La cinta, que se dio a conocer en Cartoon Movie 2020, cuenta, además, con la participación de RTVE, 3Cat, À Punt y Movistar Plus+, y con el apoyo de ICAA, ICEC, IVAC, el Ayuntamiento de Barcelona y el programa Ibermedia. Filmax distribuirá la película en los cines españoles a principios de noviembre de 2025.

«Contribuir a desestigmatizar los desahucios y la pobreza infantil con una historia tan bonita es una forma muy poderosa, e incluso bella, de compartir este tema tan delicado con los niños. El mensaje es esperanzador y está lleno de luz», apunta la directora, quien subraya la capacidad de la animación para abordar, con marionetas y fantasía protectora, la necesidad de construir redes de apoyo ante los terremotos de la vida.
Irene Iborra es la primera mujer al frente de un largometraje de stop motion en España. La producción, rodada en Barcelona, cuenta con dos de los animadores más reconocidos del mundo, César Díaz (‘Isla de Perros’) y Tim Allen (‘La novia cadáver’), artistas que han trabajado con Wes Anderson y Tim Burton. También forma parte del equipo la directora de fotografía Isa de la Torre (‘Clay Kids’), y las voces infantiles de los protagonistas estarán acompañadas, entre otras, por las de la actriz Emma Suárez y el periodista Jordi Évole.
Sinopsis
Tras un desahucio inevitable y ayudados por la PAH, Olivia, su hermano pequeño Tim y su madre Íngrid ocupan un apartamento vacío en un barrio periférico. Íngrid, de naturaleza optimista, pierde toda su energía, por lo que Olivia se ve obligada a ocupar su lugar cuidando de ella misma y de Tim. Para ocultar su propio miedo y proteger a su hermano de la dura realidad, Olivia se inventa que están rodando una película.
Sin embargo, la angustia le genera unos terremotos extraños en los que cae sin fin. Pero, pronto, en torno a ellos se irá formando una familia-comunidad muy especial que le enseñará a levantarse tras las caídas y a navegar las adversidades. Porque no siempre podemos controlar lo que nos sucede, pero sí escoger la manera de vivirlo.

Coincidiendo con la celebración de los 8º Premios Quirino en Tenerife, Audiovisual451 pudo conversar con Mikel Mas, productor de ‘Olivia y el terremoto invisible’ por parte de Cornelius Films, sobre los pormenores de la producción y su inminente paso por Annecy.
Audiovisual451: ¿Cuál es el origen de este proyecto?
Mikel Mas: «La idea parte de la directora, Irene Iborra. Ella conoce a Maite Carranza, y de hecho, tienen una relación muy estrecha, porque Maite fue su profesora de guion. Entonces, Irene leyó su libro, ‘La película de la vida’, y se sintió muy interpelada por la historia, así que le preguntó a Maite si contemplaba la posibilidad de convertirlo en un largometraje de animación stop motion. Irene tiene una empresa llamada Citoplasmas, que está enfocada, precisamente, en el stop motion, por lo cual, tuvo muy claro desde el principio que esta era la técnica que quería emplear para hacer esta película.»
A451: ¿En qué momento se suma Cornelius Films?
M.M: «Yo conocí a Irene y a su socio, Eduard Puertas, en 2016, mientras estábamos preparándonos para producir la serie ‘Mironins’. En aquel momento, pensábamos hacerla en stop motion, y se lo consulté a ellos, para que me dijeran cuánto podía costar. Sus cálculos me llevaron a decidirme por el 2D, porque me pareció una malísima idea, pero, a partir de ahí, forjamos una relación. Años después, Irene me habló de ‘Olivia’, por primera vez, en el Festival de Annecy, mientras estaba allí para presentarse a una ayuda de guion, y me ofreció participar del proyecto. Entonces, llegamos a un acuerdo por el cual, si le terminaban concediendo aquella ayuda, yo le ayudaría a sacar adelante la película, y así fue. Ocho años después, vamos a estrenar en Annecy, lo cual me parece brutal.»
A451: Desahucios, pobreza infantil, salud mental… El mensaje es que la animación también sirve para abordar temas espinosos, ¿no?
M.M.: «Como productor, lo que más me atrajo de la película fue justamente esto. Tanto Irene como yo habíamos visto ‘La vida de Calabacín’, que también trata un tema muy duro, ya que cuenta la historia de un niño que mata a su madre, sin querer, y se queda huérfano, pero es capaz de acercar un drama como este al público infantil gracias a la animación stop motion. Decidimos seguir la misma estrategia y aplicarla a una cuestión que nos parece muy importante a todo el equipo, como es el problema de los desahucios, algo que no afecta solo a Barcelona, a Cataluña o a España, sino a muchos lugares del mundo. A día de hoy, también existen problemas de vivienda en Chile, en Francia o en Bélgica, y por eso los distintos coproductores se fueron sumando al proyecto. Como creemos que es un tema del que hay que hablar, queremos explicárselo también a los niños, que son quienes más difícil lo van a tener para acceder a la vivienda en el futuro.»
A451: Presentasteis el proyecto en Cartoon Movie 2020, después unisteis fuerzas con Vivement Lundi!… ¿Cómo fue el proceso para armar la coproducción?
M.M.: «De hecho, Cartoon Movie fue el lugar donde tuvimos el primer encuentro con la gente de Vivement Lundi!. Anteriormente, habíamos trabajado de la mano de una productora argentina, pero tuvieron que retirarse del proyecto porque no consiguieron los fondos necesarios, como consecuencia de la situación que se está viviendo allí desde hace ya tiempo, que es una auténtica pena, porque tienen profesionales maravillosos. Entonces, conocimos a Jean François Le Corre y a su equipo de Vivement Lundi!, y les gustó mucho el proyecto desde un principio, dado que se sentían muy interpelados por la temática de la película. A partir de ahí, se sumó también Panique! Production, que ya había trabajado con Vivement Lundi! en ‘La vida de Calabacín’.»
A451: Luego, vendrían Chile y Suiza también…
M.M.: «Así es. Tenemos relación con Pájaro desde hace ya tiempo, puesto que trabajamos juntos en ‘Mironins’, así que hablé del proyecto con Cristián Freire y Berni Ojeda, que son quienes se han encargado de toda la parte de arte en ‘Olivia’, y vimos que su incorporación era posible, a través de una ayuda del gobierno chileno. Los últimos en entrar, ya casi en plena postproducción, fueron los suizos de Nadasdy Film, de manera que estamos hablando de una coproducción entre cinco países y, en el caso de España, tres productoras, lo que hace un total de siete empresas diferentes. Una auténtica locura, desde luego.»

A451: Y falta por añadir a la lista a RTVE, 3Cat, À Punt o Movistar Plus+, lo que da una idea de lo complicado que debió ser el proceso de financiación…
M.M.: «Efectivamente, fue un trabajo muy complejo, y aunque parece que hemos tardado mucho en terminarlo, lo cierto es que este proyecto siempre ha gustado mucho, desde el principio. Lo más difícil no ha sido sumar a las televisiones, en ningún caso, dado que casi todas nos han acompañado desde el principio, salvo Televisión Española, que quizá tardó un poco más, pero tampoco demasiado. El presupuesto final de la película ronda los 4,2 millones de euros, porque optar por una fórmula como la coproducción siempre incrementa los costes, aunque pesa muchísimo más todo lo bueno que aporta, por supuesto.»
A451: ¿Qué dirías que es lo mejor que os ha aportado coproducir?
M.M.: «Pues, por ejemplo, si hemos conseguido estar en Annecy, es gracias a que muchos países diferentes han apoyado este proyecto, ya que eso es algo que tienen muy cuenta los festivales. También supone un gran aval trabajar con gente como Vivement Lundi! o Panique!, que tienen mucha experiencia en el terreno del stop motion. Sin ellos, el rodaje y la postproducción de un proyecto como este se nos hubiera hecho muy cuesta arriba.»
A451: Con ‘La vida de Calabacín’ como ejemplo, habéis conseguido formar un equipo con nombres tan potentes como César Díaz o Tim Allen…
M.M.: «Irene y Edu conocen muy bien a Tim, que, de hecho, ya trabajó con nosotros en el teaser de ‘Olivia’, porque siempre tuvo muchas ganas de involucrarse en este proyecto. Lo mismo les pasaba a César y a Isabel de la Torre, la directora de fotografía, con los que ha sido una gozada colaborar. Yo no he estado tan presente en el rodaje, pero, cuando hablaba con la directora y la jefa de producción, Susana Martín y Laura Aguado, me trasladaban que era una delicia trabajar con todos ellos. Muchas veces, se piensa que estos grandes animadores tienen muchas ínfulas, pero es todo lo contrario, siempre han remado a favor. Teníamos previsto empezar a rodar en marzo de 2024 para terminar antes de Navidad, y lo logramos, sin ningún retraso. Cuarenta personas nos metimos en una fábrica de Barcelona a finales de enero y salimos de allí en diciembre, con todos los riesgos que ello conlleva, pero no ocurrió nada, por suerte. Nuestro dinero nos costó, porque 4,2 millones de euros parece mucho, pero, al final, no es tanto e íbamos un poco justos.»
A451: ¿Cuánto tiempo os ha llevado la postproducción?
M.M.: «Empezamos nada más terminar el rodaje, en el mes de diciembre, y justo ahora, en mayo, estamos terminando la mezcla. En total, han sido cinco meses, así que no está mal.»
A451: ¿Qué supone para el proyecto competir, nada menos, que en Annecy?
M.M.: «Es un salto cualitativo brutal. Intuíamos que podíamos estar en Annecy gracias a que ya habíamos pasado antes por el Work In Progress, pero cuando nos enteramos de que éramos la única película española que había entrado en la Sección Oficial, nos quedamos realmente impresionados. En este momento, toca celebrarlo, porque llevamos un proyecto muy bien armado a nivel de distribución, con Pyramide Films como agente de ventas internacionales, distribución de KMBO en Francia, y de Filmax, en España. También fue en Annecy, el año pasado, donde alcanzamos ese acuerdo con Pyramide, mientras que Filmax nos lleva apoyando ya desde antes de que iniciáramos la preproducción. Entonces, esperamos que Annecy y algún otro festival más a nivel nacional supongan un empujón para que el estreno en España, a principios del mes de noviembre, sea potente.»

A451: ¿Qué otros proyectos tenéis sobre la mesa en Cornelius Films?
M.M.: «Mira que, cuando estábamos rodando ‘Olivia’, prometí que nunca más produciría un proyecto de stop motion, pero resulta que nos hemos unido, como coproductores minoritarios, a un proyecto mexicano que se titula ‘El origen de la experiencia’. Se trata de una coproducción con Hampa Studio, en España; La Corriente del Golfo, en México; Midralgar, en Francia; y la portuguesa Sardinha Em Lata, que se ha sumado recientemente. Y no es el único, porque tenemos entre manos otro largometraje, también en stop motion.»
A451: Ya se sabe, nunca digas nunca…
M.M.: «Toda la razón. Su título es ‘Hàbitat’, y lo lideran Anna Solanas y Marc Riba, que son otros de los genios de la animación stop motion que tenemos en Barcelona. Justo ahora, acabamos de conseguir una ayuda al desarrollo y estamos empezando a moverlo para ver si hay posibilidades de encontrar financiación. Además, hace muy poco también que hemos terminado ‘Mono’, un cortometraje de animación 2D que dirige Almudena Monzú, y que ha quedado precioso. En este caso, Elena Pomares es la directora de animación y los diseños son obra del ilustrador Óscar Perales y de su estudio, Óyeme. Aunque este año no hemos podido llegar a tiempo para presentarlo en condiciones en Annecy, esperamos poder iniciar pronto el recorrido por festivales, una vez que encontremos el distribuidor adecuado.»
A451: ¿Con qué expectativas has venido este año a los Premios Quirino?
M.M.: «Lo bueno que tienen los Quirino es que son como Annecy, pero en un ambiente mucho más cercano y relajado, por lo que es un buen lugar para hablar con las televisiones, sin las prisas que imperan en otros eventos. Este es el tercer año que vengo, y lo hago, sobre todo, para verme con los compañeros de Iberoamérica, como nuestros socios de Pájaro, en Chile, con los que estamos iniciando un nuevo proyecto del que daremos detalles en cuanto empecemos a tener financiación. Desde Cornelius Films, que cuenta con una parte de ficción además de la de animación, solemos asistir siempre al Festival de Berlín, a los Premios Quirino, al Festival de Annecy y al Festival de San Sebastián. Son solo cuatro foros, pero suponen una faena más que suficiente, y sobre todo, en lugares como los Quirino, a veces suceden cosas que no pasan en los grandes mercados, así que por eso gustan tanto. Ojalá ‘Olivia’ esté nominada al año que viene.»



